domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 5



En la pista de baile, el mayor de los Gandy la agarró de nuevo. Alex se dio la vuelta, giró, meneando las caderas, mientras se alejaba un poco. Se había olvidado del nombre de ese hermano. Oh, era guapo. Condenadamente guapo de hecho. Ojos azules, pelo castaño, cuerpo arrebatador. Quizá en otra época se hubiera sentido atraída por él, pero ahora su objetivo era aprender a complacer a Dougie y vivir feliz con él. Tenía que averiguar si podía soportar ser compartida. Pero otro hombre, uno con un corte de pelo a lo militar, ojos hambrientos y unas zancadas furiosas, había atraído su atención de una manera oscura y fascinante, igual que lo había hecho cinco años atrás.

«Oh, oh». Danny definitivamente se dirigía hacia ellos. ¿Qué demonios querría ahora? El día anterior en su casa, se había esforzado mucho en humillarla. ¿Es que acaso quería volver a hacerlo?

De repente, David Gandy la rodeó con un brazo y la atrajo contra su cuerpo, inclinando la
cabeza hacia ella. El primer impulso de Alex fue dejarse llevar por el pánico. ¿Tendría intención de besarla en medio de la pista? No lo conocía. Y como había descubierto en los treinta segundos que llevaban bailando, no quería conocerlo. En especial con todo el mundo -incluido Danny-, mirándolos.

 -¿Conoces a Danny? -le gritó el hombre al oído para hacerse oír por encima de la música.

-N-no.

No podía olvidar la noche anterior en la cocina de Danny, cuando Harry y él la habían
besado... tenía que olvidarlo. O intentarlo. Sólo Dios sabía que había fracasado hasta el momento. De alguna manera, era culpa suya. Mirándolo en retrospectiva, se daba cuenta de que los militares no eran conocidos por su elocuencia, sino por la fuerza bruta. Danny había intentado negarse a su petición. Como ella había seguido presionándolo, él había dejado a un lado las palabras y había pasado a la acción, ahuyentándola intencionadamente con sus crudas palabras. Y vaya si había resultado.

 Luego ella había agravado el error al presentarse allí y suponer que si estar con Danny y con Harry la había excitado de una manera educativa, entonces estar con David y James -Brad-Brock - o como quiera que se llamara-, sería igual de agradable. Pero no había sido así. Casi desde el comienzo del baile había querido marcharse. Pero huir como una cobarde con Danny observándola no era una opción. Con aquellos pensamientos dándole vueltas en la cabeza como una bailarina de salsa, Alex intentó decidir su siguiente
movimiento.

En ese momento, Danny se había levantado de la silla y se dirigía hacia ellos con la clara
intención de tomar la decisión por ella. Se arriesgó a mirar en su dirección. Dios, estaba todavía más cerca. Lo suficiente para que ella pudiera percibir el tic del músculo de su mandíbula mientras clavaba la mirada en la mano de David, ahora en la parte baja de su espalda, casi sobre las nalgas.

-¿Seguro que no estás liada con Danny? Parece que él no lo ve de esa manera. -David
levantó la cabeza, aunque no movió la mano, y se giró para saludar a su amigo común-. Hola, Jones. ¿Qué te trae por Saturn V, viejo amigo?

-Un asunto pendiente con Alex. -Centró en ella esa penetrante mirada azul que tanto la desconcertaba-. ¿Podemos hablar fuera?

 Aunque parecía una petición, su mirada sugería todo lo contrario.

Alex tragó saliva. Danny llevaba unos vaqueros ceñidos, unas botas negras, una camiseta beis con la palabra a Army» estampada sobre su musculoso pectoral izquierdo, y una mirada exigente. Parecía un hombre con una misión personal y todo en su actitud lo proclamaba. No saludó a su amigo, ni contestó a su pregunta. Tampoco la había saludado a ella. Nada de buenos modales, iba directo al grano. ¿Le había quedado algo por añadir ayer en la cocina? En pocas palabras, él la había molestado y ella había salido corriendo como alma que lleva el diablo, como él había afirmado que haría. Pero nada en su expresión hablaba de una disculpa, y ella no podía imaginar qué otra cosa podía querer como no fuera humillarla más. «No, gracias».

