miércoles, 2 de mayo de 2012

Capítulo 16.



-Gracias a Dios.

Él asintió débilmente con la cabeza y luego se quitó la camisa. Alex deslizó los dedos con ansia por el abdomen de Danny. Una serie de estremecimientos le recorrieron el vientre, la espalda, la polla. Gimió. Su erección, tan condenadamente dura en ese momento, podría taladrar el metal. ¿Le quedaría realmente algo de sangre en el cerebro? Estaba convencido de que toda se le había concentrado en el pene.

Se bajó la cremallera de un tirón y liberó la erección de su confinamiento. Se sumergió en el paraíso que eran las manos de Alex. Ella lo acarició suavemente, provocándolo. Él no necesitaba más persuasión... ni deseo. Tenía que detener eso de alguna manera. Pero con la sangre hirviendo y el sentido común cegado por el deseo que dominaba sus sentidos, Danny no tenía ni idea de cómo impedir algo que anhelaba tanto.

Le tembló la mano cuando se bajó los pantalones hasta las caderas. Cubrió a Alex con su cuerpo y capturó su boca con un beso devorador, entre jadeos entrecortados y gemidos. Alex le dio la bienvenida, le rodeó el cuello con los brazos y le acarició la espalda y los hombros, arqueando las caderas hacia él.

El condón estaba a sólo medio metro. Podía abrirlo, ponérselo, penetrarla... y verse envuelto por su dulce calidez; poseería una parte de ella que ningún hombre tendría jamás. Sólo de pensarlo, se le contrajo el vientre de pura ansia voraz. «Detente. ¡Detente ya!».

Danny interrumpió el beso y gimió al sentir la ansiosa boca de Alex abriéndose paso hasta el hueco del cuello. De alguna manera, consiguió bajar las manos y apretar su pene contra los húmedos y cálidos pliegues prohibidos de su sexo. Maldición, estaba mojada. Y muy caliente. Tan caliente que estaba a punto de hacerlo estallar en llamas. Y cuando Alex se contoneó contra él... ¡Dios!

-Detenme -la voz de Danny sonó ronca y grave.

Todo lo que ella hizo fue sonreír y alzó las piernas, ciñéndolas en torno a sus caderas. Danny comenzó a sudar por todo el cuerpo; la frente, la espalda, el pecho se le humedeció. Alex lo estaba matando lentamente, tentándole con todo lo que él quería y no debería tomar.

Incapaz de detenerse, se frotó contra ella, rozándole el clítoris con su longitud. El jadeo de Alex fue directo a su miembro. No hacía falta tener mucha imaginación para imaginar a Alex rodeándole con las piernas, arañándole la espalda, mientras la penetraba profundamente, sumergiéndose en su calor.

Danny tragó aire, luchando contra la visión. ¿Qué demonios le sucedía? En doce años, jamás se había sentido seriamente tentado de follar a una mujer él solo, ni en su sexo. Jamás había mantenido relaciones sexuales sin protección. Bueno, tenía el condón a medio metro, pero en ese momento, le suponía un esfuerzo hercúleo cogerlo y ponérselo. Por no decir que necesitaría mucho más que ese esfuerzo y el doble de la fuerza de voluntad que tenía, levantarse y marcharse de allí.

¿Dónde demonios estaba Harry? Apoyándose en los brazos, bajó la mirada a una Alex ruborizada que le daba la bienvenida. Estaba en graves problemas. Y sospechaba que si Harry estuviera allí, él sólo lo animaría a cometer una estupidez. «Algo inconcebible». Apretando los dientes, retrocedió y cogió el condón. Ya estaba en el infierno. No merecía ni a Alex ni a su inocencia. Pero allí estaba ella, yaciendo delante de él, y tenía que penetrarla -en algún lugar, como fuera-ya.

Pero si le arrebataba la virginidad, por mucho que ella lo deseara en ese momento, ¿no le arruinaría la vida? Comenzó a ponerse el condón y volvió a mirar la dulce cara femenina. Alex no tenía miedo, pero debería tenerlo. El control de Danny dependía de un hilo mientras le sujetaba las curvas y le echaba las piernas hacia atrás, levantándole las caderas.

La ardiente mirada masculina vagó por los pechos y los pezones hinchados de Alex, por la suave piel de su vientre, por la carne roja y excitada de su sexo, por la fruncida piel recubierta de lubricante que protegía su ano, tanto más visible cuanto más le echaba las piernas hacia atrás.

-¿Danny? -dijo Harry desde la puerta.

