viernes, 29 de junio de 2012

Capítulo 37


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Dos horas después, Alex estaba en el dormitorio, enfurruñada. Se daba cuenta de que ésa no era la actitud más madura. Pensaría con madurez: estaba preocupada por su padre y enfadada porque Harry y Danny se negaban a llevarla a verlo. Ok, puede que aquellos hombres tuvieran razón, ir corriendo al hospital podría ser peligroso. Pero ahora que ya no la estaban entreteniendo, la realidad atacaba de nuevo y estaba asustada. El coronel era su padre.

Tras hablar con Logan, volvió a sentirse asustada. Aterrada no sólo de perder al único padre que le quedaba y que ella tanto quería, sino de experimentar la misma pesadilla que había tenido todas las noches tras la explosión, preocupada de que alguien la estuviera persiguiendo.

Y, sin embargo, aquello no cambiaba nada. Quería ir al hospital para ver a su padre. Quería mirarle, tocarle y despedirse de él...por si acaso.

Danny y Harry apenas la dejaban ir al baño sin que uno de ellos la acompañara. Para empeorar las cosas, no podía odiarlos por hacer lo que hacían. Sabía que sólo pensaban en su seguridad. Al igual que habían sabido cómo proporcionarle un placer tan increíble.

Después de eso, Danny la había envuelto entre sus brazos y la había abrazado hasta que ella le dijo que la soltara, llena de cólera, frustración y miedo. ¿Cómo podía enfadarse tanto porque Danny quisiera tomar precauciones antes de llevarla al hospital?

-¿Quieres comer algo? -le dijo Harry suavemente desde la puerta del dormitorio.

-No.

Entró con paso arrastrado en la habitación y le puso las manos con suavidad sobre los hombros.

-Cariño, tienes que comer algo. Te saltaste el desayuno.

-Me olvidé.

Harry se aclaró la garganta.

-Llevas un rato molesta. Me partes el corazón. Vas a acabar con este pobre anciano.

«Anciano». Alex soltó un bufido. Bueno, puede que tuviera más años que ella, pero era un encanto.

-Te haré una manzana flameada con brandy para el postre.

Oh, aquel hombre sabía jugar sucio. Pero ella no se iba a dejar embaucar. Además, cada vez' que pensaba en su padre tumbado en una cama del hospital, conectado a tubos y monitores, su estómago vacío se rebelaba. No quería ni imaginar los resultados si se ponía a comer los suculentos manjares de Harry.

Negó tercamente con la cabeza.

Oyó pasos. Se giró para ver a Danny empujando a su primo a un lado. El puso los brazos en jarras.

-Este es el trato. Comerás algo, aunque sea algo ligero para que mantengas las fuerzas, y luego hablaremos.

-¿Sobre qué? Ya hemos hablado hoy, dos veces, en el lenguaje que mejor entiendes: follando.

Danny contuvo una sonrisa.

-Si lo que pretendías era insultarme, has fallado. Me siento halagado.

-Era lo que se podía esperar de ti -masculló ella.

-Ves, Morgan, ya te lo dije, Alex es una terrible compañía.

Alex giró la cabeza con tanta rapidez que casi se mareó. Sí, allí estaba Morgan Colé, la esposa de uno de los mejores amigos de Danny, una mujer que ella sabía que él se había llevado a la cama. ¿Y Danny pensaba que ella querría la compañía de Morgan?

Aunque no supiera que su hombre y aquella hermosa pelirroja habían jugado a los ménages, habría sentido resentimiento contra ella. Era hermosa, curvilínea, muy femenina, sin olvidar que era una celebridad y que sabía vestir muy bien. Seguramente sería lista y ocurrente, y admirada por cada hombre que conocía.

En algunas ocasiones, la vida era una mierda.

-Que te den -murmuró.

-¿Dónde? -preguntó Danny-. No importa. Me hago una ligera idea.

-Vete.

Por el rabillo del ojo, Alex vio a Morgan.

Él le susurró a la pelirroja:
-Lo más probable es que no quiera jugar a disfrazarse contigo para ir al hospital.

«¿Al hospital?».

Se puso en pie y corrió hacia él.

-¿Has dicho ir al...?

Danny la agarró y la interrumpió con un beso duro en la boca.

-Al hospital. Sí. Ya lo he arreglado todo, pero hay reglas -le advirtió.

Alex asintió con impaciencia. No le importaba cuáles fueran. Iba a ver a su padre. Le cogería de la mano, hablaría con él, lo besaría en la mejilla, y esperaría con todo su ser a que su presencia allí le ayudara en algo.

-Lo que sea.

-Ah, es una respuesta interesante. La reservaré para más adelante -dijo, guiñándole el ojo-. Morgan te ayudará a disfrazarte. Ha traído una peluca, maquillaje y ropa adecuada. Nos iremos después de que se ponga el sol. Si alguien te pregunta algo, debes decir que vas a visitar a una amiga que acaba de dar a luz. Dispondrás de quince minutos, ni uno más. Yo estaré allí. Logan y Jack, también. Puede que también esté Hunter, ha llegado hace poco de una misión secreta. Pero no puedes desviarte del plan. No te lo permitiremos. No vamos a dejar que te ocurra nada. ¿Entendido?

-Sí. -

Las lágrimas anegaron sus ojos, y, a la vez, el profundo amor que sentía por él le oprimió el pecho. Estaba dispuesto a dejarla ir al hospital a pesar de estar claramente preocupado por ella. Dios, estaba locamente enamorada de aquel hombre. ¿Le abriría en algún momento aquella parte de su alma, de su pasado? ¿Alguna vez le devolvería su amor? Alex no se consideraba una cobarde, pero aquélla era una pregunta de la que no estaba segura de querer saber la respuesta.

Vestida con una peluca corta de color castaño y ropas conservadoras que parecían salidas del catálogo de Land's End, Alex entró en el hospital acompañada de Morgan. Jack y Danny las seguían, camuflados en las sombras, pero lo suficientemente cerca como para arrancar los brazos a quien se metiera con ellas.

Estaba segura de que se estaban pasando. No, estaban siendo paranoicos. ¿Quién querría hacerle daño y por qué? Sí, era extraño que alguien hubiera estado llamándola desde un teléfono imposible de localizar, negándose a dejar mensajes, pero ¿por qué tenía que ser un acosador? La verdad era que su padre tenía muchos más enemigos de los que ella pensaba. Y si alguien quería hacerle daño a ella, ¿por qué hacer explotar la casa de su padre? Aquellas llamadas tenían que ser de alguno de aquellos idiotas deseosos de airear más trapos sucios de Dougie. Pero por la tranquilidad de Danny y para ver a su padre, Alex se había prestado a formar parte de aquella pantomima.

A Jack y a Danny no se les escapaba nada. «Nada en absoluto». Alex estaba acostumbrada a tener hombres así a su alrededor, pero ellos... no le sorprendería el hecho de que tomaran nota del número de calzado del ordenanza o de la marca de los fluorescentes del techo. Al parecer, habían consultado los planos del hospital por adelantado o algo por el estilo.

Tras entrar en el edificio, fueron directamente a la sala de maternidad, luego se metieron en una escalera de servicio y cogieron el único ascensor de personal. Momentos después, salieron a un pasillo sólo para personal autorizado donde esperaban un guarda de seguridad que estrechó la mano de Danny.

