martes, 19 de junio de 2012

Capítulo 35



-Se lo contaré -prometió Danny.

Tras una larga pausa, Logan replicó:


-Gracias. ¿Hay noticias de Jack?


-Todavía no. ¿Y la policía ha averiguado algo?


-¿Contarme qué? -exigió saber Alex.


Danny negó con la cabeza hacia ella. Prestaría toda su atención a Alex cuando le diera las noticias.


-Nada en concreto -contestó Logan-. Muchas preguntas. Ninguna respuesta. Pero es muy raro. Nadie ha hecho preguntas en el hospital. Nada sospechoso. Sin embargo, ha habido un montón de llamadas telefónicas de un hombre que quiere saber dónde está Alex. Intenté averiguar quién era, rastreé la llamada, pero no fui capaz de localizarle. Es demasiado listo.


El miedo se extendió como una fría oleada por el pecho de Danny. Aquel psicópata no había intentado atacar al coronel en el hospital. Por el contrario, parecía estar obsesionado con Alex.

Puede que fuera alguien de la prensa en busca de una exclusiva sobre la ex de Dougie y la última tragedia. Pero ¿haber llamado la misma persona una y otra vez?


-Maldita sea -masculló Danny-. Llámanos si hay algún cambio.


-Lo haré. Dale un beso a Alex de mi parte.


-Encantado.


Luego colgó el teléfono.


-¿Qué demonios ha pasado? -Alex parecía enfadada y desesperada. No iba a poder distraerla y no lo dejaría en paz hasta que supiera lo que ocurría.


Danny la tomó de la mano y la llevó a una silla, luego se sentó con ella en el regazo. Inspiró profundamente. ¿Cómo se lo iba a decir?


-Dime lo que sea. Oh, Dios mío...-le tembló la voz-. Mi padre. No me digas que...


-No. No, gatita. Está vivo. -Le besó la palma de la mano, intentando suavizar la noticia-. Ayer le hicieron nuevas pruebas y se dieron cuenta de que tenía alojado un cuerpo extraño en la parte posterior de la cabeza, que le estaba causando hinchazón. Tuvieron que operarlo esta mañana, y tuvo una crisis. Ha entrado en coma.


Alex se derrumbó. No había otra manera de describirlo. Las lágrimas anegaron aquellos ojos color avellana, y Danny se encontró deseando aliviar su sufrimiento de alguna manera. Con gusto, se habría echado aquel peso sobre sus hombros para que no tuviera que soportarlo ella. Pero la vida no funcionaba de esa manera.

La envolvió entre sus brazos y dejó que llorara sobre su pecho, pero ella lo sorprendió cuando se puso en pie al instante y se enjugó las lágrimas.


-Tenemos que ir al hospital ahora mismo.


Danny se quedó paralizado.


-Gatita, sé que estás preocupada, pero no podemos hacer eso sin antes planearlo con mucho cuidado. Sigue habiendo un psicópata suelto por ahí que quizá vaya tras de ti...


-¡Eso no importa! Mi padre podría morir y yo quiero estar allí para despedirme.


-Nadie ha dicho que se vaya a morir.


-¡Está en coma! Puede que no sea médico, pero en la escuela de enfermería he aprendido que eso no es nada bueno, y que algunas personas pueden morir.

El tono sarcástico era comprensible, pero no ayudaba.


Danny le dijo con suavidad:
-Pero hay otras personas que se recuperan por completo.


-No voy a correr el riesgo de no volver a verlo con vida. -Se quitó la bata en medio de la cocina y se dirigió al dormitorio.


Danny observó el balanceo de su trasero desnudo cuando ella se retiró al dormitorio en penumbra y comenzó a hurgar entre las sábanas buscando su ropa. El entró en la habitación y le arrancó la camisa y la ropa interior de las manos.


-No vas a ir a ningún lado, y mucho menos sola.


-Puedes apostar que sí. No vas a detenerme.

-Si tengo que tumbarte en esa cama y atarte a ella para que no seas el blanco de ese 
maníaco, te aseguro que lo haré.


Alex se dirigió a la puerta.


-Ya soy mayorcita, y tomo mis propias decisiones. No eres mi dueño.


Danny la agarró por el brazo y la estrechó contra su cuerpo.


-Te recuerdo que anoche te reclamé. Tomé lo que no le habías ofrecido a nadie más. Según mis reglas, eso te hace mía. Y no voy a dejar que seas el blanco de nadie. Aquí escondida estás a salvo. Y vas a seguir estándolo.


