-¿Te
han estado enseñando? ¿Has permitido que te follaran...?
-No -le
interrumpió-. Ya te dije que vendría a ti siendo virgen y lo sigo siendo.
Sólo
porque Danny no la había aceptado. Maldición, volvía a sentir aquel dolor de
estómago otra vez, y cada vez era peor. Se recostó en el respaldo, respiró
hondo, pero seguía doliendo. Se suponía que el tiempo lo curaba todo, pero aquel
dolor no se aliviaba ni desaparecía.
Alex no
se había ofrecido a Danny porque hubiera sentido lástima por él. Como si su
virginidad fuera un premio de consuelo. La única cosa que Alex había deseado
aquella noche había sido sanarle, conectar con él. Amarle. De alguna manera, a
pesar de las horribles palabras que luego le había dicho él, una parte de ella
-una gran parte- había esperado que Danny aceptara su oferta y que se hubiera
acostado con ella. Sospechaba que si él hubiera tomado su virginidad, habría
podido ayudarlo a nivel emocional. Pero ahora jamás lo sabría.
Dougie
soltó un suspiro de alivio.
-¿Así
que sólo hablaron contigo?
-Me
tocaron. Y aprendí a tocarlos. -No pensaba mentir.
Lo que
sí que no le diría era que estaba enamorada de otro hombre. Una expresión feroz
atravesó el rostro blanco de Dougie.
-¿Cómo
te tocaron exactamente?
-De la
manera necesaria para que yo comprendiera el placer que se obtiene al ser
compartida y poder ofrecértelo a ti. Jamás he esperado que cambies tu sexualidad
por mí. Así que intenté adaptarme.
«Y todo
gracias a un fascinante y terco soldado con el que al final he acabado
quemándome».
La
respuesta pareció aplacarlo.
-Eso
es... genial. Eres una mujer asombrosa. Pero tú no eres como una de esas putas,
una de esas chicas tontas que tengo a mi alrededor todo el tiempo. Jamás he
tenido intención de compartirte. Ni con Tom ni con nadie. Si te convierto en
una chica mala, ¿cómo podrías ser mi tabla de salvación?
Aunque
parecía hablar medio en broma, Alex no le veía la gracia. Tenía que conseguir
que él se deshiciera de esa imagen de Virgen María que tenía de ella.
-Gracias
por no querer compartirme con Tom.
Dougie
se incorporó y la atrajo hacia él.
-Eres
mía, nena. Hemos pasado demasiados años manteniendo una relación a medias. Eres
la única que realmente me conoce. Eres la única que me importa lo suficiente
para intentar cambiar.
-No te
he pedido que cambies por mí.
-Pero
yo sí quiero hacerlo por ti. Por ti, quiero ser un hombre mejor. Y lo soy
cuando estoy contigo.
Sus
palabras eran conmovedoras, pero estaba confundido. ¿Por qué pensaba Dougie que
tenía que cambiar? ¿Desde cuándo pensaba así? ¿Y por qué la veía a ella como
una meta a alcanzar?
-Quizá
podamos llegar a un acuerdo. Tú intentas ser un poco mejor, y yo intento ser un
poco menos inocente. Quizá resulte.
Él
vaciló.
-¿A qué
te refieres con eso de ser un poco menos inocente?
-No
tengo pensado seguir siendo virgen toda mi vida.
¿Por
qué no ofrecerle su inocencia a Dougie? Llevaba años reservándose para él. Y Danny
ya la había rechazado a pesar de lo mucho que la deseaba.
Dougie
no respondió de inmediato.
-Y me
parece lógico, pero tengo un plan. Sólo necesito que me des un poco de tiempo.
Todo irá bien, hermosa. Ya verás -dijo con aquella sonrisa que con tanta
frecuencia brindaba a las cámaras.
No era
su verdadera sonrisa. Su auténtica sonrisa, que ella recordaba de aquel verano
juntos, era picara y asimétrica. Era picara y torcida. Aquélla, sin embargo,
era simétrica y falsa.
Alex
frunció el ceño.
-Corta
el rollo, Dougie, y dime exactamente qué plan es ése.
-No. No
te lo voy a decir. Tengo que pensarlo bien. Ven a la gira y ya lo descubrirás.
-¿Cuándo
nos vamos? -
Tras
cinco años de espera y un corazón roto, ¿por qué seguir dejando su relación en
suspenso? Alex quería seguir con su vida, hallar la manera de ser feliz de una
vez. Y olvidar a Danny. Él era parte del pasado. La había ahuyentado, así que Alex
seguiría adelante, esperando que pronto Dougie y ella encontraran el camino
adecuado.