Su primo le estaba preguntando qué pensaba hacer. Danny giró apenas la cabeza para buscar y sostener la mirada de Harry. ¿Qué coño podía decirle? ¿Que estaba muy tentado de romper todas las reglas? Alex no era una mujer más. Si la poseía en ese momento, no pertenecería a ningún otro hombre, no habría nadie más que se responsabilizara si algo salía mal. Al menos en ese momento, ella le pertenecía. Sólo a él.

-Yo me he ofrecido -aclaró Alex suavemente-. Le he pedido que me haga el amor. Quiero que sea el primero.

La sonrisa de Harry era condenadoramente cegadora cuando entró en la estancia, se sentó en el sofá y agarró la mano de Alex.

-Un precioso regalo. No sé si Danny te lo habrá dicho, pero se siente honrado y excitado.

Danny le dirigió a su primo una mirada aviesa.

-No he aceptado.

Arqueando la ceja, Harry miró la postura en que se encontraban, la manera en que Alex se abría, dándole la bienvenida a la polla de Danny que se erguía preparada hacia su sexo.

Danny soltó un suspiro tembloroso. De hecho, tampoco había rechazado la oferta de Alex. Tenía que hacer algo. «Ya». La necesidad que burbujeaba en su vientre estaba a punto de estallar. Un fiero deseo le recorrió el cuerpo que parecía haber descargado un torrente de adrenalina directamente a su pene. Tenía tal opresión en el pecho que le costaba trabajo respirar.

Intentando desterrar todas las voces, dudas y miedos que tenía en la cabeza, Danny cogió su miembro con la mano y se acercó más, cerrando los ojos. «Suya». Alex podía ser suya. En diez segundos. Danny

-¡Maldita sea! -gruñó.

Volvió a colocarla en la posición anterior, subiéndole las piernas de tal manera que ahora descansaban sobre sus hombros, se ubicó y comenzó a empujar.....

En su ano.
Alex soltó un grito ahogado de sorpresa y agrandó los ojos color avellana.

-¿Danny?

-¿Qué diablos haces? -gritó Harry.

Cada vez más tenso con cada centímetro que empujaba dentro del pasaje apretado de Alex, con los tendones del cuello sobresaliendo, los músculos de los brazos temblando, asaltado por las asombrosas sensaciones de ser envuelto lentamente por la carne lubricada y apretada de Alex, Danny apenas podía pronunciar una palabra.

-Estoy follándola por el culo. Estoy salvándole la vida.

Harry lo miró como si quisiera golpearlo aunque no lo hizo. «Aquello también era jodidamente bueno». Cuanto más penetraba en el cuerpo de Alex, más se le obnubilaba la mente. ¿Era un gong lo que sonaba en su corazón? Alex era como un puño caliente en torno a su polla, un puño cada vez más cerrado alrededor de su miembro.

-¡Danny! -gritó ella.

-Casi estoy dentro.
El sudor cubría ahora el cuerpo de Danny. El deseo de bombearla con un ritmo infernal durante mucho tiempo lo avasalló. Se contuvo, decidido a proceder con lentitud y disfrutar del paraíso que era estar dentro de Alex.

Ella respiraba de manera entrecortada.

-Detente. No puedo tomar más.

-Por favor. Por favor, gatita. ¡Oh, Dios! -Se moriría si no podía hundirse por completo en ella.

Pero al ver que Alex cerraba los ojos y hacia una mueca, se retiró un poco. Antes de que pudiera retirarse del todo, ella estiró las manos y lo agarró por los hombros. Bajando las piernas, ella se arqueó y se contorsionó. Incapaz de resistirse a cualquier cálida promesa de Alex, Danny empujó con fuerza. Se deslizó por completo en ella con un gemido largo y ronco.

-Gatita, sí. Ya está. Tómame. Toma todo lo que tengo para ti.

La cabeza de Alex cayó hacia atrás con un quejido, su pelo castaño rojizo se extendió a su alrededor. Maldición, ella parecía una diosa tentadora y ardiente, una sirena atrayéndolo hacia el desastre, pero a él, realmente, le daba igual. Al menos moriría feliz, porque tras bombear en ella un par de veces, Danny se dio cuenta de que poseerla era una de las mejores experiencias de su vida.

Entonces Alex comenzó a juguetear con sus pezones y murmuró:

-Te siento en mi interior, tan duro. Sí. Oh... es como si fueras a romperme en dos. Pero ese dolor es... guau. -Alex jadeó cuando él volvió a penetrarla violentamente-. Me haces sentir viva.

