Capítulo 25

Alex alzó la cabeza de golpe.

-¿Quién te ha hablado de él?

-Cuando por fin apagaste el teléfono ayer por la noche, llamó al fijo para preguntar si estabas bien. ¿Qué diablos le importa a él y de qué lo conoces?

-Es Harry, el chef.

-¿El que escribe esos libros de cocina? ¿Cómo lo has conocido?

-Es primo de Danny. -No le dijo más. No se atrevía. Aunque su padre acabaría sabiéndolo de todos modos.

El coronel entrecerró los ojos.

-No me has dicho aún cómo lo conociste.

-Papá, no tiene importancia.

-Chorradas. Es la razón por la que no apagas el móvil a pesar del acoso al que te someten los periodistas, ¿no? ¿Por qué? No has podido conocer a Harry mientras estabas en la facultad.

Alex fingió un inusitado interés por lo que estaban emitiendo en televisión, deseando con desesperación que algo fascinante apareciera en pantalla y distrajera a su padre. Pero un anuncio de cerveza, a pesar de la rubia de grandes pechos, no iba a conseguirlo.

-Sólo has podido conocerlo mediante Danny. ¿Por qué demonios has visto a Danny? Siempre ha estado colgado por ti y por eso se comportaba con tanta dureza contigo. Hace años le dije que si se le ocurría ponerte la mano encima, le cortaría las pelotas.

¿Por qué eso no la sorprendía? Ojalá hubiera sido ésa la razón de que Danny no quisiera hacer el amor con ella, pero sabía que no podía engañarse.

-Conoces las inclinaciones sexuales de Danny, ¿verdad?

Alex hizo una mueca. «Allá vamos...».

-Por supuesto que lo sabes. Antes de irte con Dougie, decidiste hablar del tema con Danny, ¿no? ¿O hiciste algo más que hablar?

-Papá, ya no tengo diecisiete años.

-¡Maldición! -el coronel suspiró, pasándose los dedos por el pelo canoso. Incluso a los cuarenta y ocho años parecía un guerrero. Se paseó por la salita como un animal enjaulado. Su padre era un hombre de acción y toda esa chachara debía de superarle. Alex trató de ocultar una sonrisa.

-No le veo la gracia -gruñó.

Estaba claro que no le divertía nada saber que ella se había visto con Danny y que, posiblemente, había participado en un trio.

-No he dicho que la tenga.

La cara de Dougie apareció en la pantalla como parte de un reportaje en un popular programa de cotilleos. Después apareció la de ella.

-Oh, Dios mío. -Alex clavó la mirada en la imagen de ellos dos tras el concierto, poco después del anuncio del compromiso con Dougie. Cogió el control y subió el volumen. ¿Qué demonios pasaba ahora?

Nada bueno, eso estaba claro. En la pantalla apareció la cara de otra mujer. Una cría. Con el pelo rubio teñido y lágrimas de cocodrilo. Algo de ese rostro le resultaba familiar... La joven aseguraba ser la amante de Dougie desde hacía algún tiempo y estar embarazada de él. De repente, Alex la recordó.

-Está mintiendo -murmuró Alex-. Dougie la conoció la noche que me fui. Los encontré a él y a uno de los miembros de su banda manteniendo relaciones sexuales con ella. Dougie ni siquiera sabía su nombre.

-¿Se acostó con ella después de anunciar a todo el mundo que iba a casarse contigo? -refunfuñó su padre.

Ella asintió con la cabeza, pendiente de las siguientes palabras del locutor.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-¿Para qué? -preguntó ella-. No puedes resolver mis problemas. Es cosa mía.

El coronel suspiró.

El periodista hizo un comentario sobre una serie de fotos de Dougie, luego salió de nuevo la rubia teñida.

- Dougie  Poynter es el padre de mi hijo -lloriqueó-. El anuncio de su compromiso con Alex Dawson fue toda una sorpresa para mí.

Más lágrimas fingidas. A Alex se le revolvió el estómago. Luego emitieron un video casero y subido de tono en el que salían Dougie y la chica. A pesar de que sus cuerpos eran poco más que un borrón, estaba claro que estaban desnudos. Alex sabía que era Dougie porque el dormitorio de la imagen era el mismo que él había tenido en la suite del hotel de Houston, y además se veía la marca de nacimiento que tenía en el hombro.

Al parecer, Tom, a quien le gustaban las películas porno caseras, había filmado aquélla. En el video, la joven estaba tendida en la cama, sobre la espalda, con las piernas abiertas. Dougie, de espalda a la cámara, se ubicaba entre ellas.

Alex se dio cuenta con rapidez de que aquello debía de haber ocurrido justo después de que ella los hubiera pillado en plena faena. Sacudió la cabeza.

La cámara volvió a enfocar a la rubia teñida.

-Su repentino interés por estar con otra mujer ha sido totalmente inesperado y demoledor. Mi hijo necesita un padre...

¿Podría ponerse todavía peor?

El programa emitió entonces un fragmento de Dougie en el sofá de un programa de entrevistas nocturno. El presentador le dirigía una sonrisa sardónica.