Luego accedieron a un corto pasillo que daba a la habitación de su padre. Alex casi se desmoronó ante la imagen. Él parecía tan... frágil. Todavía conservaba los músculos y el bronceado del verano, pero parecía pequeño con todos los monitores, tubos y máquinas que rodeaban aquella cama estéril y cuyos pitidos ahogaban su respiración débil. Su pelo canoso había sido rapado por completo. Parecía como si no fuera su padre, no había movido ni un músculo en los dos minutos que ella llevaba mirándolo.

-Ven acá, gatita -susurró Danny, desrizándole el brazo protectoramente alrededor de los hombros-. Lo haremos juntos.

La condujo a la única silla de la habitación. Alex vio que Jack cerraba la puerta y se quedaba fuera, bien para hacer guardia o para darles privacidad. Morgan acompañó a su marido, dejando a Alex y a Danny a solas con el coronel. Danny se sentó y la atrajo hacia su regazo.

Alex no lloraba. Eso sólo disgustaría al coronel si estuviera consciente. Y no le haría ningún bien, no importaba lo mucho que deseara echarse a llorar. Así que extendió el brazo para tomar la mano laxa de su padre entre las suyas y la apretó.

-Hola, papá. Espero que puedas oírme. Quiero que te pongas bien, por favor. La vida no es igual sin ti soltando órdenes. -Intentó sonreír.

Alex vaciló al no haber respuesta. No era que esperase una. Aun así, en el fondo de su corazón había esperado que se recobrase milagrosamente del coma al oír su voz, pero eso sólo ocurría en las películas. Y, últimamente, su vida era todo menos eso. De cualquier manera, se alegraba de verle. Era un alivio observar cómo su pecho subía y bajaba.

-Señor -Danny se dirigió a él con respeto-, estoy cuidando de su hija.

-¿Y qué más estás haciendo con ella? -dijo una voz con tono afilado desde la puerta. Hunter.

El hermano mayor de Alex era todo lo que ella no era. Frío y controlado. Serio y aparentemente carente de sentido del humor. Hunter siempre había sabido con exactitud qué quería de la vida, qué no quería, y cómo superar los obstáculos que se interponían en su camino. No hacía amigos fácilmente, pero la gente siempre lo temía y lo respetaba. Por lo general, la propia Alex se contaba entre estos últimos. Pero no en ese momento cuando aquella pregunta mordaz había conseguido cabrearla.

-Bien, hola a ti también, hermanito. Me alegro de verte. Han sido cuantos... ¿cuatro meses? Y las primeras palabras que salen de tu boca ni siquiera son para mí.

Cualquier persona normal la habría mirado con el ceño fruncido. Hunter parecía muy sereno. En secreto, Alex había apodado a sus hermanos hielo y fuego. Logan era de los que se enfurecía hasta que su temperamento explotaba y perdía el control. Hunter, por el contrario, era demasiado controlado y tranquilo. Nadie podía ver qué se escondía bajo aquella fachada.

-Hola, hermanita. Habría sido un poco más amable si pudiera saber con exactitud por qué llevas una peluca y estás sentada sobre el regazo de ese depravado hijo de perra.

Bajo ella, Danny se tensó.

Alex se puso en pie.

-Alto. No voy a discutir contigo de esto ahora. Y no creo que lo vaya a hacer nunca. Ya he hablado con Logan sobre el tema, y le he dicho que mi vida sexual no es asunto de nadie. Si no has hablado con nuestro querido hermano...

-He llegado esta misma tarde.

-Cuando me vaya, puede ponerte al tanto. Hasta entonces, cierra el pico. Sólo tengo unos pocos minutos para estar con papá, y que me condenen si voy a pasarlos discutiendo contigo.

-¿Unos minutos? -Hunter se apoyó contra la pared, cruzando unos bíceps inmensos sobre el pecho-. ¿Ese es el tiempo que Daniel y su primo te dejan salir de la cama?

Alex estuvo segura de que Danny se había mordido la lengua para evitar comenzar una pelea en el hospital. Gracias a Dios había un hombre en su vida con algo de sentido común en ese momento.

-Escucha. Es muy posible que tu hermana corra peligro. Logan te lo contará todo. El ha estado de acuerdo en que Alex se quede conmigo, bien escondida. Es la mejor alternativa.

Hunter no se arredró.

-Ahora que estoy de vuelta, cuidaré de mi hermana. Tengo mi propio lugar seguro.

Danny deslizó un brazo alrededor de la cintura de Alex.

-¿Y cómo sabes que es eso lo que ella quiere?

Un músculo palpitó en la mejilla de Hunter.

-¿Alex?

-Danny me está protegiendo. Estoy aquí para ver a papá. No voy a discutir de ninguna otra cosa contigo en este momento.

-¿Sabes en qué te estás metiendo?

Alex lo fulminó con una mirada que pretendía mostrar más confianza de la que en verdad sentía.

-Perfectamente, gracias.

-¿Quieres explicarme por qué, si he visto a Dougie Poynter haciendo el ridículo en todos los medios de comunicación, diciendo que eres su prometida y la futura reina del pop, estás con el señor Ménage?

¿Dougie seguía insistiendo en que iba a casarse con ella? Al haber estado aislada en medio del pantano y muy «ocupada», no había prestado atención a las noticias. Dios, Dougie debía estar desesperado por cambiar de vida, pero aún no se había dado cuenta de que ella no podía hacerlo por él.

-¿Ha salido en las noticias del extranjero?

-Sale en todos lados.

Negando con la cabeza, le explicó:
-Rompí con él. Al parecer, aún no lo ha aceptado. No necesita una esposa; necesita un apoyo. Y no quiero discutir más sobre ello. Dime, ¿qué sabes sobre el estado de papá?

Hunter vaciló brevemente. Conociéndole como lo conocía, debía de estar manteniendo un debate consigo mismo sobre si dejar pasar o no el tema de la vida amorosa de Alex. Al final, dijo:

-Logan me llamó esta mañana nada más llegar. Estuve hablando con el médico antes de venir. No ha habido cambios desde esta mañana.

Bueno, eso era de esperar. Un coma era un coma.

Alex suspiró y se acercó a su padre, sentándose en el borde de la cama a su lado.

-Papá, tienes que ponerte bien. No podría soportar que...

No, no podía decirle eso, sería como aceptar que podía llegar a ocurrir. Así que lo besó en la mejilla y luego le susurró que le quería al oído.

Jack asomó la cabeza por la puerta.

-Alex, es hora de irse. Se acerca el cambio de guardia y ya es completamente de noche. Tenemos que irnos mientras podamos.

Ahora que había llegado el momento de partir, Alex no quería irse.

-¿Son realmente necesarias tantas precauciones?

-Sí -dijeron Jack y Danny al unísono con un tono de voz que no daba pie a replicar.

Alex suspiró. Odiaba comportarse como una niña mimada y esconderse, pero de esa manera Hunter y Logan podían velar por su padre, en vez de tener que vigilarla a ella... por si acaso.

-Bien. Ustedes ganan,

Tras darle a su padre otro beso en la mejilla, y un rígido abrazo a Hunter, Alex permitió que Danny la escoltara a la puerta. Para salir del hospital, siguieron otra ruta diferente. Acabaron frente a la tienda de regalos de un hotel, llena de periódicos y revistas de actualidad. Y justo enfrente había una foto de Dougie y ella la noche que él había anunciado el compromiso en Houston. El titular rezaba «¿Habrá boda?».