-Creo que ayer dejaste las cosas bien claras. No tenemos nada más que decirnos.
 

-Ya lo creo que sí.

-Estoy ocupada bailando. -Sin más, se dio la vuelta hacia el hermano de David, ¿James?
¿Buck? Era algo así.

Le dirigió al rubio propietario del club una sonrisa y meneó las caderas, muy consciente de la mirada penetrante de Danny clavaba en su espalda. En cuanto el hermano sin nombre se volvió hacia ella, la canción finalizó. El DJ anunció que iba hacer un alto para tomarse un respiro.

Danny la agarró de la muñeca y la giró hacia él, arqueando una ceja.

-Ahora ya no estás bailando.

«¡Maldita sea!». Alex puso los brazos en jarras.

 -Entonces di lo que sea que tengas que decir.

-Fuera.

El tono autoritario le puso los pelos de punta.

 -¿Va a llevarte mucho tiempo?

-No.
 
-Entonces dilo y vete.

Él vaciló.

-No creo que quieras tener público.

O no lo quería tener él. Por razones que ella no podía comprender, él no quería que los
hermanos Gandy, que ahora los miraban fijamente, oyeran lo que estaba a punto de decir. Si iba a salirle con más de lo que le había dicho hacía sólo veinticuatro horas, podía ahorrarse el discurso.

 Pero quizá no fuera eso. Danny carecía de maneras sociales. Tener la oportunidad de dejarle actuar y ver cómo se ahorcaba a sí mismo la hizo sonreír.

-No me importa. Dispara.

-De acuerdo -se encogió de hombros-. Ayer cuando Harry y yo te desnudamos sobre la
encimera de la cocina y comenzamos a pasar la lengua por tu cuerpo, tú...

-¡Para! -Ella soltó un grito ahogado, sintiéndose furiosa cuando el rubor le inundó las
mejillas.
 
El hermano del que no podía recordar el nombre, se rió entre dientes junto a su oído.
Danny sonrió con aire satisfecho. «¡Bastardo!». Había ido a jugar sucio y se había lanzado directo al grano. ¿Cómo no lo había visto venir?

 -¿Está enrollada con Harry y contigo? -le preguntó David a Danny.

-Sí.

-¡Demonios, no! -exclamó ella a la vez.

Eso provocó que el músculo de la mandíbula de Danny comenzara a palpitar de nuevo.

-Mejor lo discutimos fuera.

¿Es que ese hombre no sabía cuándo abandonar?

-No estoy enrollada ni contigo, ni con tu primo. No pienso acercarme de nuevo a tu
cocina, y, te aseguro, que no voy a salir contigo.

-He venido a decirte algo que creo que te gustará oír.

-No estoy interesada en ser otro rollo más para ti, y estoy tan cabreada que me importa
un bledo lo que tengas que decirme.

 En un segundo, Danny estuvo a su lado, sin tocarla. Un segundo más y le rodeó la cintura
con un brazo, con el otro le agarró el pelo que le caía por la espalda y la puso de puntillas.

-No voy a pedírtelo otra vez. O hablamos a fuera o voy a dirigirme a la silla más cercana, a levantarte esa minifalda y a calentarte el trasero mientras toda esta gente nos mira.

 Alex apenas tomó aliento para decir:

-No te atreverás. -Pero sabía que lo haría. La irritación le envenenó los pensamientos. Él era un arrogante hijo de perra, pero incluso mientras pensaba eso sintió un cosquilleo en el estómago... No, no podía ser deseo. -No tienes ningún derecho.

Danny se encogió de hombros.

-Pero estoy seguro de que disfrutaría.

David se acercó a ellos.

-Aunque me encantaría ver el espectáculo, no permito peleas ni desnudos en el club. Tendrán que salir fuera.

 Alex se giró hacia él con la boca abierta. ¿Acaso aquel imbécil estaba dejándola a merced de ese lobo? ¡Cómo no! Los hombres siempre se apoyaban los unos a los otros.