-Háblanos de tu prometida. ¿Sabe ella que tu amante está embarazada de ti?

-La chica del video no es mi amante. Cuando eres una celebridad, la gente intenta aprovecharse de ti - Dougie hizo un gesto con la mano para quitarle importancia a la pregunta del presentador-. En este momento, sólo quiero centrarme en mi prometida.

Alex se estremeció. Maldición, le había dicho que no iba a casarse con él. ¿Por qué no lo aceptaba?

Dougie siguió hablando.

-Ya sabes qué ocurre cuando uno conoce a la mujer de su vida, colega. Y Alex, definitivamente, lo es.

El periodista, que llevaba varios años felizmente casado, asintió con la cabeza.

-¿Y qué puedes decirnos sobre los rumores que apuntan a que tu prometida abandonó la gira la misma noche en que te declaraste?

-Quería pasar un tiempo con su familia antes de la boda. La prensa no ha hecho más que exagerar las cosas. El resto es, simplemente, un malentendido. -La boca de Dougie tembló ligeramente. Era probable que nadie más, aparte de ella, lo hubiera notado.

-Yo no llamo a acostarme con otra mujer un malentendido -gruñó su padre, que parecía a punto de cargarse la televisión.

Pasándose la mano por aquel pelo con rulos que era su marca personal, Dougie esbozó otra sonrisa.

-Alex volverá. ¿Verdad, cariño? Te echo de menos.

Luego interpretó algunos versos de una canción, una que ella imaginó que él había compuesto para ella, con una melodía pegadiza y una letra que hablaba de lo mucho que la necesitaba. Terminaba con una súplica para que regresara. Alex se estremeció de nuevo.

El programa volvió a emitir una imagen de la «amante embarazada», hablando en una rueda de prensa. Sorprendentemente, la chica ya no lloraba.

- Dougie  Poynter no es el padre de mi hijo. Soy una gran admiradora suya, pero no lo conozco. Lamento mucho que mi deseo de atraer su atención le haya podido causar problemas.

«¿Qué?».

-Está mintiendo de nuevo. Sí que conoce a Dougie. Son ellos dos los que salen en el video.

Cal, el agente de Dougie, fue el siguiente en aparecer. Decir que su expresión era sombría cuando le pidieron que comentara la aparición de Dougie en el programa de entrevistas era ser demasiado generoso.

Alex cayó en la cuenta entonces de que si Cal había intentado sobornarla a ella para que se fuera, habría hecho lo mismo con aquella chica que, al parecer, había intentado chantajearle con aquel video casero de Tom.

En la televisión, Cal se aclaró la garganta.

-La vida privada de Dougie  Poynter es eso, privada. Ahora mismo, estamos centrados en el próximo álbum y en la gira que...

-¿Sigue la señorita Alex con Dougie? ¿O ha roto el compromiso?

-Sin comentarios. Ofreceremos un segundo concierto en Atlanta. Las entradas se pondrán a la venta el sábado. Eso es lo que debería de interesar a sus seguidores.

-Dougie dijo que se iba a casar. ¿Sigue la boda en pie?

-Lo único que sé es que el nuevo álbum estará próximamente a la venta y que Dougie está centrado en él -espetó Cal.

Oh, estaba enfadado. Cualquier cosa que apartara la atención de la prensa de la música de Dougie y la centrara en su vida personal no complacía a Cal. Luego volvió a salir el presentador, diciendo con una voz lo más morbosa posible que la verdad aún estaba por verse y pidiéndole a los espectadores que permanecieran en sintonía hasta el final del programa.

Alex se recostó en el sofá. ¿Cómo era posible que no se hubiera enterado antes de todo ese desastre? Lo cierto es que había estado demasiado ocupada tomando decisiones y trazando planes durante los dos últimos días para perder el tiempo viendo la televisión.

Negó con la cabeza. «¡Menudo lío!». Dios, necesitaba tomar el aire. Todo aquello debía terminar de una vez. Apagando el televisor con el mando, Alex se levantó del sofá, agarró el móvil y se dirigió al estudio de su padre.

-¿Qué vas a hacer?

-Voy a poner fin a esta locura de Dougie.

Entró en el despacho y se dejó caer en el sillón tras el escritorio, encendió el ordenador y esperó. Tras meter la contraseña, abrió el navegador de Internet y entró en su cuenta de correo electrónico. Luego comenzó a escribir. Unos minutos y unas cuantas miradas inquisitivas de su padre más tarde, le preguntó al coronel:

-¿Qué te parece esto? El señor Poynter y yo hemos decidido terminar nuestro compromiso debido a que ambos estamos centrados en nuestras respectivas carreras. Todavía soy una gran admiradora y amiga de Dougie, y le deseo lo mejor del mundo. Ahora, sólo pido un poco de privacidad para seguir adelante con mi vida.

-Suena bien -aprobó su padre-. ¿A quién se lo vas a enviar?

Alex vaciló. Buena pregunta. ¿Cuál sería la forma más rápida de que esa noticia llegara a Danny y a Harry, y a los reporteros para que dejaran de molestarla?

Repentinamente, Alex sonrió.

-A todo el mundo.