-Dentro
de una semana. -Le sostuvo las manos-. Estaré encantado de tenerte conmigo y
que me ayudes a mantener el control. Todo será diferente. Te sorprenderás, ya
verás. Haré que la espera merezca la pena.
*************
-¿Dónde
estás? -le preguntó su padre por teléfono esa misma noche. Acurrucada en el
sofá de la suite de Dougie mientras la banda ensayaba, Alex sujetaba con fuerza
el móvil.
-Estoy
en Londres, papá. Con Dougie. Estará en Inglaterra durante unos meses y vamos a
pasar algún tiempo juntos.
Su
padre guardó silencio un rato.
-¿Sabes
lo que dice la prensa de él? ¿De su vida sexual?
El
coronel seguía siendo su padre a pesar de que hacía ya tiempo que ella había
dejado de ser una niña.
-Sí,
papá. Ya hemos hablado de ello. -Era el momento de cambiar de tema antes de que
él preguntara qué había querido decir con eso, antes de que le preguntara dónde
(y con quién) había estado antes de ir a Londres-. ¿Dónde estás tú?
-Espero
que tengas cuidado -le dijo él, ignorando la pregunta.
Eso por
intentar cambiar de tema.
-Eso
haré. Ahora ya soy toda una mujer.
-Sí.
-El escupió las palabras, como si odiase admitirlo-. Al volver la vista atrás,
me pregunto si tus hermanos y yo no te habremos sobreprotegido después de que
tu madre muriera.
¿Conoces
la clase de vida que lleva alguien como Dougie? Oh, por supuesto. Había
aprendido lo suficiente de Danny y Harry, incluyendo el dolor.
-Por
favor, no te preocupes. Hiciste un gran trabajo ejerciendo de padre y de madre
a la vez. Logan y Hunter fueron los típicos hermanos sobreprotectores que me
espantaron todas mis citas y se burlaron de mí cada vez que me maquillaba,
pero, créeme, no estoy tan traumatizada. Me las arreglaré.
La risa
ronca de su padre le enterneció el corazón.
-Conozco
a Dougie desde hace mucho tiempo -continuó ella-. Llevamos años esperando una
oportunidad. Sólo tenemos que aprovecharla.
-No te
veo como seguidora de una superestrella. -El tono desaprobador de su padre no
podía ser más evidente.
Alex
tampoco se veía de esa guisa, la verdad. ¿Podría vivir la vida nómada de Dougie?
¿Podría permitir las largas ausencias de él con su banda para vivir como
siempre lo había hecho? Incluso aunque él quisiera cambiar, llevaría su tiempo.
¿Y si, algún día, tras llevar años casados se daban cuenta de que aquello no
funcionaba? ¿Podría ella dejar de amar a Danny? ¿De quererlo? ¿De desearlo?
¿Podría aceptar a otra persona? ¿Cómo era posible que un hombre destrozara
todos sus planes en tan sólo unos días?
-No soy
una groupie. Y ésta es nuestra oportunidad de conocernos bien. Deja que lo
intente.
-No me
gusta. Dougie solía ser un buen chico, pero por lo que he oído de él... creo
que será un error.
Alex
sintió un nudo en el estómago. Su padre estaba convencido de lo que decía.
Aunque el coronel llevaba años sin ver a Dougie, sólo había oído cosas de él.
No era lo mismo.
-Pues
será mi error.
Su
padre suspiró.
-Sí, es
cierto. Pero ten cuidado, y en más de un sentido.
-¿Qué
quieres decir?
-Ahora
mismo voy a tomar el avión a casa desde Tailandia. Cuando llegue a Inglaterra
quiero comprobar que tus hermanos y tú están bien.
-¿Todavía
te están amenazando?
-Sí. Me
siguen enviando unos e-mails espeluznantes y me dejan mensajes amenazadores en todos
lados. No sé quién es, pero va en serio. Ya sabes cómo son estos chiflados, y
jamás amenazan en vano. Y éste te ha mencionado a ti, y me ha dicho que te hará
daño para hacérmelo a mí.
-Eso no
es nada nuevo y jamás me ha ocurrido nada.
-Siempre
hay una primera vez. Este psicópata parece muy tenaz, así que me sentiré mucho
mejor si no vas sola a ningún lado. Recuerda tus clases de autodefensa. ¿Podría
convencerte para que lleves un arma?
Un
escalofrío de inquietud la atravesó, afilado como una cuchilla de afeitar e
imposible de ignorar. Algunos pirados dedicaban sus vidas a esperar que sus
presas se relajaran y bajaran la guardia. ¿Quién sabía cómo sería ese tipo?