-Eres un... ¿Qué coño haces?


Danny la arrastró por el dormitorio hasta la cama. Alex no escuchaba, no iba a razonar.
La lanzó sobre el colchón y la sujetó allí con toda la suavidad que pudo, pero sin dejar que se soltara. Iba a protegerla, incluso de sí misma.


-Mantenerte a salvo.


Lanzó una rápida mirada a su alrededor pero fue inútil. «¡Maldición!».


-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Harry, observando la escena con una expresión horrorizada.


Danny le contó lo de la llamada telefónica.


-Y ahora nuestra "Mujer Maravilla" cree que va a ir al hospital a verlo.

-¡¡Eres un tonto!! -gritó Alex, retorciéndose para soltarse de sus manos-. Harr...


-Cariño, tiene razón. Llama a Logan. Dile que ponga el teléfono en el oído a tu padre y así podrás hablarle. Pero no puedes salir de aquí y exponerte al peligro.


-¿Así que ahora soy su prisionera?


-No es esa nuestra intención, pero si quieres considerarlo de esa manera... -Tener que negarle algo preocupaba a Danny, pero no pensaba dar marcha atrás-. Sea como sea, te vas a quedar aquí.


-Lo siento, cariño, pero estoy de acuerdo con él. - Harry cruzó los brazos sobre el pecho, y Danny agradeció el apoyo-. Prométenos que te quedarás aquí hasta que podamos idear un plan, y te dejaremos libre.


Alex apretó los labios con terquedad y no dijo nada.


-Sabes que en cuanto le demos la espalda, va a intentar escaparse.
Harry vaciló, miró a Alex y asintió con la cabeza.


-Eso parece...


Pero a Danny se le ocurrió una idea. La cabaña de Jack estaba muy bien equipada.


-Sujétala.

Harry le dirigió una mirada llena de curiosidad, pero atravesó la estancia para sujetar las muñecas de Alex. Se montó a horcajadas sobre ella cuando Danny se dirigió a la puerta.


-Puede que no haya sido militar, pero eso no quiere decir que no haya aprendido algunos trucos -le advirtió Harry -. No voy a dejar que te escapes.


Satisfecho al ver que la dejaba en buenas manos, Danny sacó un juego de llaves del bolsillo del pantalón y abrió la puerta de la habitación secreta de Jack al final del pasillo. Pasó junto al ordenador y el escritorio, hacia una puerta que había al fondo de la estancia, y la abrió.


Aquel lugar era un paraíso para un amo dominante, allí podía encontrarse todo tipo de juguetitos, desde látigos y consoladores hasta ataduras. Cogió un par de esposas de terciopelo y algunas cintas de seda para los delicados tobillos de Alex. Se detuvo ante unas pinzas para pezones.


«Céntrate -se dijo a sí mismo-. Piensa en su seguridad. Ahora mismo, Alex está demasiado enfadada para andar con jueguecitos sexuales».

Se metió algunos juguetes en los bolsillos, pensando que los utilizaría más tarde, y volvió a recorrer el pasillo para ver que no había cambiado nada. Alex estaba acordándose de toda la ascendencia de Harry y de su propia virilidad con algunas palabrotas que seguramente había oído a sus hermanos a lo largo de su vida. A Harry no parecía afectarle.


-Lamento que pienses eso, cariño. Pero ¿qué clase de persona sería yo si me importaran más tus insultos que tu seguridad?

Atravesando el dormitorio a toda velocidad, Danny se colocó al lado de Alex, tomó las muñecas que sujetaba su hermano y la esposó a la cama en menos de dos segundos. Pronto descubrió que las cintas de seda tenían la longitud adecuada para atarle los tobillos a los gruesos postes de la antigua cama con las piernas abiertas.


Sólo cuando Alex estuvo totalmente atada en la cama, Danny se percató de que también estaba completamente desnuda. Y a su merced.

Danny jamás había sentido inclinación por las artes de la Dominación y sumisión; podía practicarlas o no. Pero en aquel momento, la idea comenzó a rondarle la cabeza. Reprimió sus impulsos.


-Ya está -dijo él, paseando la mirada por los pechos femeninos. Eran muy hermosos, y el recuerdo de lo sensibles que eran los pezones lo... «¡Maldición!, tiene que centrarse»-. No me gusta la idea de salir de este escondrijo, pero comprendo lo que sientes. Encontraré una manera segura de que puedas ir a ver a tu padre. Dame un par de días.