-¿Sabes qué? Que los dejo...a todos. Me voy a casa.

Los hermanos Gandy se rieron. Con la sangre hirviendo de furia, se dirigió a la salida.
«¡Eran unos completos gilipollas!» Pero a pesar de eso, no era tan estúpida como para creer que Danny dejaría estar las cosas. La seguía; lo sintió dos pasos por detrás. Condenado hombre. Cuando alcanzó la puerta del club, la música comenzó a sonar de nuevo. Alex se dirigió al gorila más grande de los tres que estaban en la puerta y le brindó una sonrisa.

 -¿Podrías acompañarme al coche? Me están siguiendo. -Lanzó una mirada punzante por encima del hombro en dirección a Danny.

-Venga cariño -le murmuró Danny suavemente mientras la rodeaba con un brazo-, no
te enfades.

Antes de que pudiera decirle dónde podía meterse las palabras y decirle al gorila que se librara de aquel acosador chiflado, Danny la atrajo hacia sí, bajó la cabeza, y ahogó sus furiosas palabras con un beso arrebatador.

Ella forcejeó, pero sólo un momento, luego dejó de pensar. Aquel hombre ardiente, persuasivo y adictivo como el pecado, invadió sus sentidos. La doblegó con la boca. Alex se resistió. O por lo menos lo intentó. A pesar de la furia que la embargaba, Danny le provocó la familiar aceleración de su pulso, la oleada de deseo, y ahogó sus protestas. Con un roce de sus labios, una lenta caricia de su lengua mientras le deslizaba la palma de su mano por la espalda, la sumergió en el deseo, y no sólo a ella. El de Danny era tan tangible que Alex pudo saborearlo con la lengua. El beso la derritió por la contenida urgencia de su necesidad, suavizada por un enredo de labios, alientos y lenguas, del que nunca hubiera imaginado capaz a Jones. Alex, ingrávida e irreflexiva, se dejó llevar, con el corazón a mil por hora, perdiéndose en la calidez de aquel beso.

Hasta que él le mordisqueó el labio inferior y se lo lamió, para luego volver a posar su boca sobre la de ella una vez más. Sin pensar, Alex se inclinó hacia él, buscando más besos, más contacto, más de él. Danny la agarró por los hombros.

 -Siento lo que pasó ayer. Ven a casa conmigo, gatita.

 -Que disfruten de la noche -dijo el gorila con una sonrisa picarona.

 Mientras ella intentaba buscar una respuesta, Danny la tomó de la mano y la condujo afuera, a la húmeda noche de verano. Un coche entró en el aparcamiento, con los faros iluminando la carretera de tierra, y se dirigió al extremo más alejado. En alguna parte allí cerca, croaba una pareja de ranas. Los grillos cantaban y los mosquitos zumbaban en las farolas que junto con la luna plateada iluminaban la superficie que se extendía ante ellos.

Ahora que la boca persuasiva de Danny no le nublaba el pensamiento, Alex cerró los ojos ante su estupidez. Maldita sea, no había tenido intención de responder a Danny cuando la besó y acarició. Había hecho una buena imitación de una perra en celo. Bueno, de todas maneras ella había querido irse. Y ya estaba fuera. Buscó en el bolsillo de la falda la llave del coche.

 -Vale, no voy a quedarme con los hermanos Gandy. Ya te has salido con la tuya.
¿Contento?

Una sonrisa ladina curvó la boca de Danny. Antes de que pudiera preguntarse qué estaría
tramando, Danny alargó la mano y le quitó las llaves que desaparecieron en el bolsillo de sus vaqueros. La única manera de recuperarlas era deslizando la mano dentro de los pantalones. «Genial». Considerando la erección que le abultaba la bragueta, no creía que él se opusiera a que le metiera la mano en el bolsillo...o en cualquier otra parte por allí abajo.

-No, todavía no -le dijo, palmeando las llaves a través del vaquero-. No irás a ningún
lado hasta que terminemos de hablar.

Alex soltó un suspiro de frustración.

-Mira, arrogante hijo de...

-Espera. Antes de que inicies una retahíla de insultos, he venido a ofrecerte mi ayuda. Si todavía la quieres.