-No
tengo permiso de armas. Pero estaré bien. Siempre estoy rodeada de gente.
Su
padre gruñó al teléfono, como si quisiera decir algo más, pero supiera que
sería perder el tiempo.
-Entonces,
¿vendrás a visitar a tu anciano padre cuando esté en casa?
-La
gira de Dougie se detendrá en Bolton la segunda noche. Me pasaré por casa
cuando estemos allí. Estoy deseando verte.
-Yo
también. Cuídate, nena. Te he echado mucho de menos.
Llevaba
años sin llamarla así. Hacía mucho tiempo que no se dirigía a ella con ningún
término cariñoso.
-¿Me
estás ocultando algo?
Él
vaciló.
-No,
sólo quiero que tengas cuidado.
*******
-¿Qué
tal los ensayos? -le preguntó Alex a Dougie cuando éste entró en la suite del
hotel a media tarde casi una semana más tarde.
Iba sin
camisa, podía ver que tenía el pecho y brazo derechos con muchos tatuajes y el pelo
rubio mojado caía sobre su rostro por la ducha reciente. Con una toalla en la
mano y una botella de agua en la otra, recorrió la estancia con gracia
perezosa. Los músculos de sus hombros se movían sinuosamente cada vez que se
frotaba el pelo con la toalla, y la nuez le oscilaba arriba y abajo al beber el
agua.
Sus
rasgos perfectamente simétricos esbozaron una sonrisa igual de simétrica. En los
últimos cinco años, Dougie había madurado definitivamente. No era sólo un niño
bonito, sino que se había convertido en un hombre realmente guapo. No era de
extrañar que su rostro apareciera en posters, vallas publicitarias y portadas
del mundo entero. Tras largos años de comunicarse con él sin verlo, Alex estaba
aturdida de nuevo por su belleza.
Le
gustaba mirarle. Sólo mirarle. No sentía ningún impulso de tocarle. Por el
contrario, se moría por ver unos ojos azul oscuro, un pelo cortado al uno, una
tensa mandíbula cuadrada y una dura cara llena de lujuria por ella. Maldita
sea, tenía que dejar de pensar en Danny. Eso no la ayudaba en absoluto.
«¡Céntrate, Alex!». Lo que sí que la ayudaría sería sentir el ardiente deseo de
estar desnuda con Dougie, el mismo deseo que sentía cuando Danny la miraba o Harry
la besaba tan tiernamente. Pero ese deseo de revolcarse y acostarse con Dougie
seguía sin aparecer.
En los
últimos días incluso había sentido alguna chispa por él, brillantes y fugaces
como el flash de una cámara, que luego desaparecían. Pero nada más. Y parecía
que tampoco Dougie se hubiera sentido lleno de deseo por ella. La había besado
dulcemente todas las mañanas y tiernamente cada noche, y luego se había ido a
la cama, dejándola a ella sola en la suya. Gracias a Dios.
Pero Alex
no podía evitar preguntarse si había algo malo en ella para que ningún hombre
quisiera tomar su virginidad. Confundida por todo ello, Alex sacudió la cabeza.
Pero ahí no acababa todo. En tan sólo unos días, Danny, un hombre del que se
había jurado a sí misma no enamorarse, había irrumpido en su corazón y se había
instalado en lo más profundo de él.
Se
sentía como una tonta. Amar y echar de menos a un hombre que jamás
correspondería a sus sentimientos era una insensatez. Dougie había estado en
sus sueños, en sus planes, durante mucho tiempo. Se suponía que iban a
compartir la vida. Cierto que él ya no era el mismo adolescente despreocupado y
alegre que ella recordaba. Pero ella tampoco era la misma mujer. Ya no lo veía
todo de color de rosa. Y mucho se temía que Dougie no tenía lo que ella
necesitaba.
-El
ensayo ha sido la misma jodienda de siempre. -Hizo una mueca como si recordara
que ella estaba allí-. Tampoco es que me sorprendiera. No todo el mundo puso el
máximo empeño en hacer su trabajo. Los gilipollas tenían resaca. -Puso los ojos
en blanco-. Para colmo tenía la prensa encima todo el rato. Parece que no
tienen otra cosa que hacer que sacarme en las noticias cada vez que toso. Ojalá
no me siguieran a todas partes, pero Cal no hace más que animarlos. Todo por mi
imagen.
-Seguro
que sus intenciones son buenas. El concierto de esta noche será genial, ya lo
verás. -Alex se esforzó en parecer comprensiva, como una amiga debería serlo.
Pero no estaba familiarizada con el lado gruñón de Dougie.