Antes de que Danny la sacara a rastras de allí, ella se metió en la tienda, cogió la revista y comenzó a hojearla. Distintas fotos mostraban ' a Dougie sonriente -casi de manera frenética- y negando la ruptura del compromiso, insistiendo en que ella era la única mujer de su vida. Había una pequeña reseña sobre la explosión, pero poco más. La revista estaba mucho más interesada en saber si Dougie había dejado atrás sus desenfrenos, o si las ventas del próximo disco se verían perjudicadas ahora que parecía perturbado e inestable. Había una foto de catálogo de Dougie en el programa de Oprah, con aspecto frenético y preocupado, lo que confirmaba el errático comportamiento de Dougie. Era como si hubiera perdido contacto con la realidad.

Danny le arrancó la revista de la mano y la colocó en su sitio.

-No leas esa mierda. Tú, más que nadie, sabes que es mentira.

-¿Qué diablos está haciendo Dougie? Rompí el compromiso. Envié el comunicado a todos los periódicos que se me ocurrió. Danny apretó los dientes mientras la guiaba fuera de la tienda hacia el coche. Jack los seguía con Morgan de la mano.

-Algunos periódicos han hecho caso omiso a tu correo. Han dicho que es un bulo.

-¡Maldición! También se lo envié a Dougie. Le dije que lo dejaba. Sabe que fui yo quien envió ese correo electrónico.

-Sí, bien, pues él no piensa lo mismo.

Alex se mordió el interior de las mejillas cuando Danny la urgió a meterse en el coche, observando con atención cada centímetro del aparcamiento. Lo más probable era que viera hasta las hormigas en las grietas del pavimento. Jack palmeó el hombro de Danny y se fue con su bella esposa.

¿Qué demonios podía hacer ella? No podía detener toda aquella locura de Dougie con la prensa...Cuando dejara el pantano, no quería que aquellos buitres con cámara acamparan ante su puerta noche y día. Y aquello no podía hacerle ningún bien a Dougie.

-Lo que sea que estés pensando -le advirtió Danny mientras se sentaba en el asiento del conductor y cerraba la puerta-, la respuesta es no.
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¡PERO QUE ODIOSO ES HUNTER! :@ Y a Dougie que rayos le pasa!!!

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Los queremos ;)

Mrs. L. Poynter & Mrs. Y. Jones

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martes, 19 de junio de 2012

Capítulo 36


Danny se tumbó en la cama y rodó hasta situarse sobre ella. La miró fijamente. Estaba hermosísima a pesar de su mirada afligida. El dolor de Alex le oprimió el pecho.

Harry gateó al otro lado de la cama, y colocó su mano sobre uno de los pechos de Alex.

-Necesito esto, te necesito.

-Lo sabemos. Necesitas sentirte viva, cariño. Nosotros nos ocuparemos de que así sea.

Tras decir eso, Harry deslizó los pulgares sobre los pezones, que se endurecieron y enrojecieron. Hermosos y seductores, era una imagen irresistible. Hubo una carrera por ver cuál de los dos conseguía chupar primero aquellos brotes tentadores. Danny creyó haber ganado. Sobre todo cuando ella contuvo el aliento y se arqueó hacia ellos.

Sus pobres pezones tenían que estar doloridos. Y él intentó ser suave. Era algo difícil cuando aquellos dulces brotes se ponían cada vez más duros contra sus lenguas. Cada vez que los lamían, succionaban o pellizcaban con los dientes, se endurecían más.

-Me gusta -gimió ella.

Sí, su voz había perdido su suavidad. Era ronca, un poco áspera. «Perfecta». Pero a pesar de lo mucho que le gustaban las duras bayas de sus pechos, se moría de ganas por degustar su verdadero sabor. Bajando la mirada por su cuerpo, se sorprendió al ver la mano de Harry entre sus muslos y a Alex arquear las caderas en busca del toque provocador de su hermano.

Poniéndose duro al instante, observó cómo ella comenzaba a jadear. Aquella respiración entrecortada llenó la habitación. Harry continuó tentándola, rozándole el clítoris, hundiendo los dedos en su canal, acariciando los pliegues de su sexo, explorando el interior de su sexo para frotar sin piedad su punto G.

Danny olió su esencia: melocotones, azúcar moreno, almizcle. Lo condujo a la locura. La impaciencia pudo con él.

-Deprisa, déjame lamerla, conseguiré que se corra.

Sin interrumpirse, Harry arqueó una ceja.

-Me estoy divirtiendo.

-No se trata de ti.

-Tampoco se trata de ti. Se trata de conseguir que se olvide de todo.

-Oh, confía en mí. Lo haré.

Harry se interrumpió. Alex gimió y se retorció.

-¿Quieres volver a estar en su interior?

«No, maldita sea».

-Entre otras cosas -contestó Danny.

-¡Deja de hablar y hazlo de una vez! -les exigió ella entre jadeos.

Su hermano acató su orden y volvió a aplicarse a la tarea. Danny lo observó, excitado hasta lo indecible. Dios, era preciosa. Esas mejillas sonrosadas, aquellos labios ligeramente separados, los ojos entrecerrados por la pasión. Los hombres habían escrito sonetos sobre mujeres como ella, y ahora podía comprender por qué. Alex no era simplemente hermosa, era también una mujer de armas tomar. Sabía lo que quería. Era algo que Danny respetaba. La entendía. Además no temía la profesión de él... ni le pedía que lo dejara. Él había conocido a ambos tipos de mujeres antes y no podía soportarlas. Alex era... simplemente ella misma, no se arredraba ante nada. Por supuesto, tenía sus momentos emocionales, pero no se dejaba llevar por los nervios. Su mujer era como acero revestido de seda. Y sí, era suya.

Danny se inclinó sobre ella y saqueó su boca con un beso desesperado. Alex abrió los labios para él y gimió. Sus labios vibraron con el sonido. Su erección palpitó en respuesta. La impaciencia de saborearla con la lengua volvió a bombardearlo de nuevo. Interrumpió el beso y le murmuró al oído:

-Córrete para Harry, gatita.

Ella asintió débilmente con la cabeza y levantó las caderas, estaba cerca de alcanzar el climax, pero no lo suficiente.

-¿Te duele el deseo que sientes? ¿Estás ardiendo? -le preguntó Danny-. Ya veo que sí -respondió por ella-. Pues en el momento en que dejes de correrte, voy a bajar a tu sexo y a tomarte con la boca. Él sólo está consiguiendo que estés mojada y jugosa para mí -le mordisqueó el lóbulo de la oreja-. Una vez que esté allí, vas a darme más de ese néctar, ¿verdad?

-Sí, ¡sí! -gritó Alex mientras su cuerpo se elevaba hacia el climax. Echó la cabeza hacia atrás, arqueando el cuello; las enrojecidas cimas de sus pechos se irguieron en el aire mientras gemía con satisfacción.

Harry asaltó al instante sus pezones, chupándolos y mordisqueándolos. Sólo para asegurarse de que Alex no pensaba en sus problemas, Danny metió la mano en el bolsillo y sacó las pinzas para pezones que hizo bailar delante de la cara de Harry.

-¿Sabes qué es esto?

Harry las observó fijamente con una mirada voraz y se las arrebató a Danny de la mano lleno de excitación, como un niño con un juguete nuevo.

-Ya me parecía a mí que lo sabrías. -Danny le brindó a su hermano una amplia sonrisa.

Luego comenzó a lamer el cuerpo de Alex. No jugó con ella ni la hizo esperar. Le ahorró el sufrimiento. O quizá se lo ahorró a sí mismo, que estaba ansioso por paladear de nuevo su dulce sabor y oír aquellos jadeos ininterrumpidos que ella emitía cuando se sentía arrebatada por el deseo. Arrodillándose ante ella, Danny la abrió con los pulgares y se hundió en aquel espeso néctar femenino. «Mmm». La tomó con la boca; manteniéndole separados los muslos, empujando los hombros entre sus piernas con cada arremetida de su lengua. En aquel momento, la vida no podía ser mejor.

