-Quiero hablar
contigo -le dijo Alex a Danny a la mañana siguiente mientras se sentaba ante la
mesa de la cocina donde él estaba tomando un café. Le sentaban bien aquellos
pantalones cortos de algodón y el top. Su mirada furiosa, sin embargo, era otra
historia.
-Harry está
dormido -continuó ella-. Así que no puede hacerse una «idea equivocada». Y no
puedo esperar a decirte esto.
Danny se puso
tenso. Estaba buscando pelea, pura y dura.
-No tengo ganas
de hablar.
-Vale, entonces
escucha.
El que Alex
hablara con tanta dureza no presagiaba nada bueno. Pero esa mañana, había en su
tono de voz un ligero temblor.
No era de
sorprender, ya que el día anterior se había comportado con ella como un
auténtico estúpido. Pero no guardaba las distancias o se la tiraba. Sabía que
ella quería mantenerlo a distancia, no entre sus muslos. Chica lista. Él se
podría pasar toda la vida follándola.
-Tienes tres
minutos.
-No me hace falta
tanto. -Ahora sonaba cabreada, lo que era todavía mejor. Así podría controlarse.
Además, si estaba enfadada, es que estaba bien. Era la vulnerabilidad de Alex
lo que no podía soportar.
Aquellas lágrimas
la noche anterior... Dios, escucharla llorar en los brazos de Harry casi había
acabado con él. Harry la había tranquilizado, susurrándole al oído. Pero esos
suaves sollozos y jadeos temblorosos casi habían minado la determinación de Danny.
Quería ser él
quien la consolara. Si la hubiera abrazado, si la hubiera acariciado la noche
anterior, hubiera acabado haciendo el amor con ella. No la hubiera follado, no.
Habría sido un suave y dulce acto de amor para tranquilizarla. Lo que hubiera
creado un lazo afectivo entre ellos.
Había resistido
por el bien de Alex y su propia cordura. Primero celos y ahora eso. ¿Qué
demonios le pasaba?
Alex inspiró con
fuerza.
-Después de lo
que ocurrió ayer por la mañana y luego por la noche, no puedo quedarme. Tú no
me quieres aquí, y no hace falta que me expliques por qué. Gracias por la
ayuda. Recogeré mis cosas y me iré a las diez.
«¿Qué demon...?
¿Se iba a marchar?». Sus palabras deberían haber sido un alivio, pero Alex era
una luchadora. ¿Por qué cedía de repente y se retiraba? ¿Y por qué el puro
pensamiento de dejarla marchar era como una cuchillada en su corazón?
Alex le dio la
espalda. Incluso así, no pudo evitar ver la expresión vulnerable de su rostro
cuando se levantó y cruzó la cocina para regresar a la habitación. Podía dejar
que se marchara, debería de dejar que se fuera...«¿Podía? ¿Debería?»
Danny se puso en
pie y se apresuró a cortarle el paso.
-Así que sabes
por qué no quiero que estés aquí. ¿Y qué es lo que crees saber?
Alex frunció el
ceño con incredulidad.
-Sé lo que los
hombres han dicho de mí desde que pasé por la pubertad. Es raro que me maquille
y nunca me pongo vestidos. Odio el encaje y nunca creeré que los pantys sean un
gran invento digan lo que digan. Jamás dominaré el arte de reír tontamente o
pestañear. Me gusta pescar, odio cocinar y puedo beberme un pack de seis
cervezas en menos de cuatro minutos si alguien me desafía a hacerlo. -Alzó la
cabeza, luchando contra las lágrimas y Danny vio en su expresión cuánto le
molestaba eso-. Soy muy poco femenina. Y sé que muchos hombres, entre los que
te incluyo, piensan que soy un fenómeno de feria.
Estaba tan
completamente equivocada que Danny apenas podía asimilar lo que decía.
-¿Piensas que no
me siento atraído por ti?
La expresión de Alex
le hubiera hecho reír si el tema no hubiera sido tan serio.
-Cuando aparecí
por aquí con tacones y encajes, tú me deseabas. Pero luego me viste sin ropa,
y, como en el instituto, pensaste lo mismo que los demás hombres. Se te
quitaron las ganas, así que me dijiste que te dejara en paz a menos que
estuviéramos en la cama. Que allí sí tenías intención de cumplir tu palabra.
¿Hacen falta más pruebas?
¿Estaba hablando
en serio?
-Eso son
idioteces, gatita.
Ella puso los
brazos en jarras y le lanzó una mirada desafiante.
-Ya he oído antes
esta historia. Y más de una vez. No tienes que ocultarme la verdad. Puedo
aceptarla.