-Cal
sólo busca llenarse los bolsillos. Es un avaro hijo de perra. Si no fuera uno
de los mejores en su trabajo, le habría dado una patada en el culo hace tiempo.
Actúa como si yo necesitara un jodido padre que me mantuviera a raya.
Alex no
había visto demasiado a Cal, pero sí lo suficiente como para saber que aquel
hombre consideraba su deber evitar que Dougie se autodestruyera.
-Está
tratando de ayudarte.
-Lo
único que hace es fastidiarme.
-Pues
sólo tienes tres alternativas. O lo despides. O te aguantas. O le pides que sea
más amable contigo.
Aquello
interrumpió la acalorada rabia de Dougie.
-Maldición,
tú sí que eres lista. Te pareces a tu padre, no tienes pelos en la lengua.
Sabía que había una razón para que te invitara a la gira conmigo.
Dougie
esbozó una sonrisa, y parte de la tensión desapareció de su cara, luego la
abrazó y la besó en la frente. Alex se esforzó por disfrutar de su calidez,
pero las palabras de Dougie aún le rondaban en la cabeza, distrayéndola. Y
aunque él era muy atractivo, ella sentía que no se encontraba en el lugar
adecuado. Y sabía por qué. «Condenados Danny y su terquedad».
Alex se
apartó del abrazo.
-Entonces,
¿está todo listo para el concierto?
-Bueno,
al final sí. El local es estupendo. Lo cierto es que estoy esperándolo con
ansia.
La
mirada que Dougie le dirigió la desconcertaba. Era reservada, nerviosa,
ansiosa, tierna. «Interesante...»
-¿Porque
da inicio a la gira?
-No. Es
este concierto en concreto. Estoy algo nervioso.
Alex
sonrió y le cogió de la mano, recordándose a sí misma que Dougie necesitaba un
amigo. En realidad, eso es lo que ella era para él. Por lo que había visto, ni Tom
ni Cal ejercían esa función. No era de extrañar que estuviera enfadado. Ni que
sintiera inquieto por ese concierto. Como amiga suya, Alex podría ayudarle a
tener confianza.
-Estoy
segura de que el primer concierto de una gira es excitante. Todas las entradas
están vendidas. Los fans llenarán el foro. Te adoran. No tienes de qué
preocuparte.
-Oh, no
me preocupo por eso. A veces, pienso que podría cantar Mary tiene un corderito,
y todos me animarían de la misma manera. -Se rió con sarcasmo-. Es una locura.
- ¿Entonces qué sucede?
-Ya lo
verás.
El
sonsonete iba acompañado de una extraña mirada. Definitivamente, Dougie tenía
un secreto. Se traía algo entre manos.
-¿Qué
estás planeando?
-Tendrás
que esperar a esta noche para descubrirlo.
-Lo
estoy deseando. -Pero en realidad no era así. Un temor que no comprendía le
revolvió el estómago. Las sorpresas no siempre eran buenas. - ¿De qué se trata?
-Mmm,
te aseguro que te gustará. -¿Estaba él enfadado porque ella no estaba saltando
como una loca tratando de averiguar el secreto?
-Espero
que así sea.
Él la
miró fijamente, aquellos ojos oscuros y penetrantes parecían ansiosos y
confusos. Ella suspiró.
-¿Qué
sucede?
-Nada.
Una
negativa directa. ¡Qué hombre tan caprichoso! Pasaba del júbilo a la tristeza,
de la travesura al mutismo, en un santiamén. Y por lo que Alex había podido
ver, todos tenían que adaptarse a su estado de ánimo. Dougie estaba
acostumbrado a que todo el mundo estuviera pendiente de él. Se parecía muy poco
a su padre y a sus hermanos que sólo tenían tres modalidades: trabajo, risa y
cólera... en ese orden. Dougie, sin embargo, era todo un mapa emocional.
-¿Qué
ha sucedido con el Dougie que conocía? -La pregunta se le escapó antes de poder
detenerla.
Dougie
clavó la mirada en ella.
-¿A qué
te refieres?
Alex
contuvo el deseo de removerse inquieta y apartó la mirada. Pero no habían
mantenido una conversación sincera en la última semana. Vana y superficial, sí.
Dougie le había preguntado por su familia, por sus estudios, y se había
interesado ligeramente por sus planes de futuro.
Por
otra parte, ella tampoco se había mostrado muy comunicativa. No podía soltarle
de buenas a primeras que no podía pensar en el futuro cuando ni su corazón
sabía lo que quería. Además, él parecía absorto en esa gira y no había abierto
su corazón a Alex. Algunos días, apenas le hablaba.