De repente, ella se puso rígida y jadeó... y no sólo de placer. Con una mirada turbia, levantó la cabeza para ver que Harry le había colocado las pinzas en los pezones.

-No son tan dolorosas como parecen -la tranquilizó Harry -. Espera unos minutos.

Danny miró a su hermano a regañadientes, luego volvió a centrar su atención en Alex.

-¿Te hacen demasiado daño, gatita?

Alex tenía la mirada perdida, dilatada... llena de deseo. La vio morderse el labio, conteniendo un grito.

-¿Gatita?

-Penétrame -dijo entre jadeos-. Penétrame ya.

Danny frunció el ceño, luego le pasó la lengua por la entrada de la vagina y el clítoris.

-Pero aún no estás preparada para...

-¡Ya!

Alex era más exigente cuanto más excitada estaba. A Danny le encantaba.

Gateando encima de la cama, se alzó sobre el cuerpo femenino y se deslizó en ella con un golpe certero que la hizo lanzar un largo y sonoro gemido, un sonido que le tensó los testículos. Al parecer provocó la misma reacción en Harry, pues lo oyó maldecir.

-Siií. -Alex le dirigió una mirada que decía «fóllame sin parar».

Danny estaba más que encantado de complacerla. Antes de poder dedicarse por entero a la tarea, ella le brindó a Harry aquella mirada exigente.

-Ven aquí -le dijo Alex a su hermano señalando un lugar en el colchón junto a ella.

Harry se acercó con rapidez... y ella le recompensó girando la cabeza, abriendo la boca y conduciendo su miembro al fondo de su garganta. La imagen consiguió que Danny se sintiera invadido por el deseo y el resentimiento. El rostro lleno de éxtasis de su hermano no era algo que él pudiera ignorar. Danny sabía con exactitud por qué le gustaba compartir a las mujeres. Pero no por primera vez, se preguntó por qué le gustaba a Harry. Por qué no hacía el amor -por qué no follaba- él solo con una mujer. Pero llevaba años diciéndole que jamás se casaría con una, que no quería tener una mujer para él solo. Quería que fueran tres, y había estado buscando a la mujer que los complementaran a los dos. « ¿Por qué?».

Alex gimió.

-Tómala -le ordenó Harry -. Llénala.

Dios, la voz de su hermano era solemne, casi como si... significara que para él era algo más que sexo fantástico. ¿Estaría Harry también enamorado de Alex? No sería de extrañar. Pero Danny no podía pensar en eso ahora, no cuando ella arqueaba las caderas hacia él, oprimiéndolo en su interior, transformando la necesidad que sentía en el pene en un deseo puro y líquido.

Danny se retiró y volvió a zambullirse en ella, extasiado ante la sensación de ella en torno a su miembro. Maldición, era sedosa y perfecta. Jamás había sentido algo así, algo como ella. Y apostaría su alma a que jamás lo haría en el futuro.

Danny le dio todo, todo lo que tenía... bombeándola, llenándola, embistiéndola. El deseo comenzó a inundarlo, tensándole los testículos. Apretó los dientes. Quería que ella se corriera primero, maldita sea. Si tenía que morderse la lengua para asegurarse de que ella alcanzaba antes la satisfacción, lo haría.

Harry enterró los dedos en el pelo de Alex. Por el ángulo en que tenía la cabeza, tenía que estar doblándole el cuello, pero ella sólo siguió succionándole.

-Sí. Sí. ¡Dios mío, sí! - Harry comenzó a gemir.

Danny entendía perfectamente lo que sentía.

Alex también gimió, se arqueó hacia él, se cerró en torno a su miembro y las paredes de su vagina comenzaron a contraerse. Oh, santa madre de... no pudo contener la gigantesca oleada de sensaciones que atravesaron sus sentidos, dejándolo indefenso. La penetró de nuevo hasta el fondo con un solo propósito. Y ella le salió al encuentro.

A pesar de estar él mismo al borde de la locura, Harry observó cómo ella contenía el aliento y temblaba. Cuando Alex comenzó a estremecerse, le liberó los pezones. Y Alex comenzó a gritar.

Luego su sexo se convulsionó en torno a su miembro de una manera que no había sentido antes; no lo inducía a correrse, se lo exigía. Danny se rindió... se disolvió en ella, en la necesidad, en el amor. En algún lugar distante, oyó el grito de satisfacción de Harry, y Danny se sintió desesperado, decidido a llenarla hasta el fondo. La penetró brutalmente y derramó las últimas gotas de su semen en el fondo de su vientre. Dándole hasta su alma.

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2 de 2.
Chicas, mil perdones a nombre de Liz y yo por no haber actualizado, ella habia estado ocupada con la escuela y yo con mi trabajo, pero bueno, espero que estos 2 capitulos (el 35 esta en la entrada anterior) les hayan gustado. Esperamos sus super comentarios.

Un beso.
Mrs. Y. Jones &  Mrs. L. Poynter

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Capítulo 35



-Se lo contaré -prometió Danny.

Tras una larga pausa, Logan replicó:


-Gracias. ¿Hay noticias de Jack?


-Todavía no. ¿Y la policía ha averiguado algo?


-¿Contarme qué? -exigió saber Alex.


Danny negó con la cabeza hacia ella. Prestaría toda su atención a Alex cuando le diera las noticias.


-Nada en concreto -contestó Logan-. Muchas preguntas. Ninguna respuesta. Pero es muy raro. Nadie ha hecho preguntas en el hospital. Nada sospechoso. Sin embargo, ha habido un montón de llamadas telefónicas de un hombre que quiere saber dónde está Alex. Intenté averiguar quién era, rastreé la llamada, pero no fui capaz de localizarle. Es demasiado listo.


El miedo se extendió como una fría oleada por el pecho de Danny. Aquel psicópata no había intentado atacar al coronel en el hospital. Por el contrario, parecía estar obsesionado con Alex.

Puede que fuera alguien de la prensa en busca de una exclusiva sobre la ex de Dougie y la última tragedia. Pero ¿haber llamado la misma persona una y otra vez?


-Maldita sea -masculló Danny-. Llámanos si hay algún cambio.


-Lo haré. Dale un beso a Alex de mi parte.


-Encantado.


Luego colgó el teléfono.


-¿Qué demonios ha pasado? -Alex parecía enfadada y desesperada. No iba a poder distraerla y no lo dejaría en paz hasta que supiera lo que ocurría.


Danny la tomó de la mano y la llevó a una silla, luego se sentó con ella en el regazo. Inspiró profundamente. ¿Cómo se lo iba a decir?


-Dime lo que sea. Oh, Dios mío...-le tembló la voz-. Mi padre. No me digas que...


-No. No, gatita. Está vivo. -Le besó la palma de la mano, intentando suavizar la noticia-. Ayer le hicieron nuevas pruebas y se dieron cuenta de que tenía alojado un cuerpo extraño en la parte posterior de la cabeza, que le estaba causando hinchazón. Tuvieron que operarlo esta mañana, y tuvo una crisis. Ha entrado en coma.


Alex se derrumbó. No había otra manera de describirlo. Las lágrimas anegaron aquellos ojos color avellana, y Danny se encontró deseando aliviar su sufrimiento de alguna manera. Con gusto, se habría echado aquel peso sobre sus hombros para que no tuviera que soportarlo ella. Pero la vida no funcionaba de esa manera.