De repente, Danny
quiso golpear a cada uno de los idiotas del instituto que la habían hecho
sentir tan poco femenina. Aunque también era cierto que podía aprovecharlo en
su favor. Sería fácil. Sólo tenía que dejar que esa mentira lo sacara del
aprieto. Pero sería una auténtica cabronada. Y él no podía hacerle daño a
propósito.
Suspiró,
derrotado.
-¿Me has visto
alguna vez hacer algo por obligación sólo para no herir tus sentimientos?
Alex vaciló.
-No.
-Exacto. No
fingiría que me excitas si no lo hicieras. Y en cuanto a lo de que no eres lo
suficientemente femenina, vaya tontería. No es el maquillaje o reírse
tontamente lo que te hace mujer. Son tus impulsos, tus deseos y los fluidos
sexuales que emanan de ti.
-¿Qué quieres
decir?
Estirando el
brazo, le cogió la mano y se la apretó.
-Que eres una
mujer de bandera, gatita. Me gusta que seas franca. Que no te desquicie mi
profesión. Tienes un extraordinario sentido del humor cuando no estás tensa. Si
me comporto así es porque te deseo demasiado.
-¿Demasiado? -Una
mirada de escepticismo asomó a los ojos color avellana-. ¿Me deseas demasiado?
Tirando con
fuerza de la mano de Alex, la apoyó contra su bragueta, cubriendo la implacable
erección que tenía cada vez que ella estaba a menos de dos metros.
-¿Te parece que
estoy mintiendo?
Ella se sintió
fascinada y le acarició el miembro a través de los pantalones, deslizando los
ágiles dedos arriba y abajo por la rígida longitud.
-No.
Danny le agarró
la muñeca para detenerla. Entre sus alocados deseos de abrazarla y la lujuria
que ella incitaba con cada toque, estaban metiéndose en aguas peligrosas.
-No comiences
algo que no puedas terminar.
Con la mano
libre, ella agarró los pantalones cortos de Danny y comenzó a bajárselos.
-Puedo
terminarlo. ¿Acaso no lo hice anoche?
Su boca. «Oh,
mierda». Sí, por supuesto que lo había terminado. La húmeda boca de Alex había
sido como un sedoso paraíso. Harry le había estado diciendo con exactitud cómo
conducirle al éxtasis, y ella lo había hecho.
Despacio, duro,
con pequeños mordiscos... y él había perdido el control. Pensar en que ella
podría hacerlo de nuevo ahora, provocó que su miembro latiera bajo su mano. En
respuesta, ella lo apretó con más fuerza. Con la mano libre y una última brizna
de control que le quedaba, él le agarró los dedos que le bajaban los
pantalones.
-No lo hagas.
Alex no se
detuvo. Le apartó las manos.
-¿Me deseas pero
no quieres que te toque? ¿Desde cuándo un hombre desea a una mujer pero no
quiere que se la chupe?
-Si sigues con
esto voy a querer mucho más de ti.
-¿Qué quieres
decir? -espetó ella.
-Tu virginidad
está vetada. No me excites, o te encontrarás desnuda y empalada en mi polla.
Sólo puedo pensar en follarte. Y si te penetro, me quedaré dentro de ti... todo
el maldito día, si me dejas. Y querré más por la noche. Y Harry también querrá.
Alex respiró
hondo. Un rubor repentino le cubrió las mejillas, lo que se contradecía con su
postura combativa.
-Oh.
-Apenas puedo
contenerme, así que si yo fuera tú saldría de aquí pitando.
Pero Alex no se
movió. Durante un largo momento, se quedó con la mirada clavada en él. Danny
resistió el impulso de retorcerse con inquietud. Algo rondaba por aquella
hermosa cabecita. Que Dios los ayudara si ella mostraba alguna indicación de
que quería hacer el amor con él.
Acabaría con lo
poco que le quedaba de autocontrol. La arrastraría de vuelta a la cama de Harry,
despertaría a su primo, y haría algo que terminaría lamentando.
Un buen rato
después, ella se acercó más a él, le colocó las manos en los hombros y se puso
de puntillas para darle un beso en los labios. Fue un beso suave, casi casto.
-No querías
admitir nada de eso, pero lo has hecho para no herir mis sentimientos.
Era una mujer muy
perspicaz. Tenía que reconocerlo.
-Ha sido muy
decente por tu parte. Podías haberme dejado creer que no era lo suficientemente
femenina para ti, pero no has tomado el camino más fácil. -Una sonrisa de
alivio apareció en la cara de Alex-. Gracias. Ha sido muy considerado de tu
parte.
Danny se encogió
de hombros. Se sentía estúpidamente a gusto por haberle arrancado esa sonrisa.
-Sólo he sido
justo.
-Entonces yo
también debería ser justa y admitir que te deseo. Harry y tú son dos hombres
impactantes. Los dos me excitan, pero -soltó un tembloroso suspiro-, respondo a
ti más de lo que debería. Cuando tú me tocas, me derrito de deseo. Jamás me
había sentido de esta manera.