Fue decir eso y que él perdiera el control. Danny comenzó a bombear en ella como si fuera un salvaje, deleitándose con la dureza de su propio cuerpo, con la flexibilidad del de ella, con esos gemidos que Alex emitía cada vez que él se hundía en su interior más y más profundamente. El deseo de correrse comenzó a vibrar en sus testículos. Santo Dios... él jamás había llegado al climax con tal rapidez. Estaba orgulloso de aguantar veinte minutos o más, con Alex no podía eludir el inevitable final tras sólo tres minutos. La sangre siguió bajando rauda, inundándole la polla y aumentando su sensibilidad.

-Danny -imploró ella-, ponte de rodillas. Necesito sentir tus caricias...

«¿Qué?». Él no podía procesar las palabras de Alex por los estremecimientos de placer que le bajaban por la espalda y el rugido ensordecedor que sentía en los oídos. La inminente pérdida de control era dulce y tan intensa que le estallaría la cabeza.

-Por favor -imploró de nuevo.

-Retírate y ponte de rodillas -ordenó Harry-. Arrodíllate y levanta sus caderas hacia ti.

Las palabras por fin llegaron a su mente. Se cambió de posición, negándose a perder el contacto.

-Harry. -Alex lo miró, cogiéndose los pezones entre los dedos para tirar de ellos.

«Oh, maldición». Verla acariciarse los pezones lo llevó más cerca del clímax, a un lugar donde era la necesidad quien decretaba cada envite. Su primo se deslizó de rodillas en el suelo, al lado de ellos y ahuecó los pechos de Alex con la palma de la mano, pellizcándole los pezones duros, rojos y apetecibles. Danny deseó inclinarse y succionarlos, pero no podía, no si quería seguir poseyéndola. Y tenía que seguir.

Alex era adictiva. Conociendo de primera mano lo celestial que era estar dentro de su culo, si volvía a ofrecerle su vagina, la poseería. Sin mediar palabra. Sin vacilaciones. Penetraría esos dulces y apretados pliegues y la reclamaría para él.

Harry se inclinó y succionó un pezón, y luego se dedicó al otro. Al mismo tiempo bajó la mano y mientras masajeaba la dura protuberancia de su clítoris le hundió un par de dedos en la vagina.

-¡Sí! -gritó ella.

Al instante, Danny sintió cómo se apretaba en torno a él, como comenzaba a latir. Oh, mierda, no iba a poder contenerse mucho más, ni siquiera por dos segundos.

-Ahora, Danny. ¡Ahora! ¡Follame!

El hombre salvaje que habitaba en su interior se liberó y acabó con la última brizna de control. Clavándole los dedos en las caderas arremetió contra ella con un envite tras otro. Su polla se estremeció. Alex gimió. Él intentó contenerse ante los ondeantes pulsos del cuerpo de Alex, ante la palpitante estrechez de su pasaje.

Alex gritó, y su cuerpo se convulsionó. Luego, con un rugido, Danny se sumergió en ella una última vez y alcanzó el orgasmo, estallando en un millón de pedazos mientras comenzaba a volar. Vio todo blanco...y la cara ruborizada de Alex que gritaba extasiada.

A Danny la pareció que la eyaculación duraba eternamente, que el placer se multiplicaba hasta el infinito. Nunca había sido así. Se sentía como si flotara, como si aquellos eternos momentos de éxtasis fueran a durar para siempre con solo quedarse dentro de ella. Sin soltarla jamás. Pero la realidad se entrometió con rapidez. Danny se retiró lentamente, y en el momento que lo hizo, sintió un vacío en su interior, instándolo a penetrarla de nuevo, a hundirse en aquel cuerpo y a no salir jamás. Alex era todo lo que necesitaba.

«Tómala. Reclámala. Quédatela».

¿Y luego qué? Ya había visto las consecuencias de un acto así. Lo había vivido. Y todavía tenía pesadillas por ello. Con un estremecimiento, Danny retrocedió y se quitó el condón. Cometió el error de mirar el rostro de Alex. Ella le brindó una sonrisa vacilante que le encogió el corazón. Sandeces. Ella sólo quería saber si él estaba bien, si había estremecido su mundo. No a lo primero y, absolutamente, sí a lo segundo. Y si se quedaba con ella una hora más, Alex ya no sonreiría. Estaría jodida...literalmente.