La envolvió entre sus brazos y dejó que llorara sobre su pecho, pero ella lo sorprendió cuando se puso en pie al instante y se enjugó las lágrimas.


-Tenemos que ir al hospital ahora mismo.


Danny se quedó paralizado.


-Gatita, sé que estás preocupada, pero no podemos hacer eso sin antes planearlo con mucho cuidado. Sigue habiendo un psicópata suelto por ahí que quizá vaya tras de ti...


-¡Eso no importa! Mi padre podría morir y yo quiero estar allí para despedirme.


-Nadie ha dicho que se vaya a morir.


-¡Está en coma! Puede que no sea médico, pero en la escuela de enfermería he aprendido que eso no es nada bueno, y que algunas personas pueden morir.

El tono sarcástico era comprensible, pero no ayudaba.


Danny le dijo con suavidad:
-Pero hay otras personas que se recuperan por completo.


-No voy a correr el riesgo de no volver a verlo con vida. -Se quitó la bata en medio de la cocina y se dirigió al dormitorio.


Danny observó el balanceo de su trasero desnudo cuando ella se retiró al dormitorio en penumbra y comenzó a hurgar entre las sábanas buscando su ropa. El entró en la habitación y le arrancó la camisa y la ropa interior de las manos.


-No vas a ir a ningún lado, y mucho menos sola.


-Puedes apostar que sí. No vas a detenerme.

-Si tengo que tumbarte en esa cama y atarte a ella para que no seas el blanco de ese 
maníaco, te aseguro que lo haré.


Alex se dirigió a la puerta.


-Ya soy mayorcita, y tomo mis propias decisiones. No eres mi dueño.


Danny la agarró por el brazo y la estrechó contra su cuerpo.


-Te recuerdo que anoche te reclamé. Tomé lo que no le habías ofrecido a nadie más. Según mis reglas, eso te hace mía. Y no voy a dejar que seas el blanco de nadie. Aquí escondida estás a salvo. Y vas a seguir estándolo.


-Eres un... ¿Qué coño haces?


Danny la arrastró por el dormitorio hasta la cama. Alex no escuchaba, no iba a razonar.
La lanzó sobre el colchón y la sujetó allí con toda la suavidad que pudo, pero sin dejar que se soltara. Iba a protegerla, incluso de sí misma.


-Mantenerte a salvo.


Lanzó una rápida mirada a su alrededor pero fue inútil. «¡Maldición!».


-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Harry, observando la escena con una expresión horrorizada.


Danny le contó lo de la llamada telefónica.


-Y ahora nuestra "Mujer Maravilla" cree que va a ir al hospital a verlo.

-¡¡Eres un tonto!! -gritó Alex, retorciéndose para soltarse de sus manos-. Harr...


-Cariño, tiene razón. Llama a Logan. Dile que ponga el teléfono en el oído a tu padre y así podrás hablarle. Pero no puedes salir de aquí y exponerte al peligro.


-¿Así que ahora soy su prisionera?


-No es esa nuestra intención, pero si quieres considerarlo de esa manera... -Tener que negarle algo preocupaba a Danny, pero no pensaba dar marcha atrás-. Sea como sea, te vas a quedar aquí.


-Lo siento, cariño, pero estoy de acuerdo con él. - Harry cruzó los brazos sobre el pecho, y Danny agradeció el apoyo-. Prométenos que te quedarás aquí hasta que podamos idear un plan, y te dejaremos libre.


Alex apretó los labios con terquedad y no dijo nada.


-Sabes que en cuanto le demos la espalda, va a intentar escaparse.
Harry vaciló, miró a Alex y asintió con la cabeza.


-Eso parece...


Pero a Danny se le ocurrió una idea. La cabaña de Jack estaba muy bien equipada.


-Sujétala.

Harry le dirigió una mirada llena de curiosidad, pero atravesó la estancia para sujetar las muñecas de Alex. Se montó a horcajadas sobre ella cuando Danny se dirigió a la puerta.


-Puede que no haya sido militar, pero eso no quiere decir que no haya aprendido algunos trucos -le advirtió Harry -. No voy a dejar que te escapes.


Satisfecho al ver que la dejaba en buenas manos, Danny sacó un juego de llaves del bolsillo del pantalón y abrió la puerta de la habitación secreta de Jack al final del pasillo. Pasó junto al ordenador y el escritorio, hacia una puerta que había al fondo de la estancia, y la abrió.


Aquel lugar era un paraíso para un amo dominante, allí podía encontrarse todo tipo de juguetitos, desde látigos y consoladores hasta ataduras. Cogió un par de esposas de terciopelo y algunas cintas de seda para los delicados tobillos de Alex. Se detuvo ante unas pinzas para pezones.


«Céntrate -se dijo a sí mismo-. Piensa en su seguridad. Ahora mismo, Alex está demasiado enfadada para andar con jueguecitos sexuales».

Se metió algunos juguetes en los bolsillos, pensando que los utilizaría más tarde, y volvió a recorrer el pasillo para ver que no había cambiado nada. Alex estaba acordándose de toda la ascendencia de Harry y de su propia virilidad con algunas palabrotas que seguramente había oído a sus hermanos a lo largo de su vida. A Harry no parecía afectarle.


-Lamento que pienses eso, cariño. Pero ¿qué clase de persona sería yo si me importaran más tus insultos que tu seguridad?

Atravesando el dormitorio a toda velocidad, Danny se colocó al lado de Alex, tomó las muñecas que sujetaba su hermano y la esposó a la cama en menos de dos segundos. Pronto descubrió que las cintas de seda tenían la longitud adecuada para atarle los tobillos a los gruesos postes de la antigua cama con las piernas abiertas.


Sólo cuando Alex estuvo totalmente atada en la cama, Danny se percató de que también estaba completamente desnuda. Y a su merced.

Danny jamás había sentido inclinación por las artes de la Dominación y sumisión; podía practicarlas o no. Pero en aquel momento, la idea comenzó a rondarle la cabeza. Reprimió sus impulsos.


-Ya está -dijo él, paseando la mirada por los pechos femeninos. Eran muy hermosos, y el recuerdo de lo sensibles que eran los pezones lo... «¡Maldición!, tiene que centrarse»-. No me gusta la idea de salir de este escondrijo, pero comprendo lo que sientes. Encontraré una manera segura de que puedas ir a ver a tu padre. Dame un par de días.

-¿Y qué pasa si no aguanta tanto? Por favor... -Levantó la mirada hacia él que se sintió desgarrado por dentro-. ¿No podemos ir ahora?


Ojalá pudiera decirle que sí. Pero no podía ceder a los deseos de Alex por parecer un buen hombre. Su trabajo -su responsabilidad-era cuidar de ella.


-No, pero iremos en cuanto sea posible. Te lo prometo.


-Pero...


-Gatita, sabes que si tu padre estuviera consciente, estaría de acuerdo conmigo.


Ella suspiró con resignación.


-Por favor, arréglalo todo lo antes posible.


Danny salió de la habitación. Maldita sea, no quería hacer aquello, pero Alex adoraba al coronel. Negarle eso sería hacerle daño, y él no podía hacerlo. Con un suspiro, cogió el teléfono y llamó a Jack, a Logan y a otros amigos. A los cinco minutos regresó.

Al entrar en el dormitorio, observó que Alex ya no estaba atada, sino envuelta entre los brazos de Harry, escuchando sus tranquilizadoras palabras.


Danny no pudo evitar deslizar la mirada por ella, con unos ojos -estaba seguro de ello- llenos de lujuria. Maldición, tenía que apartar la mente del sexo y dedicarse a protegerla.