-¿Y qué pasa si no aguanta tanto? Por favor... -Levantó la mirada hacia él que se sintió desgarrado por dentro-. ¿No podemos ir ahora?


Ojalá pudiera decirle que sí. Pero no podía ceder a los deseos de Alex por parecer un buen hombre. Su trabajo -su responsabilidad-era cuidar de ella.


-No, pero iremos en cuanto sea posible. Te lo prometo.


-Pero...


-Gatita, sabes que si tu padre estuviera consciente, estaría de acuerdo conmigo.


Ella suspiró con resignación.


-Por favor, arréglalo todo lo antes posible.


Danny salió de la habitación. Maldita sea, no quería hacer aquello, pero Alex adoraba al coronel. Negarle eso sería hacerle daño, y él no podía hacerlo. Con un suspiro, cogió el teléfono y llamó a Jack, a Logan y a otros amigos. A los cinco minutos regresó.

Al entrar en el dormitorio, observó que Alex ya no estaba atada, sino envuelta entre los brazos de Harry, escuchando sus tranquilizadoras palabras.


Danny no pudo evitar deslizar la mirada por ella, con unos ojos -estaba seguro de ello- llenos de lujuria. Maldición, tenía que apartar la mente del sexo y dedicarse a protegerla.


-Jack y Logan se pondrán en contacto con nosotros pronto. Irás a ver a tu padre. Idearemos un plan, te lo prometo. -La besó en la boca suavemente.


Con un gemido, ella abrió los labios y se arqueó hacia él. Danny vaciló, sorprendido. Luego aceptó el beso que le ofrecía Alex y saboreó su agradecimiento, así como su desesperación.


Al cabo de un rato, levantó la cabeza.


-¿Alex?


-Abrázame, por favor.


Las lágrimas que salían sus ojos hicieron pedazos el corazón de Danny. No se le daba bien eso de consolar, pero ¿cómo podía decirle que no? ¿Por qué debería hacerlo cuando tenía la excusa perfecta para estar cerca de ella?


Él se relajó a su lado, enterrando la cara en su cuello mientras le rodeaba la cintura con un brazo.


-Aquí estoy.


-Tócame.


Si la tocaba más, acabaría manoseándole todo el cuerpo, y su mente -junto con toda la sangre de su cuerpo- descendería directamente a su miembro. Pero Alex necesitaba que la reconfortara, así que se limitó a acariciarla con ternura. O al menos lo intentó. Danny no se consideraba precisamente un cruce entre un osito de peluche y un amigo. Se perdió en aquellos ojos, en el perfume femenino, en esa piel suave y excitante. No podía estar cerca de ella sin ponerse duro. Se sintió como un auténtico pervertido y cerró los ojos.


-Danny -murmuró ella.


-¿Sí, gatita?


-Haz que desaparezcan mis preocupaciones por un rato. Por favor. -Arqueó sus caderas hacía él-. Ámame.


«Dios, qué tentación». La idea de acostarse con ella era el paraíso. Danny tragó saliva.
-Alex, cariño...


-Sé lo que te estoy pidiendo. Tócame. Sé que puedes conseguirlo. Sé que puedes conseguir que me olvide de todo.


Al otro lado de la cama, Danny observó a Harry. Su hermano no dijo ni una palabra, pero se puso duro al instante.


Alex también lo observó.


-Ves, me deseas.


«Siempre». Pero ella debía de estar dolorida, y sólo un auténtico canalla se aprovecharía de una mujer en esa situación, ¿no? Por otra parte..., distraerla podría apartarla de sus preocupaciones.


Bien, y lo más seguro era que él estuviera racionalizando la situación porque ella estaba desnuda y se ponía duro cada vez que la miraba.

Pero tenía que elegir entre el sexo o verla llorar, preocupada y aterrorizara por algo que no podía controlar.


Danny votaba por el sexo.


Sin mediar palabras, se desnudó. No tuvo que levantar la vista para ver que su hermano también hacía lo mismo; el susurro de las ropas lo decía todo.


-Gatita, si es esto lo que quieres, te acariciaré y te penetraré hasta que no recuerdes ni tu nombre.
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1 de 2.

2 comentarios:

  1. Gfjslakdhfkalahdgkal GENIALOTE. Ya tenia ganas de leerloo :) wiii y todavia me queda otro yujuu ;)

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  2. jbndasjbsafdjhbvfajf La ultima frase de Danny es como muy MOTHER OF GOD! Ya empiezo a leer el otro capitulo.

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