Ahora que había estado dentro de ella, mantenerse apartado de su sexo no iba a ser una opción. Si Alex permanecía allí una hora más, acabaría tumbada sobre sus espaldas, con el miembro de Danny profundamente enterrado en su interior. Y eso sería un gran error. Tener sexo con una virgen, incluso una tanta práctica como Alex, conducía por lo general a una imagen de encaje blanco y toallas a juego con monograma. Conllevaba pena, dolor y sufrimiento. Pero ella no tenía manera de saberlo. Se había ofrecido a él de manera espontánea, y, de repente, tuvo un horrible presentimiento: ella sentía algo por él, quizá incluso creía que lo amaba. Probablemente pensaba que podía «curarle». Imposible. Danny no estaba preparado para proporcionarle el final feliz que ella merecía.
Danny suspiró. Dios, se sintió como si tuviera mil años cuando se puso en pie y se subió los pantalones de golpe. Aquello era la única arma que tenia para asegurarse de que no le arruinaría la vida.
Miró a su primo.

-Alex es una auténtica tigresa, capaz de satisfacer a dos hombres sin apenas despeinarse. ¿Quién podía imaginar que bajo esa virginal fachada acechaba una mujer tan apasionada?

Alex se puso rígida y se lo quedó mirando como si Danny se hubiera transformado en un alienígena con tres cabezas.

Harry frunció el ceño.

-Vigila tus palabras.

Oh, por supuesto que lo haría. Utilizaría las más crueles de su repertorio. Alex no podía quedarse allí de ningún modo. No si quería seguir siendo virgen.

-Oh, no es mi intención ofenderte, gatita. Te agradezco que me ofrecieras tu virginidad, pero deberías reservarla para alguien a quien de veras le importes. Como sabes, no eres exactamente mi tipo.

Alex parpadeó, intentando comprenderlo.

-Dijiste que me deseabas. Que me deseabas mucho.

Danny se encogió de hombros.
-Sí, pero ya he saciado mi deseo. He estado en tu boca, en tu culo. Te he comido el coño, te lo he penetrado con los dedos. Puedo vivir sin follarlo.

Dios, ¿había dicho alguna vez una mentira más grande? El dolor asomó a los ojos de Alex cuando recogió las ropas y se cubrió de las miradas masculinas. Esa expresión tormentosa provocó un enorme agujero en el pecho de Danny. ¡Maldición! Pero Alex aún tenía que hacer las maletas, y él necesitaba que las hiciera ya.

-Sé que te dijimos que te quedaras con nosotros durante dos semanas, pero creo que ya estás preparada para cualquier cosa que Dougie quiera hacer contigo. Quiero decir que si lo que quieres es perfeccionar tus mamadas puedes quedarte para que nos corramos en tu boca más veces. O si lo que quieres es tener el culo más dilatado para aceptar una polla con más facilidad, podemos ayudarte. Pero si no..., no entiendo por qué deberías quedarte.

-¿Porque es hermosa y especial, y no otro simple cuerpo caliente? -gruñó Harry.

Danny les dirigió una mirada frívola.
-Claro. Por supuesto. Sólo pensé que ya habíamos conseguido nuestro propósito, al menos por mi parte. Creí que el sentimiento era mutuo.

-¿Mutuo? -Alex se quedó boquiabierta-. ¡Si acabo de ofrecerte mi virginidad! Y dijiste que penetrar en mí sería como estar en el cielo.

-Algo que sólo demuestra tu inocencia. Cualquier tío con una erección como la que yo tenía hubiera dicho eso. -Danny se encogió de hombros-. Supongo que consideras que esa virginidad tuya es una especie de premio gordo, y estoy seguro de que así será para Dougie. A mí no me gusta desvirgar a nadie. Es sucio, y siempre hay dolor, pero no la clase de dolor placentero. Las vírgenes no hacen más que quejarse y luego no suelen querer repetir, así que tienes que conformarte con su boca o su culo, hasta que también se quejan de eso...

-¡Cierra esa jodida boca! -Harry le agarró el brazo y se lo apretó. Parecía a punto de pegarle un puñetazo, y Danny acogió de buena gana la idea.

Se liberó con facilidad del agarre de su primo y observó cómo Alex se ponía la ropa con la rapidez de alguien que trataba de escapar de un incendio.

-¿Es eso todo lo que soy para ti? ¿Cuándo me miras, sólo ves a una virgen?

-¿Ahora mismo? Sí. Ya he poseído las demás partes de ti. ¿Qué más me queda?

Alex cerró los puños a los costados y se sonrojó llena de incredulidad.

-¿Qué ha sucedido con aquello de que lo importante de una mujer son sus impulsos, sus deseos y los fluidos sexuales que emanan de ella?

Él extendió la mano para acariciarle, para tocarla, y no se sorprendió cuando ella se echó hacia atrás de un salto.

-No eres tonta. Sabes que me excitas. Pero en lo más profundo de tu ser eres demasiado inocente.

-Dices eso como si fuera algo malo.