-Jack y Logan se pondrán en contacto con nosotros pronto. Irás a ver a tu padre. Idearemos un plan, te lo prometo. -La besó en la boca suavemente.


Con un gemido, ella abrió los labios y se arqueó hacia él. Danny vaciló, sorprendido. Luego aceptó el beso que le ofrecía Alex y saboreó su agradecimiento, así como su desesperación.


Al cabo de un rato, levantó la cabeza.


-¿Alex?


-Abrázame, por favor.


Las lágrimas que salían sus ojos hicieron pedazos el corazón de Danny. No se le daba bien eso de consolar, pero ¿cómo podía decirle que no? ¿Por qué debería hacerlo cuando tenía la excusa perfecta para estar cerca de ella?


Él se relajó a su lado, enterrando la cara en su cuello mientras le rodeaba la cintura con un brazo.


-Aquí estoy.


-Tócame.


Si la tocaba más, acabaría manoseándole todo el cuerpo, y su mente -junto con toda la sangre de su cuerpo- descendería directamente a su miembro. Pero Alex necesitaba que la reconfortara, así que se limitó a acariciarla con ternura. O al menos lo intentó. Danny no se consideraba precisamente un cruce entre un osito de peluche y un amigo. Se perdió en aquellos ojos, en el perfume femenino, en esa piel suave y excitante. No podía estar cerca de ella sin ponerse duro. Se sintió como un auténtico pervertido y cerró los ojos.


-Danny -murmuró ella.


-¿Sí, gatita?


-Haz que desaparezcan mis preocupaciones por un rato. Por favor. -Arqueó sus caderas hacía él-. Ámame.


«Dios, qué tentación». La idea de acostarse con ella era el paraíso. Danny tragó saliva.
-Alex, cariño...


-Sé lo que te estoy pidiendo. Tócame. Sé que puedes conseguirlo. Sé que puedes conseguir que me olvide de todo.


Al otro lado de la cama, Danny observó a Harry. Su hermano no dijo ni una palabra, pero se puso duro al instante.


Alex también lo observó.


-Ves, me deseas.


«Siempre». Pero ella debía de estar dolorida, y sólo un auténtico canalla se aprovecharía de una mujer en esa situación, ¿no? Por otra parte..., distraerla podría apartarla de sus preocupaciones.


Bien, y lo más seguro era que él estuviera racionalizando la situación porque ella estaba desnuda y se ponía duro cada vez que la miraba.

Pero tenía que elegir entre el sexo o verla llorar, preocupada y aterrorizara por algo que no podía controlar.


Danny votaba por el sexo.


Sin mediar palabras, se desnudó. No tuvo que levantar la vista para ver que su hermano también hacía lo mismo; el susurro de las ropas lo decía todo.


-Gatita, si es esto lo que quieres, te acariciaré y te penetraré hasta que no recuerdes ni tu nombre.
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domingo, 10 de junio de 2012

Capítulo 34


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Danny se tomó una taza de café en silencio, escuchando el sonido de la ducha en el baño, el agua correr sobre la piel desnuda de Alex, antes de caer sobre la porcelana. En el otro extremo de la mesa, Harry miraba por la ventana los primeros rayos de sol brillando sobre el pantano.

Una vez que había pasado la noche y el deseo había remitido temporalmente. .. era cuando comenzaban los remordimientos. El pesar. Y era mortal. Lo había jodido todo. De eso no cabía duda. Pero no había podido mantenerse alejado de Alex ni un minuto más. A los veintinueve años, finalmente, se había enamorado. Y ella era ahora suya. «Que Dios la ayude».

Miró a su hermano y suspiró. Bueno, Alex era suya y de Harry. Y dada la obsesión de Harry por preñarla y la suya por impedirlo, su pasado acabaría por salir a la luz, salpicándolo todo de mierda. «¿Y luego qué?».

-Has hecho lo que debías -dijo Harry de repente.

-¿Hacer el amor con Alex? -Danny se encogió de hombros-. El tiempo lo dirá. Yo no lo creo, pero te aseguro que me encantaría equivocarme.

-Ella te ama.

-Eso no será de mucha ayuda cuando descubra la verdad.

-Lo que le pasó a Heather no fue culpa tuya.

Por supuesto que sí, o por lo menos en gran parte. Todo el mundo lo sabía. El padre de Heather, ciertamente, lo había culpado a él. Lo había acosado y acusado. Él se lo había tomado con frialdad. Se lo merecía. Sólo Harry había opinado de manera diferente. Cierto, se requería a dos para bailar un tango, pero Heather... no había sido capaz de pensar con claridad. Alex no parecía capaz de llegar a ese extremo, pero bajo determinadas circunstancias... ¿quién podía saberlo? Con los años, él se había dado cuenta de que la guerra
mostraba lo imprevisibles que podían llegar a ser los soldados. Lo mismo que sucedía con los civiles en las batallas de la vida diaria.

-Ya hemos hablado de esto antes. No quiero volver a darle más vueltas al tema.

Harry apretó los clientes.

-Vas a tener que superarlo antes de que te atrape de nuevo y destruya lo que tenemos con Alex. Ella no es otra chica insignificante más. Con ella tienes que darlo todo.

-¿Y qué coño se supone que debo hacer? ¿Ponerme de rodillas y declararme?

-El tiempo pondrá las cosas en su lugar.

Danny estuvo a punto de decirle que se declarase él si quería, pero tras la noche anterior, se lo pensó dos veces. Harry lo haría sin dudar, y si Danny no quería que Alex perteneciera a su hermano ante los ojos de la ley, era mejor guardar silencio. Compartirla con él ya era suficientemente duro. Necesario para mantener una aparente normalidad, pero una putada. Si además tenía que verla casada con Harry ... Danny tragó saliva, luchando contra el inoportuno dolor que le aplastó el pecho.

-Para empezar -continuó Harry -, creo que deberías contárselo todo.

-¿Acaso te has vuelto loco? -

-Se va a enterar de todas maneras, y lo más probable es que salga huyendo. Llámame estúpido si quieres, pero prefiero posponer lo inevitable.-

-Hasta que no lo hagas, continuarás conteniéndote con ella, y eso le hará daño.

-No me contuve anoche.

-No hablo sólo de sexo. No quieres decirle que la amas. Ella ha renunciado a muchas cosas por estar contigo: a los años de creer que amaba a Dougie, a su orgullo, a su virginidad, mientras que tú no quieres contarle ni el más pequeño secreto.

Danny se puso en pie, su silla arañó el suelo de madera cuando la empujó hacia atrás.

-Que se jodan.

Harry alzó las manos en señal de rendición.

-Será tu funeral. Pero déjame que te diga que si ella nos abandona no será por lo ocurrido en el pasado. Será por no haber confiado en ella lo suficiente para decírselo, por no creer que fuera lo suficientemente fuerte para saber que no iba a sufrir el mismo destino que Heather.

Cerrando los puños con fuerza, Danny dio un paso hacia su entrometido hermano. Harry se quedó inmóvil, en respuesta a su reto. Danny no se había peleado con él en doce años. En aquel momento, no sabía si sería capaz de detenerse y evitar derribar de un golpe a aquel hijo de perra. Oyeron cómo se cerraba el grifo de la ducha, y el agua dejó de correr por las tuberías. Los dos hombres permanecieron quietos, mirándose con fiereza.

-Será mejor que no me provoques -le advirtió Danny.

-Sí, señor Fuerzas Especiales, ya sé que conoces veinte maneras de matarme con tus propias manos. Pero si quieres darme una patada en el trasero por intentar ser honesto y meterte algo de sentido común en esa cabezota que tienes...

