miércoles, 11 de abril de 2012

Capítulo 3.



Alex se estremeció a pesar de las enormes manos de Danny en sus hombros, tranquilizándola. Quemándola. La idea de esos dos hombres salvajes y atrevidos, que parecían salidos de una novela erótica, y ella, estaba a punto de convertirse en realidad. ¿Podría manejarlo? ¿Podría aceptarlo como parte permanente de su vida? Harry se acercó lentamente a ella, con una sonrisa de tiburón y una mirada hambrienta. La excitación y el miedo la dejaron sin aliento.

Danny tenía razón: las palabras no podían prepararla para la realidad de esos dos hombres. Él apenas la tocaba y Harry estaba aún a medio metro. En la habitación se palpaba la testosterona que sobrecargó sus sentidos, haciendo que le zumbara la cabeza. Tenía los nervios tan a flor de piel que se estremeció.

Al ser virgen, Alex se sentía un poco intimidada, pero no asustada. Nerviosa..., sí. Pero eso no iba a detenerla. Tenía que saber si podía ser la mujer que Dougie necesitaba, si podía aceptar las caricias de dos hombres a la vez. La tranquilidad que la envolvió era probablemente el resultado de criarse con hombres decididos. Tener miedo no era una opción. Tenía que hacerlo. Y también sentía curiosidad..., sí. Una curiosidad repentina.

¿Cómo sería poder disfrutar de la alegre delicadeza de Harry y del crudo poder de Danny al mismo tiempo? Ardía en deseos por conocer la respuesta. El cosquilleo que sintió en el estómago se mezcló con la curiosidad y la fascinación para crear un potente brebaje.

«Alto». Alex tragó saliva, recordando por qué estaba allí. La respuesta a su pregunta era irrelevante. No importaba cómo la hicieran sentir Danny y Harry. Ella estaba allí para aprender, por Dougie, para que él la viera como a una mujer. Alguien a quien pudiera considerar su mujer cuando la abrazara o cuando la compartiera... ¿Con quién la compartiría? ¿Con los miembros de su grupo? ¿Con algún otro grupo? Dougie se había negado a darle detalles sobre su vida sexual, aquélla que los periódicos sensacionalistas consideraban depravada y escandalosa.

Entonces Harry la tocó, le deslizó las manos por las caderas. La pregunta se disipó bajo el ardiente contacto de sus dedos cuando la acarició suavemente y le dio la vuelta, dejándola de nuevo de cara a Danny. Su mirada se encontró con la de Harry por encima del hombro. Sin apartar las manos de ella, él la hizo descansar contra su cuerpo, apretándola contra su pecho, acunando su erección contra el trasero. Apenas tuvo tiempo de reaccionar ante la descarga ardiente y el abrasador deseo que se enroscó en su vientre antes de que los dedos de Danny se enredaran en sus cabellos y arrastrara su mirada hacia sus ojos.

- Alex -gruñó Danny-, estás jugando con fuego, nena. Prepárate para quemarte.

Cerró los puños y sin más aviso, bajó la cabeza. Con un simple roce de su boca, Danny le abrió e invadió los labios, encendiendo sus sentidos cuando deslizó la lengua dentro de su boca y arrasó todo lo que tocaba con cada lánguida y excitante caricia. Había esperado de Danny un beso rudo, sin concesiones ante su inexperiencia. No fue así. Era hambriento y exigente, sí, pero bueno, muy bueno. Un enredo salvaje de labios, aliento y hambre.

A Alex la habían besado antes, pero no de esa manera. Jamás sin vacilación ni una invitación, pero Danny no era de los que perdía el tiempo. De repente, él se retiró, dejándola dolorida y sin fuerzas. Oh, Dios. Su sabor. Era excitante y masculino. Adictivo. Alex deseaba más, mucho más. Con un solo beso, la había despojado de sus defensas, había puesto su mundo del revés, se había hecho con el control.

Danny le rozó los labios con los suyos otra vez, y Alex abrió la boca un poco más. El se hundió en ella con más profundidad que antes. La saboreó, jugueteó con ella, se retiró.
«¡No!» Alex necesitaba más, y presionó las palmas de las manos contra la sólida pared del pecho de Danny, allí donde sentía palpitar salvajemente su corazón. Danny la recompensó con otra provocativa caricia de sus labios, que derritieron los suyos con aquella firme y salvaje posesión. Aunque lo había esperado, la invasión de su lengua la dejó sin defensas una vez más. Deslizó las manos del pecho al pelo de Danny. Intentó aferrarse a sus cortos cabellos para acercarlo más a ella, pero el pelo, al igual que su dueño, le era esquivo.