-Me gustan las mujeres más provocativas -dijo en tono de disculpa-. Llevo un tiempo tras una stripper. Pregúntale a Harry, la conoce. Tiene unas tetas enormes. Ah... y usa ligueros. Es una mujer muy sexy...

-Y tú no estás interesado en enseñarme más.

-¿Qué crees que te falta por saber? ¿Qué más quieres que te enseñemos?

Danny la observó mientras el rostro femenino reflejaba los pensamientos que le cruzaban por la mente, como si estuviera buscando algo que decir, algo con que hacerle tragar sus palabras.

Al final, Alex soltó un suspiro.

-Estás intentando ahuyentarme porque te da miedo mi virginidad.

-¿Por qué? No va a perseguirme para morderme.

-Me estaba refiriendo a las emociones que te provoca -escupió ella-. ¿He dado en el clavo?

Harry se acercó a ella en silencio y le pasó el brazo por los hombros.

-Tienes razón, cariño. Es un asno y sería mucho mejor para todos que se callara de una vez.

-Escuchen los dos. Estoy siendo sincero. -Se volvió hacia Harry-. ¿Acaso no andaba detrás de Kate antes de que viniera Alex?
-Aquí entre nosotros, a Kate no le gustas. Y a mí no me gusta ella.

-Contigo fuera de juego, Kate se fijará en mí. -Intentó brindarles una sonrisa radiante, lo que le resultó muy difícil cuando vio la expresión desolada de Alex-. He oído que tiene el sexo rasurado. ¿Te imaginas?

Alex se estremeció, las lágrimas le anegaron los ojos, amenazando con derramarse. Aunque él era el causante, no podía soportar verlas. Se dio la vuelta para ahuecar los cojines del sofá, y se quedó sorprendido cuando Alex le golpeó en el hombro. La miró y ella le dio un bofetón. Muy fuerte.

-Si todo eso que has dicho es cierto, eres un idiota de primera y yo desearía no haber venido nunca aquí. Si lo dices porque no eres capaz de permitir que se derrita ese sufrido corazón de hielo que tienes, no sólo eres un idiota, además eres un cobarde. A menos que logres superar el pasado, estarás solo el resto de tu vida, porque, algún día, Harry conocerá a una buena mujer, se casará con ella, y te abandonará para que te pudras solo en el infierno. Disfruta de tu sufrimiento, te lo tienes bien merecido.

Se dio la vuelta y se marchó. Victoria. Danny jamás se había sentido más miserable.

-Alex -la llamó Harry corriendo tras la rizada melena de cabello castaño rojizo que caía sobre su espalda-¡Cariño!

Pero ella no vaciló; ni siquiera se detuvo. Salió de la guarida, cruzó la casa hasta la habitación de Harry y luego cerró la puerta de un portazo. Danny se sobresaltó ante el sonido retumbante de la puerta, que rompió la tensa quietud.

-Estúpido hijo de perra -gruñó Harry-. Espero que estés satisfecho.

-No -dijo Danny duramente-. Pero es lo mejor.

-¿Para quién? ¡No para mí, desde luego! -dijo señalándose el pecho-. Alex es lo mejor que nos ha ocurrido, y tú lo has jodido todo. ¿Y por qué? Porque la quieres y no quieres arriesgarte a descubrir a otra Heather. Alex tiene razón, eres un cobarde.

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Chan, chan, chaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan, Danny cobarde D:!

perdón por haber tardado en subir, es mi culpa, no de Liz, si por ella fuera subiria toda la semana hahahaha, pero no se puede(?) SORRY, oksi...

En fin, espero les guste, y dejen MUCHOS comentarios y MUCHOS likes, ya que entre mas rapido comenten y todo eso, mas rapido subimos ;)

15+ likes!!
Los queremos ;)
Mrs. Y. Jones 
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Hahahahaha true! u.u

Por cierto, si tienen ganas de más Danny les recomiendo leer el fic de Yanan, 
When the rain stop falling.

Mrs. L. Poynter  :D

PD: No se les olvide que si quieren que les avisemos cuando subamos capítulos dejen su user de twitter o manden un tweet a @MissLPoynter

3 comentarios:

  1. Danny corbarde que buena actitud tomo Alex al darle la bofetada. Siganla pronto C:

    Atte: Fer

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  2. Fue genial lo que le dijo Alex a Danny, no puede ser más cobarrrrrde ¬¬
    Siganla, es genial :D

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  3. Dios, Alex tiene buenos ovarios para plantarle cara a Danny. Me encanta enserio.
    Mi twitter es @WithoutWorries_
    Un beso <33

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