-¿Quieres hablar de honestidad y sentido común? Bien. Dime por qué no le devolviste la llamada a Pamela Anderson. Está claro que quiere hablar contigo, pero la evitas para no tener que enfrentarte al hecho de que perdiste tu precioso autocontrol con ella.

-Pamela no es el tema de esta conversación -escupió Harry.

-Es una comparación. Sigúeme el juego. ¿Por qué no quieres explicarle a Pamela la razón por la que te comportaste como un cavernícola con ella durante seis horas?

-Seré honesto con Pamela tan pronto como tú lo seas con Alex.

-No te metas en mis asuntos.

-Pues no te metas tú en los míos -replicó Harry -. ¿No quieres hacer el amor con Alex tú solo?

Eso era un golpe bajo. «Bastardo».

-Podría subirme ahora mismo a ese bote de ahí fuera e irme a casa, dejándote a solas con ella durante horas. Días...- Dijo Harry

Y su marcha haría a Danny responsable de todo lo que sucediera.

-Para. -Contuvo un nuevo deseo de golpear la cara de Harry y tragó saliva-. Por Dios para. No estoy preparado para decirle nada.

-No esperes que Alex vaya a tener una paciencia infinita contigo. Se ha ofrecido a ti, se ha desnudado ante ti. Si no le das lo mismo, se irá.

En lo más profundo de su ser, Danny temía -sabía-que Harry tenía razón.

Se oyó el sonido de la puerta del cuarto de baño en el pasillo. Alex apareció al momento.

-Los he oído gritar, ¿ocurre algo?

Danny miró a Harry, que se calló y cruzó la cocina hacia ella.

-Es la tele -masculló su hermano, luego le besó la mejilla fresca por la reciente ducha antes de salir al porche trasero.

Dejando solo a Danny con Alex.

Durante largos momentos, ninguno de los dos dijo nada. El silencio se extendió hasta volverse espeso. Ella lanzó una mirada suspicaz al televisor, dejando claro que no se había creído las palabras de Harry. Pero no dijo nada.

-¿Hay más café?

Mascullando un sí, Danny se giró y le sirvió uno. Añadió dos terrones de azúcar y un poco de leche.

-¿Lo recuerdas? -Alex sonrió. Parecía...emocionada.

Dios, ¿cómo sería disfrutar del calor de aquella sonrisa todos los días? ¿Saber que ella reservaba tal belleza para él y nadie más? Lo que era un problema.

Él se encogió de hombros.

-Ya sabes que nosotros, los tipos de las Fuerzas Especiales, tenemos que prestar atención a los detalles. Algunas veces pueden salvarnos la vida.

La sonrisa de Alex desapareció.

-Por supuesto.

Mierda, sin duda sabía cómo meter la pata. Acababa de compararla con un terrorista en vez de tratarla como a una novia. «Mejor».
Ella tomó la taza, dio un sorbo, se sentó en la silla que Harry acababa de dejar libre y se retiró a su propio mundo. Y Danny no pudo soportar aquel silencio, como si lo de ayer por la noche y lo de esa misma mañana no hubieran significado nada. Si lo miraba desde la perspectiva de ella, probablemente estaría esperando intimidad y afecto. O, como mínimo, ternura.

Hasta ese momento, Danny no había sido realmente capaz de darle nada de eso. Y dudaba que fuera capaz de hacerlo a largo plazo. Se odió por ello. Pero lo intentaría por ella. Lo cierto era que hacer algo más que follar y echarla de menos iba a llevar su tiempo.

Él suspiró y se acercó a ella, sin tener muy claro qué hacer.

Alex levantó la mirada cuando él se acercó; el asombro y la cautela se reflejaron en su rostro cuando él invadió su espacio personal.

-¿Qué pasa?

Danny no dijo nada, sólo se inclinó y la cogió en sus brazos. Se sentó en una silla cercana y la depositó en su regazo. Le apartó el pelo húmedo de la cara y ella levantó la mirada a la suya.

-Conversar no es lo mío. Yo... -¿Cómo podía resumir la confusión que sentía con las palabras adecuadas?-. Me encantó estar contigo anoche.

Le depositó un suave beso en la boca, muy orgulloso de sí mismo. Había sonado perfecto. Alex se escabulló de sus brazos.

-Si te gustó tanto, ¿por qué te opusiste a ello de esa manera?

¿Cómo era posible que las mujeres hicieran eso? En sólo dos segundos, conseguían que te olvidaras de las palabras de amor y te hundieras en la miseria.

-Gatita, ahora no.

-Sí, ahora. A pesar de mi limitada experiencia, entiendo que compartir la cama durante doce horas no me da derecho a exigir nada, pero sé que te pasó algo. Y quiero saber qué es.

-Eso es parte del pasado. No tiene importancia.

Ella se apartó de su regazo.

-La tiene, puesto que te ha impedido acostarte conmigo hasta anoche. Está claro que es algo importante y que no ha quedado en el pasado.

«Demonios», él no quería hablar de eso, y menos sin Harry.

-Porque soy un idiota con nobles principios y no quería arrebatarte tu virginidad sin estar realmente seguro. ¿No podemos seguir como hasta ahora sin tener que hurgar en el pasado?

Danny intentó agarrarla de nuevo. Ella retrocedió.

-No. Lo que sea que no quieres contarme es la causa por la que no querías hacer el amor conmigo. Es la razón por la que te tiraste a la hermosa esposa de Jack Colé.

Danny sintió cómo se ruborizaba.

-Bueno, en realidad eso fue una petición de Jack. Yo no...

-Pero Jack pensó en ti porque tú sólo practicas tríos. Y esa misteriosa razón es la causa. Y se interpone entre nosotros, y quiero saber por qué.

Maldición, ella había dado en clavo. ¿Cuándo había encajado Alex las piezas? Puede que fuera más joven y menos experimentada, pero sabía calar a la gente.

-Vayamos paso a paso, ¿Ok? -suspiró él-. Ahora estoy aquí contigo. No voy a ir a ningún lado. ¿Cómo era aquella frase de película? Primero tienes que decirme «hola». Pues esto es exactamente igual. Sé que soy testarudo e intransigente, pero estamos juntos. Por ahora, es todo lo que cuenta.

Alex se cruzó de brazos y apretó los labios. Ese no era el punto y final de la conversación, ni mucho menos, pero haría una retirada táctica por el momento. Danny soltó un enorme suspiro.

-Bien.

No estaba bien, pero él esperaba conseguir que se olvidara del tema. Si le contaba todo lo relativo a aquel estúpido error, ella saldría corriendo. Con paso cauteloso, Danny acortó la distancia entre ellos y la envolvió con sus brazos. Ella permaneció rígida, con los brazos todavía cruzados. Estaba claro que Alex había aprendido a pelear bajo sus propios términos. No podría oponerse a él físicamente, pero Danny apostaría lo que fuera a que su testaruda voluntad era un más que digno adversario.

Él ignoró su resistencia y, simplemente, la abrazó. Le acarició suavemente la espalda, la besó en la frente, en la boca, en el cuello. Era como estar en el séptimo cielo. No podía recordar cuándo había sido la última vez que había besado a una mujer sin intentar tirársela a los diez minutos. Sólo seguir allí, respirando su perfume, su esencia, era un placer.

-Peleas sucio -masculló ella, ladeando la cabeza para facilitarle el acceso al cuello.

-Esto no es una pelea. Es un placer. ¿Te importa? -le deslizó el pulgar por el labio inferior.