Alex se moría de deseo. Le arañó. Apenas podía respirar, estaba mareada, deleitada en el calor que invadía su vientre. Se le tensaron los pezones. Era salvaje. Tan bueno...Notó una mano cálida curvándose sobre su brazo y ascendiendo en una lenta caricia. Harry.
Casi se había olvidado de él, pero cuando él se acercó más a ella, cuando el calor de su torso contra su espalda y la dureza de su miembro todavía apretada contra su trasero se hicieron más evidentes, fue imposible ignorarlo.

Harry levantó la mano y le apartó el pelo del cuello. La suave presión de la ardiente boca de aquel hombre y su cálido aliento sobre el cuello fue como una suave lluvia sobre su sensible piel. Alex se estremeció, pero Harry continuó. La feroz respuesta de ella estimuló sus propios sentidos en sintonía con las demandas suaves y tiernas del beso de Danny.

Unas manos firmes se deslizaron sobre las costillas femeninas. Harry de nuevo. Aquellos dedos indagadores le rozaron el lateral de los pechos. Inesperadas sensaciones le atravesaron directamente los pezones, endureciéndolos todavía más. Alex gimió mientras Danny seguía besándola, absorbiendo el sonido con su ávida boca. Inclinando la cabeza, amoldó sus labios perfectamente a los de ella, y su beso se hizo más persistente.
Alex se derritió, gimiendo. Ardía tal y como lo hacia Danny cuando el deseo la embargó, cuando la sangre hirvió a temperaturas abrasadoras. Y se sintió dolorida. Quería más. ¡Mucho más! Agarrándola firmemente de las caderas, Danny se arqueó contra ella, apretando su impresionante erección en un movimiento delicioso y sugestivo contra su sexo.

Aquello no la apaciguó, sólo la inflamó aún más y gimió. Doblando las rodillas, Danny la agarró por los muslos y la levantó. Alex apenas tuvo tiempo de soltar un grito ahogado antes de que la dejara caer contra Harry, cuya polla se apretaba aún más contra ella. Pero no había terminado...

Danny le arrancó los pantalones y la tanga, luego le abrió las piernas, manteniéndolas separadas con aquellas enormes manos. Harry le ayudó sosteniéndole las rodillas con los antebrazos, dejándola abierta y expuesta ante su primo. A Alex le latía tan rápido el corazón que no podía oír nada más que su frenético palpitar mientras observaba cómo Danny la miraba como si le fuera la vida en ello. Alex envió una invitación a esos profundos ojos que brillaban intensamente con un calor abrasador.

Danny se quedó inmóvil, esperando. Mirando. Volviéndola loca de anticipación y de deseo.

-Danny...

-Mantén sus piernas separadas -le dijo él a Harry.

Luego se introdujo entre los muslos separados y presionó íntimamente la bragueta de los vaqueros contra los pliegues húmedos. Ante el contacto, la clítoris de Alex, respondió con un ávido latido. Danny la sujetó por las caderas, alejándola del agarre de Harry. Se rodeó las caderas con las piernas de Alex y embistió contra ella una y otra vez. Alex gritó. Masturbarse jamás había sido tan intenso y agudo. Tan decadente. Tan abrumador.

Antes de que ella pudiera asimilarlo o pensar en su siguiente caricia, Harry le deslizó las manos desde el tórax al vientre y luego hacia arriba de nuevo. Y más arriba, hasta ahuecarle los pechos con las cálidas palmas de sus manos. Alex se derritió con un largo gemido. La pellizcó suavemente con los dedos y el estremecimiento de deseo bajó disparado a su clítoris. Los pezones se erizaron ante la dolorosa tirantez de su tacto, y él se los frotó con los pulgares.

A Alex le llevó un rato darse cuenta de que Danny observaba las caricias de Harry con una mirada oscura de deseo. Con unos ojos que, cuando la miraron a ella, prometían devorarla. Un agudo deseo se deslizó por el vientre de Alex, retorciéndole las entrañas con una necesidad apremiante.