Le llevó casi una hora, pero envió el comunicado a todos los periódicos cuyo correo electrónico pudo encontrar. Dos horas más tarde, Alex estaba sentada en el patio trasero, disfrutando de la puesta de sol a pesar del calor del verano, cuando su móvil sonó por enésima vez, mostrando finalmente el nombre y el número que había esperado ver.

-¿Harry?

-Hola, cariño. ¿Es realmente tuyo el comunicado que ha salido en las noticias sobre la ruptura de tu compromiso?

Así que lo había visto. Y su voz sonaba esperanzada. Alex sonrió.

-Sí.

Ella quería saber si Danny también lo había visto.

-¿Cuándo lo decidiste?

Alex esbozó una sonrisa irónica.

-La misma noche que anunció a todo el mundo que nos íbamos a casar sin declararse primero.

-¿No se declaró?

-Habíamos hablado de eso en el pasado, así que supuso que el asunto seguía en pie... Te llamé ayer para contarte mis planes.

-Odio haberme perdido tu llamada. Tuve que hacer un viaje rápido.

Ante la mención del viaje, él había sonado... distraído. No, trastornado. «Mmm, ahí pasaba algo».

- ¿Va todo bien?

-Sí -dijo Harry finalmente, tras vacilar un momento-. Ocurrió algo en Manchester... No es importante. Lo único importante es que tú hayas roto el compromiso. Dime, ¿me llamaste porque quieres volver con nosotros?

Alex se mordió los labios y se preparó para oír lo peor. Harry le daría la bienvenida, pero Danny...

-Sí. Esperaba poder decírtelo a ti primero... -Se le puso un nudo en el estómago, un montón de ellos. Quedarse allí sentada y preocupada no iba a solucionar nada-. Y que luego tú se lo dijeras a Danny y vieras su reacción.

-Danny vio la noticia sobre tu compromiso. -Harry vaciló de nuevo, pero esta vez más tiempo.- Estaba furioso. Creyó que tú le habías dicho que sí a Dougie, que te habías acostado con él. Que estabas enamorada de él.

Si Danny se había puesto furioso, quería decir que ella le importaba, ¿no?

-¿Cómo crees que reaccionará cuando descubra que nada de eso es cierto?

-¿Nada de eso? ¿No estabas enamorada de Dougie?

-Pensé que lo estaba, antes de estar con ustedes dos. Ahora me doy cuenta de que sólo era un enamoramiento de colegiala como Danny me aseguró.

-¿No te has acostado con Dougie?

-No. En realidad, para ser sincera, no sentí ningún deseo de hacerlo. Dougie quería que yo fuera la «chica buena» que lo salvara de una vida depravada, pero no era el hombre que yo imaginaba. No le quiero de esa manera.

-Oh, cariño. -La felicidad de Harry vibró a través de la línea telefónica-. No sabes lo aliviado que me siento. Lo aliviado que se sentirá Danny.

-¿Encerio?

-Sí, aunque él, por supuesto, no lo admitirá. -Alex pudo notar la ironía en la voz de Harry.

-¿Crees que me dará la bienvenida si regreso? -Alex se puso de pie y se acercó al porche. No podía permanecer sentada, esperando la respuesta. Se estaba jugando su futuro.

-No será capaz de decirte que no. Creo que ha lamentado más de mil veces haberte apartado de su lado -Harry hizo una pausa-, pero tiene miedo.

-¿Se siente emocionalmente vulnerable ante mí? -Alex contuvo el aliento mientras esperaba la respuesta. No quería que Danny se sintiera amenazado. Pero hasta que ella supiera exactamente qué era lo que le impedía avanzar en su relación con ella, iba a tener que pasar al ataque.

-En parte sí -suspiró Harry-. Mira, Danny acaba de cerrar el grifo de la ducha, así que no puedo seguir hablando durante mucho más tiempo. Pero él tiene claro que si regresas, va a querer hacer el amor contigo...en el sentido más amplio de la palabra.

-Eso espero.

-Sí, pero es complicado. Danny no estará bien hasta que te cuente su historia. Pero eso tiene que salir de él.

-Lo entiendo. -Alex lo odiaba, pero lo respetaba.

-¿Volverás mañana con nosotros? -La voz de Harry decía que la quería allí ya.

Allí sentada contemplando la tarde de Londres, resultaba increíble pensar que a la mañana siguiente, ella estaría de vuelta con Danny y Harry, en sus brazos y en sus vidas. Si Danny lo permitía.

-Me encantaría. Pero espero que...

Alex jamás terminó la frase. Sintió una enorme explosión a sus espaldas. La fuerza de la estampida la arrojó sobre las tablas del suelo del viejo porche de su padre, raspándole las manos y las rodillas. El teléfono salió disparado de su mano. Un calor tan fuerte como mil soles le abrasó la espalda. La tierra tembló bajo su cuerpo. Se giró sobre sí misma a tiempo de ver cómo la casa se convertía en una enorme bola de fuego.

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Los queremos ;)
Mrs. L. Poynter & Mrs. Y. Jones ♥

Por cierto, si tienen ganas de más Danny les recomiendo leer el fic de Yanan,
When the rain stop falling. :D

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