Ella se interrumpió. ¿Estaba oyendo lo que ella creía que estaba oyendo?

-¿Has venido a decirme que me enseñarás lo que quiero saber sobre sexo? ¿Harry y tú? Él hizo una pausa, no parecía demasiado contento.

-Sí.

Alivio e irritación lucharon por dominar su reacción. Al final, ganó el alivio, ya que no iba a conseguir a Dougie sin instrucción. Y tras haber visto a los hermanos Gandy que, a pesar de lo dispuestos que habían parecido, no eran lo que ella buscaba. Pero no iba a permitir que Danny lo supiera.

-Quizá sea demasiado tarde.

-No parecías cómoda con David y James.

Por incómoda que se hubiera sentido con ellos, tomó nota mental del nombre del hermano mayor.

-¿Y a quién le importa? A mí no desde que intentaste ahuyentarme ayer.

Danny se rió entre dientes.

-¿Y tengo que creérmelo?

-Tendrías que ser imbécil para no hacerlo. Y jamás me lo pareciste cuando trabajabas para mi padre.

-No.

Alex soltó un bufido.

-Jamás habrías pensado en mí en un contexto sexual si no hubiera llamado a tu puerta.

-Si piensas eso es que eres una ingenua.

¿Estaba tomándole el pelo? Alex frunció el ceño. El enorme agente de las fuerzas especiales, convertido ahora en guardaespaldas, no podía haber pensado sexualmente en ella antes de encontrarla con Harry en la cocina.

-Oh, vamos -se mofó ella-. Hasta ayer ni siquiera habrías imaginado hacer nada conmigo. ¿Cuántos años tenía yo? ¿Dieciocho? ¿Diecinueve?

-Diecisiete. -Danny torció la boca en una sombría sonrisa-. Diecisiete y medio. Y todo lo que me pasaba por la cabeza en ese momento era ilegal, Alex. Mis pensamientos no han cambiado. Pero ahora no iré a la cárcel si los hago realidad.

Danny parecía hablar en serio mientras la taladraba con esos penetrantes ojos.

-Durante ese tiempo deseabas...

-¿Follarte? Oh sí, eso y cualquier otra cosa que me hubieras dejado hacer. Te deseaba. Punto.

Alex tomó aliento, estupefacta. «Oh, Dios mío»... Clavó una larga mirada en la patente erección que parecía a punto de reventar la cremallera.

-¿Y todavía me deseas?

-¿Acaso no te lo acabo de decir?


Ella se humedeció el labio inferior. Cuando la ardiente mirada de Danny se clavó en ese gesto, a Alex se le tensó el vientre y se le contrajeron los pezones. En su mente apareció una imagen: Danny recostado sobre ella, penetrándola con dura insistencia. Alex se había corrido la noche anterior con sus propios dedos con esa misma imagen mental. Sintió que se le calentaban las mejillas. No tenía sentido, se excitaba con un hombre que no sería más que un mentor para ella. Quizá fuera debido a una locura temporal, al estrés tras un frenético curso escolar o a una persistente curiosidad juvenil. Ya se le pasaría. Pero, de repente, algunas cosas tuvieron sentido.

-Entonces era por eso por lo que apenas me hablabas cuando trabajabas con mi padre.

-Sí.

-Y la razón de que hayas cambiado de idea sobre mi... favor.

-En parte. Harry también tuvo algo que ver. Casi me arranca la piel a tiras con su lengua viperina.

-¿No quería que me hablaras de esa manera?

Danny asintió con la cabeza.

-Porque te desea tanto como yo.

-Y tú intentaste ahuyentarme porque piensas que no estoy en mis cabales.

Danny asintió con la cabeza.

-Aún lo pienso. Pero cómo Harry me recordó, ya eres adulta.

-Llevo algún tiempo pensando en ello. He tomado una decisión. Ya no estoy en el instituto. No soy menor de edad, y no soy idiota.

-No creo que entiendas en realidad en qué te estás metiendo, pero es tu vida.