-Tenemos que quitarle esto -dijo, dirigiendo los dedos al último botón de la blusa.

-Ahora -se mostró de acuerdo Harry. Y juntos, la dejaron sobre el mostrador.

Un momento después, Harry dirigió los dedos al botón superior de la blusa y lo desabrochó. Las manos masculinas se ocuparon de los pequeños botones entre maldiciones, exponiéndola a sus devoradoras miradas con una rapidez que Alex apenas podía asimilar. Aturdida, observó cómo su propia piel tensa y dolorida iba quedando expuesta hasta que todos los botones fueron desabrochados. Harry le quitó la blusa por un hombro, mientras Danny se la quitaba del otro y levantaba la mirada hacia ella.

Esos ojos eran intensos. Feroces. Decididos. Un remolino de deseo se anudó en el vientre de Alex, dejándola sin respiración, despojándola de cualquier pensamiento racional... Con el cálido aliento de Danny en el cuello haciéndola pedazos, éste alargó las manos por detrás y le desabrochó el sujetador con dedos ágiles.

«¡Oh, Dios mío! ¡Oh, maldita sea!» Estaba desnuda. Eso se ponía serio. Y resultaba abrumador. Y, sin embargo, era maravilloso. No podía detenerse. Aún no...Pronto.

-¡Oh! -gimió cuando la boca de Danny le cubrió un seno. Mordisqueó suavemente su pezón hasta que varios estremecimientos sacudieron las terminaciones nerviosas entre sus pechos. Hasta que su clítoris se estremeció de deseo. La sensación se multiplicó cuando Harry le pellizcó la sensible cima del otro pecho en el mismo momento que inclinaba la cabeza y le cubría la boca con un beso arrollador.
Más que besarla, la seducía sin palabras. Harry era un artista, un experto. No se apresuró ni exigió. La engatusó, jugueteó con ella, provocándola con el cálido roce de su lengua para luego retroceder, dejándola ardiendo de deseo. Sólo aquel beso habría sido suficiente para hacerla perder la cabeza, para que se derritiera como cera caliente. Con aquella erección apretada contra su muslo, las sensaciones eran absolutamente explosivas.

Danny continuaba succionándole el pezón, y cambió al otro con decisión, apartando los dedos de Harry para albergar el sensible brote en su dura boca, mordiéndolo con suavidad, lamiéndolo con la lengua, en el mismo momento que apretaba la dura protuberancia de su erección contra el palpitante clítoris. Esa vez, la boca de Harry amortiguó sus gritos. El ardiente jugueteo de su beso absorbió el sonido y pidió más.

Y ella le ofreció otro jadeo con gusto cuando Danny embistió en el lugar adecuado mientras le succionaba el pezón con dura ferocidad. Luego Harry terminó el beso con una suave exigencia que la hizo estremecer de placer. Sus labios temblaron cuando él retrocedió jadeante para tomar aire. Alex sintió una eléctrica línea de placer entre los pechos y el sexo que la hizo estremecer de pies a cabeza.

-Sabes tan dulce como el azúcar -la alabó Harry acariciándole con la boca el lateral de su cuello mientras que con el pulgar le rozaba el pezón todavía húmedo por la boca de Danny-. Tan dulce que te deshaces.

Esa hábil boca le recorrió la barbilla, subió por la mejilla haciendo una pausa antes de capturar sus labios de nuevo y hundirse en ellos. Él se excitó con el beso, haciéndola arder cada vez más, prometiéndole con cada caricia que la satisfaría...a su debido tiempo. A su manera.

Para aumentar las ya crecientes sensaciones, Danny continuó restregándose contra su clítoris con envites constantes, friccionando con furia, encendiéndola de la cintura para abajo. Le pellizcó los pezones, se los retorció, en uno y otro sentido, estirándolos, estimulando sus sensaciones. Cuando ella jadeó y se sujetó a los brazos de Danny jurando que se iba a correr, él retrocedió y Harry también.

Alex gritó de frustración.

Danny le dirigió una mirada despiadada y le rozó el sensible pezón.

-¿Quieres más, gatita?

Estaba jugando con ella. Bueno, estaban. Pero en ese momento a Alex le traía sin cuidado. Jamás había sentido nada parecido al placer que Harry y Danny le estaban brindando. Sus sensaciones eran como arenas movedizas que la arrastraban, la ahogaban. Cuanto más se retorcía, más se hundía. Y le encantaba.