Antes de que ella pudiera contestarle, sonó el teléfono. Danny dio un brinco. Sólo podía haber dos personas al otro lado de la línea, y ambos representaban noticias sobre la explosión y sus secuelas.

-¿Diga? -ladró Danny al teléfono.

-Danny. -Era Logan. Su voz sonaba tensa.

Girándose, Danny contuvo una maldición.

-Sí, soy yo.

-No es nada bueno -suspiró-. Alex...

-Dímelo.

Logan le contó lo que sucedía y Danny no pudo reprimir una palabrota.

-¿Qué ha ocurrido? -preguntó Alex.
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So sorry!!! No habia podido actualizar!! La uni me reclama toda para ella u.u pero ni crean que me olvido de ustedes, de ser posible el proximo fin de semana habrá maratón :D

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lunes, 4 de junio de 2012

Capítulo 33


Y él estaba condenadamente decidido a conseguir que el motor de Alex ronroneara como nunca. Quizás ella lamentara más tarde su decisión de ofrecerle su virginidad o de permitir que la compartieran, pero hasta entonces, él tenía la intención de poseerla cada vez que pudiera y de proporcionarle tanto placer que no hubiera lugar para arrepentimientos.

Quizá encontrara la forma de conservarla para sí cuando la verdad saliera a la luz. Quizá... Sabiendo que Harry estaba a punto de perder el autocontrol y que el suyo propio no resistiría mucho más, Danny comenzó a poner a punto el cuerpo de Alex.

Harry lo imitó. Con cada envite, apretaba los dientes, luchando contra las aplastantes sensaciones. Jamás se había sentido tan duro y engrosado. Sus penetraciones se hicieron profundas. Y Harry... seguía manteniendo el ritmo, pero ahora padecía una tortuosa necesidad, y no se sentía tan gentil como lo había sido. Danny esperaba que aquello actuara a su favor.

Cuando comenzaron a moverse de nuevo, Alex respondió con suaves gemidos y dulces «ahs», como si estuviera bajo un agradable sol primaveral disfrutando de una preciosa tarde. Como si pensara que el sexo era cálido y agradable. Nada del otro mundo. Lo que era totalmente inaceptable. Había llegado el momento de subir la temperatura.

Danny se inclinó sobre la espalda de Alex y una vez más exploró con los dedos la piel resbaladiza de su clítoris. Al igual que antes, utilizó aquella presión cambiante: un ligero toque en el nudo, una fricción lateral y luego describió duros círculos en la parte superior.

En sólo un par de segundos, el cuerpo de Alex se tensó. Su clítoris se hinchó, endureciéndose, y dejó escapar un jadeo. «Ah, sí. Dios mío. Sí».

Alex se contorsionó, intentando albergarlos a Harry y a él más profundamente en la
sedosa perfección de su cuerpo. Se movió con ellos mientras Danny deslizaba cada duro centímetro de su pene en aquella electrizante y cálida zona del interior femenino que suplicaba ser acariciado. Y a pesar de que Harry se clavaba las uñas en las palmas, estaba, sin duda, manteniendo el mismo nivel que su primo.

Alex se opuso a las apabullantes sensaciones que inundaban su cuerpo, pero Danny no estaba dispuesto a permitírselo. Él quería que se ahogara en el placer.

-No sabes cuántas veces te he imaginado entre nosotros, follándote hasta que el deseo se convertía en placer, y el placer en un descomunal orgasmo -le murmuró Danny al oído-. No ha sido suficiente con una vez. Permítenos disfrutarlo otra vez. Llévanos contigo.

Alex lo miró por encima del hombro. Tenía la cara ruborizada. Sus ojos color avellana parecían desenfocados. Tenía las pupilas dilatadas. Estaba llena de necesidad. Era hermosa.

El sudor goteaba por las sienes de Alex, resbalaba por su pecho. Las entrañas de Danny ardieron de determinación. Maldición, ella se iba a volver a correr. No se daría por vencido hasta que lo hiciera.

-Maldita sea -jadeó Harry -.Jamás había sentido el pene tan hinchado, jamás había sentido tanto la fricción con tu miembro. Y Alex me aprieta con la fuerza de un puño. Estoy volviéndome loco.

-Y va a ser todavía mejor. Déjate llevar y dale todo lo que tienes para ella.

La mirada de alivio en la cara de Harry hubiera sido cómica si Danny hubiera estado en disposición de centrarse en algo que no fuera penetrar a Alex una y otra vez, instándola a rendirse por completo.

Harry la agarró por las caderas, Danny por la cintura. Se movieron con un ritmo sincronizado que los conduciría directamente al clímax. Pero aquello era más que un orgasmo.

La noche anterior, mientras penetraba el sexo de Alex, las sensaciones habían sido diferentes a cualquier otra cosa que él hubiera sentido. El había estado tenso, como un soldado en una misión vital. Abrumado. Y no todas las sensaciones habían estado en su pene.

Alex había tocado su corazón, y todo lo que sentía allí se extendía por su cuerpo, mezclándose con el placer físico que ella le proporcionaba. Aquel momento no era diferente. Pero sí más intenso.

«Santo cielo». Estar enterrado en ella, exponiendo su corazón, era condenadamente peligroso; igual que caminar por una cuerda floja sobre un pantano lleno de caimanes hambrientos. E iba a ser más intenso cada vez que la tocara. Algún día... Ella se tensó en torno a él, apartándolo de aquellos pensamientos, mientras le exigía:

-Más. Por favor. ¡Deprisa!

La última brizna de control estaba cediendo. Con la siguiente embestida salvaje de Harry, Danny supo que a su hermano le ocurría lo mismo.

La llenó una vez más, esperando que con cada estocada en su interior, con cada duro envite de su cuerpo, Alex sintiera aquello como algo más que un acto de lujuria. Que supiera cuánto significaba ella para él, ya que expresarlo en palabras le daba miedo.

Su respiración comenzó a acelerarse hasta que se convirtió en jadeos. Alex tembló y se preparó para lo que venía, agarrándose con fuerza a los hombros de Harry.

Danny sintió que ella comenzaba a correrse, que se apretaba en torno a su polla un momento antes de comenzar a gritar. Aferrándose a la sábana, Alex empujó hacia él, y con aquel canal ordeñándolo con fuerza, Danny tuvo que obligarse a seguir moviéndose. Echando hacia atrás la cabeza y gritando, Harry se dejó llevar, perdiendo el control por completo.

Oír cómo su hermano llegaba al orgasmo, y el ronco gemido que resonó en la habitación, abrió un nuevo agujero en el autocontrol de Danny. En sus testículos, la necesidad de correrse se acrecentó con cada embestida de su carne en la de Alex. Maldición, no iba a poder contenerse más...

Al final, Alex comenzó a gritar tras soltar un largo gemido de rendición. Danny se deleitó en él, se ahogó en la total aceptación de éxtasis que ellos le daban. Y se dejó llevar, soltando todo lo que era y tenía en el interior de Alex mientras el placer lo atravesaba e impactaba directamente en su corazón.

Si su incapacidad de tirarse a Kate no hubiera sido ya una enorme pista, lo que sentía en aquel momento no habría dejado lugar a dudas. Para bien o para mal. Para siempre, amaba a Alex. Y Danny sabía que si ella se marchaba en aquel momento -o si su pesadilla cobraba vida-, sin duda lo mataría.




¡MUCHAS GRACIAS POR ESTAR COMENTANDO! amamos leer lo que dicen, en serio, nos sacan cada sonrisa hahaha y creanme que nosotras estamos igual de picadas con este fic, y eso que no es la primera vez que lo leemos hahahaha

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