A
diferencia de Danny, que siempre se comunicaba con ella incluso con una simple
mirada. Le decía las cosas a la cara, quisiera ella o no escucharlo.
-Creo
que ya sabes lo que quiero decir -murmuró ella, esforzándose por apartar de sus
pensamiento al duro guardaespaldas-. Has...cambiado.
-Tú
también. Eres más confiada, madura y endiabladamente sexy.-Se inclinó hacia
ella y depositó un beso tierno en sus labios-. Cuando estoy contigo, me siento
más yo mismo, más centrado. Supongo que lleva un tiempo acostumbrarse a no
andar de fiesta todo el rato.
Quizá
fuera cierto. ¿Quién sabía? De alguna manera, Alex tenía la sensación de estar
hablando con un desconocido.
-No
estoy aquí para cambiar tu vida.
-Necesito
cambiarla y sé que tú eres la clave. Recuerdo ese verano que pasé contigo y con
tu padre, y recuerdo las cosas que hablamos, que hicimos. Encontramos maneras
sencillas y buenas de divertirnos. -Hizo una pausa, y un destello hizo brillar
sus ojos oscuros-. Oye, ¿sabes qué tengo en DVD?
Aquella
sonrisa de Dougie destilaba travesura. Y un atisbo de felicidad. Una sonrisa de
verdad. La primera que le había visto en una semana.
Alex se
relajó y le devolvió la sonrisa.
-¿American
Pie?
-Sí. Y
aún tengo unas cuantas horas libres antes de tener que pisar el escenario,
¿quieres...?
¿Ver
juntos la película que les había hecho llorar de risa aquel verano?
-Claro.
-Espera
un momento.
Se
inclinó sobre el respaldo del sofá y agarró el teléfono. En unos segundos había
pedido palomitas al servicio de habitaciones. Para cuando encontró el DVD, supo
conectarlo a la televisión de plasma de la suite y dio don el menú en la
pantalla, llegaron las palomitas. Durante más de una hora, se rieron de las
travesuras de aquellos cuatro adolescentes del instituto que lo único que
querían era perder su virginidad la noche del baile de graduación.
-Mira
esto. - Dougie cogió un puñado de palomitas y las lanzó al aire tratando de
cogerlas con la boca abierta.
No lo
consiguió y le golpearon la mejilla, provocando la risa de Alex.
-Asombroso.
-Bueno,
hace mucho que no practico. Y me sale mejor con los M&M's.
Ella le
dio un golpecito en el hombro.
-Excusas,
excusas.
-Veamos
si tú lo haces mejor.
Arqueando
una ceja, Alex cogió un puñado de palomitas y lo lanzó al aire. La mayoría
aterrizó en su lengua. Le dirigió a Alex una sonrisa engreída.
-Fanfarrona
-murmuró él, pero le pasó el brazo por los hombros mientras se acomodaban para
ver el resto de la película.
Y
realmente estuvieron cómodos, pero en plan amistoso. Cuando la película
finalizó, Dougie apagó la televisión y el reproductor de DVD con una enorme
sonrisa.
-Esa película
siempre me recuerda el verano que pasamos juntos. No creo haber pasado otro
mejor. Sin presiones. Sin admiradores. Sin fiestas. Sólo me divertía.
-Yo
también me divertí mucho ese verano.
En el
aire se respiraba la esperanza del primer amor. En aquel tiempo, habían sido
inocentes -nunca habían ido más allá de los besos-, pero cada uno de ellos
había parecido ardiente y prohibido. Y dulce. Y Dougie había comprado ese DVD
porque le recordaba a ella, y lo había llevado siempre consigo. Verlo juntos de
nuevo había sido como una explosión.
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Lo siento chicas, habíamos estado muy ocupadas este fin de semana y no pudimos actualizar. u.u
Recuerden que entre más comentarios nos dejen y haya más de 15 likes en el capítulo, más rápido actualizamos.
Gracias por tenernos paciencia.
Los queremos ;)
Mrs. L. Poynter & Mrs. Y. Jones
PD: No se les olvide que si quieren que les avisemos cuando subamos capítulos dejen su user de twitter o manden un tweet a @MissLPoynter ♥
Me tiene mal lo que Dougie planea ._. Quiero saber ya!
ResponderEliminarEsos recuerdos del verano de Dougie y Alex me matan. Quiero saber la sopresa de Dougie, siganla.
ResponderEliminarAtte: Fer
no se porque se me vino a la cabeza que Dougie esta metido con las amenazas del padre de Alex ._____________.
ResponderEliminarespero que sean equivocaciones mías (?