-Por favor. -La palabra le salió de la boca en un jadeo.

Harry se inclinó para depositar uno de esos devastadores besos en su boca en su siguiente aliento. Danny continuó con la rítmica fricción de su miembro contra el clítoris de Alex, al mismo tiempo que le mordisqueaba despiadadamente los pezones con la boca. Cada vez que la tocaban, nuevas sensaciones se derramaban sobre ella como miel caliente que rápidamente se convertía en fuego líquido. Estaba flotando, hundiéndose, implorando...

-Más. -La palabra escapó de sus labios con un jadeo urgente.

Danny la besó por encima de los pechos, resollando sobre su cuello. Ella se estremeció, y Harry la inmovilizó con otro beso devorador. La boca del hombre parecía decir con cada envite de la lengua que quería algo que sólo ella podía darle. Lo que era mentira, pero tan, tan efectiva. Alex apostaría lo que fuera a que cuando Harry posaba su boca sobre una mujer, no había nada que ésta pudiera negarle.

Cuando más maravilloso era, cuando Danny le mordisqueó el lóbulo y la rodeó con sus brazos, las sensaciones se volvieron aún más intensas. Alex se arqueó contra su poderoso y musculoso pecho, odiando repentinamente la camisa -cualquier prenda- que se interpusiera entre su piel y la de ella.

Alex jamás había imaginado que pudiera desear de esa manera a un hombre tan irritante, pero lo hacía. ¿Por qué?

-¿Qué más quieres? -el sedoso susurro de Danny se deslizó por su espalda, luego pareció acariciarla en aquel lugar mojado que suspiraba dolorosamente por él. ¿Cómo conseguía hacer eso con un simple susurro? ¿Cómo lograba que el sonido se clavara directamente en su clítoris?

Harry levantó la cabeza para oír su respuesta.

-Me siento genial -fue todo lo que ella pudo susurrar en respuesta.

Dudaba que pudiera decirles algo que ellos no supieran ya.

-Puede ser todavía mejor -le murmuró Harry en el otro oído.

« ¿Mejor? Que Dios la ayudara».

Por lo general, Alex estaba hecha de una pasta muy dura. En lo único que no había ganado a sus hermanos había sido en una lucha cuerpo a cuerpo. En todo lo demás: en soportar el dolor, en aguantar la bebida, en velocidad, en resistencia... les había vencido al menos una vez. Pero ese placer aplastaba su voluntad.

-Si deseas más, te lo daremos. Quiero ponerte boca abajo sobre la mesa de la cocina y observar cómo Harry te succiona el clítoris mientras tú me succionas a mí.
Con los ojos nublados de deseo, Alex dirigió la mirada a la susodicha mesa. Podía imaginar la escena. Con mucha facilidad. Jamás le había hecho una mamada a un hombre, pero lo intentaría. De hecho, le encantaría conseguir que al señor tipo duro se le aflojaran las rodillas. Y si un beso de Harry era el cielo, no podía ni imaginar lo fabuloso que sería con el sexo oral. Pero el tono desafiante de las palabras de Danny le molestó. ¿Acaso pensaba que todavía le tenía miedo?

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Listo, acá esta el capítulo, les recordamos que es un poco [mucho] explicita, así que si les molesta la manera en la que esta narrada, no importa que dejen de leer :)

Como sea...

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Ciao.

Mrs. Jones & Mrs. Poynter.

8 comentarios:

  1. Alksljlajnmmdkjdñlañlkdsa me encantó!!!!

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  2. Me encanta la forma en que lo narran. Wow, cada capítulo me va gustando mas y mas. Sigan escribiendo y ten por seguro que yo leeré lo que escriban. Mi twitter @feeriveraa

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  3. Holaaaa!!!!! Pues debo decir que este cap fue completamente increible. Me encanta como narran cada una de las escenas; lo haces de una manera tan elegante, sensual, sexy, HOT. Estoy impresionado de la manera tan increible que tienes de escribir. TE FELICITO.

    Muero de ganas de leer el proximo cap. YAAAAAAA!!!!!!!

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  4. Por cierto! lo olvide jajajaja Por favor avisenme: @DarknessTyler

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  5. Esto es apto para menores ? :/ Ya lo lei y creo que mi inocencia se perdio UPS !!

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