Alex se mordisqueó el labio inferior, sospechando que él tenía razón. Comprendía -de una manera abstracta- qué significaba participar en un trio. Esa misma mañana había leído un libro erótico y se había sentido excitada por la historia de una mujer amada por dos hombres totalmente dedicados a darle placer. ¿Qué mujer con sangre en las venas no se hubiera excitado?

Pero, a pesar de que Danny había dicho que no había sentimientos implicados en un trio, Alex no lo creía. Aunque no tenía sentido, ella ya se sentía atraída por Danny. Probablemente porque siempre había sentido curiosidad por él. Tiempo atrás, él la había repelido tanto como la había atraído. Pero quien de verdad la atraía ahora era Dougie. Lo había echado de menos tras una larga ausencia de casi cuatro años. Aunque ambos hombres no se parecían, lo más probable era que estuviera utilizando a Danny como sustituto de manera inconsciente. Eso, y que Danny había hecho más por ella sexualmente en quince minutos que Dougie en todos esos años. Alex suspiró.

-No creo que Dougie Poynter sea el hombre adecuado para ti.

Era normal que Danny pensara eso. Para Don Práctico, allí presente, ella era una groupie persiguiendo a una estrella, una quinceañera que fantaseaba tontamente con el «vivieron felices y comieron perdices». A él le resultaba difícil comprender su relación con Dougie, que se había desarrollado y evolucionado en los últimos años mediante e-mails y llamadas telefónicas.

Alex se encogió de hombros, intentando no parecer molesta.

-Tienes derecho a pensar lo que quieras. Pero como bien has dicho, es mi vida.

-Así es, y si quieres aprender todo lo que hay que saber sobre ser compartida por dos hombres, este es el trato -continuó él-. Regresarás a casa conmigo. Te quedarás con nosotros dos semanas. Y te enseñaremos todo lo que necesites saber.

Se sintió aliviada. Había ganado. Aunque estaba tentada de decirle que no a Danny, el orgullo no resolvería su problema con Dougie. Éste había insistido en que ella no podía ser lo que él necesitaba, que era demasiado inocente para su estaño de vida. Iba a demostrarle que estaba equivocado aprendiendo todo lo necesario. Era la única manera de tener un futuro con el hombre que adoraba. A pesar de la manera abominable en que Danny había actuado el día anterior, Alex sabía que era un hombre de palabra. Le enseñaría todo lo necesario. Aun así, tenía que hacerle algunas preguntas más.

-¿Viviré con ustedes dos semanas?

Danny asintió con la cabeza.

-Una de las cosas más difíciles de llevar a cabo en un trio es satisfacer a dos hombres excitados. El sexo con dos hombres a la vez no es fácil. Algunos hombres también tienen exigencias individuales que querrán que tú satisfagas. A algunos les va el sexo matutino. Otros preferirán la medianoche o cualquier otra hora del día. Tendrás que aprender a tratar con distintos gustos.

Su explicación tenía sentido. Dos hombres darían, definitivamente, más trabajo que uno. La única complicación que veía era mantener relaciones sexuales varias veces al día cuando nunca las había tenido, pero así era como vivía Dougie.

-Déjame adivinar, Harry es el hombre de medianoche. Y tu momento favorito para tener sexo es por la mañana.

Danny negó con la cabeza.

-A Harry le gusta más hacerlo por la mañana. A mí me vale cada vez que Harry esté de humor si tú estás dispuesta. No te tomaré a solas. Nunca.

Igual que antes, él hablaba completamente en serio. No haría el amor con ella si Harry no participaba. ¿Por qué razón? Su cara no decía nada; su expresión estaba demasiado vacía, casi dolorosamente en blanco. ¿Estaba ocultando algo? Tratándose de Danny, ¿quién podía saberlo?

-Así que si digo que sí, ¿tú querrás...?

La lujuria centelleó en sus ojos.
-Si Harry está dispuesto y tú también, allí estaré.

La insinuación en sus palabras creó una cálida corriente que se extendió deliciosamente por el cuerpo de Alex hasta que se asentó dolorosa y peligrosamente entre sus piernas.

-¿Así que no soy sólo otro rollo más?

Él hizo una mueca.

-No.

-Mmm, está bien... Acabo de terminar el curso de enfermería, así que estoy libre. Tengo que estudiar para los exámenes, pero eso puedo hacerlo en cualquier parte. Tendré que ir a buscar algunas cosas y dejar una nota a mi padre de que voy a visitar a una amiga. De todas maneras, ahora está de viaje. Podría regresar mañana y...

-Un momento. Hay una regla.

¿Una regla? ¿Había reglas en los trios?

-¿Cuál?

-No lo hago con vírgenes, así que no te follaré de manera convencional.
Alex se puso tensa. No le gustaba ese lenguaje cortante, pero estaba acostumbrada a él. Lo que más le molestaba era su tono, como si ser virgen la convirtiera en una forma de vida inferior.

-Creo que eso ya lo hemos aclarado. Te he dicho que quiero reservar mi virginidad para Dougie. Así que eso no será un problema.

-Quiero que recuerdes eso cuando las cosas se pongan calientes. -Le sujetó la cara entre las manos y la acercó más a su cuerpo. El intenso resplandor de sus ojos le dijo a Alex lo mucho que deseaba besarla-. Y se calentarán, Alex.

Un escalofrío ardiente la atravesó.

-Ni lo olvidaré, ni cambiaré de opinión.

-No cederé cuando me implores.

Alex se soltó de su agarre.

-¿Cuando te implore? «Oh, Dios, alguien tiene mucha fe en sus proezas». La sombría  sonrisa de Danny la puso de los nervios.

-Es uno de los placeres de ser compartida por dos hombres. Podemos conseguir que supliques por algo. Pero como ya hemos acordado aquí y ahora que no será sexo convencional, no habrá ningún riesgo.

Entonces, ¿qué tipo de sexo sería? ¿Oral? ¿Anal? Tampoco tenía experiencia en esas facetas. En dos semanas, se habría convertido en toda una experta en ambos casos. Ese pensamiento la hizo tomar aliento al sentir un peligroso arrebato de deseo.

-¿Riesgos de qué? ¿De embarazo?

Danny apretó los labios.

-De eso y de enrollarnos. Que seas virgen es una responsabilidad. Un hombre no debería follar a una virgen a no ser que tenga intención de reclamarla y conservarla para sí. Y yo no estoy dispuesto a reclamar a ninguna mujer... en ese sentido.

Asombroso. Anticuado y liberal a la vez.

-De alguna manera, no puedo decir que me sorprenda -comentó ella, notando el sarcasmo en su voz.

Danny sólo se cruzó de brazos y la miró fijamente, con una expresión insondable y la mandíbula tensa, un lenguaje corporal inequívoco. Sus labios apretados en una línea sombría y esos ojos parecían inexpresivos y despreocupados...a primera vista.

Alex lo miró de nuevo. Desolado. Eso es lo que parecía. Lo que denotaba la rigidez de su postura combinada con algún tipo de anhelo que ella percibía mientras lo miraba. Danny parpadeó, cambiando el peso de pierna, y retrocedió un paso. Fuera lo que fuese lo que Alex había visto en sus ojos, había desaparecido.
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¡He aquí el capítulo 5!! Esta vez muy largo para que disfrutaran.

Les recordamos que es MUY explicita, así que si les molesta la manera en la que esta narrada, no importa que dejen de leer :)

Entre mas likes (10+) actualizamos mas rápido. Dejen sus comentarios, queremos saber que les parece. Si quieren ser avisadas/avisados, dejen su user de twitter en cada comentario.

See ya!! Xx

Mrs. Poynter & Mrs. Jones.

5 comentarios:

  1. lista para el siguiente capitulo! :)

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  2. Yeah!!! Quiero que suban pronto el siguiente capítulo!!! Me encanta la novela!!!

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  3. Espero el próximo capítulo :D

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  4. Cada vez se pone mejor, sigo diciendo que me gusta la forma en que la narran. Síganla por favor. Twitter: @feeriveraa

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  5. Amo esta novela, quiero el próximo capítulo <3.

    mi twitter. @Shinealightinme

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