¿Le deseaba más a
él que a Harry? ¿Más que a Dougie? La euforia y la lujuria le recorrieron las
venas como la droga más potente. Ella sólo tenía que llamarlo con un dedo para
que él estuviera perdido.
«Maldición». No
debería hacerlo. Sabía que no podía...
«Demasiado
tarde».
Danny ya la
estaba agarrando, enterrando los dedos en su pelo, ahuecándole la cara, y
bajando la cabeza para devorar su boca. Con un pequeño jadeo, Alex abrió los
labios para él, buscando su beso posesivo.
Enredando la
lengua con la de ella, Danny aspiró su calidez y se tragó su gemido. La
estrechó con fuerza, y casi perdió el sentido. «Ahora, tenía que ser ahora».
Tenía que saborearla, que estrecharla lo más cerca posible. Hundirse
profundamente en su boca. Su sabor, su maravilloso sabor, lo embargó. Luego
ella amoldó su cuerpo al de él, se arqueó y apretó esos dulces pechos contra su
torso. «Tócalos». Tenía que hacerlo. «Libéralos».
Con una mano, le
bajó una tira del top por el hombro, luego la otra. Se lo bajó lo suficiente
para poder verle los pechos y recorrer con las palmas de las manos aquellos
firmes montículos. No eran demasiado grandes, ni tampoco pequeños. Eran
perfectos. Y esos pezones duros...siempre preparados para su boca. «Para él».
«Pronto...».
Centrando la
atención en deshacerse de las demás barreras, Danny tiró bruscamente del top y
se lo bajó hasta la cintura, luego agarró la cinturilla de los pantalones
cortos y las bragas, y se las bajó de un tirón por las caderas y las piernas.
Estaba desnuda. «Perfecto». Ya la tenía como quería. Pasándole un par de dedos
por los pliegues de su sexo, Danny confirmó sus sospechas. Alex estaba mojada.
Muy mojada. Jadeando, con las pupilas dilatadas e implorantes, Alex se aferró a
su camisa cerrando los puños con desesperación. Gracias a Dios, también estaba
excitada. Igual que él.
Danny la levantó
por la cintura, ignorando su grito ahogado, y la dejó sobre la mesa de la
cocina. La había imaginado miles de veces echada sobre esa mesa, dispuesta para
él como el manjar más exquisito, listo para su degustación. La realidad
superaba con creces la ficción. El corazón se le aceleró. Su miembro palpitó.
Sacándose la
camisa por la cabeza, la dejó caer a un lado. Luego, con el pecho subiendo y
bajando, se bajó los pantalones cortos por las piernas hasta que Alex sólo pudo
ver piel y deseo desnudos.
Con los ojos
fijos en él, lo aceptó sin parpadear, inquebrantable. «Increíble». Agarrándola
de los muslos, Danny le arrastró las caderas hasta el borde de la mesa y se
recostó sobre ella, cubriéndola con su cuerpo. Caliente. El olor aterciopelado
y almibarado de Alex lo conducía a la locura. Buscó la mirada de ella con la
suya. La encontró dilatada, excitada, confiada. El deseo de ella le hacía
hervir la sangre. Le quemaba.
«Tócala». Tenía
que tocarla. Le besó el vientre plano, hundió la lengua en su ombligo. Alex
contuvo el aliento. Danny se acercó más a su calidez. Ella abrió las piernas
aún más, sin dejar de mirarle fijamente. Ofreciéndose silenciosamente a su
deseos.
Alex tenía los
pezones duros. Erguidos, erizados e hinchados. Irresistibles. Danny se inclinó
con rapidez y atrapó con su boca uno de ellos. Lo devoró. Era como caramelo.
Pero mucho mejor. Pasó la lengua por encima, mordiendo la sensible carne cuando
se endureció todavía más. «Mmm, perfecto».
Alex comenzó a
jadear, pequeños sonidos implorantes inundaron el aire cuando ella le ahuecó la
cabeza con las manos, intentando introducir los dedos entre los cabellos
cortados al uno para acercarlo más a ella.
-Danny.
Aquel tono
implorante lo obligó a levantar la cabeza de nuevo. La mirada femenina lo hizo
arder. «Reclama su boca». Fue un beso dulce, lleno de aceptación y pasión. Otra
nueva oleada de lujuria lo atravesó. «Follala. Ya».
Le envolvió las
caderas con las manos, encantado por cómo sus palmas casi le abarcaban la
cintura por completo, por la manera en que ella se abría para él, por poder ver
la resbaladiza humedad acogedora de su sexo y sus pliegues hinchados. Cogiendo
su erección, la situó contra la vagina de Alex. Húmeda y caliente. Alex le mojó
el glande con sus ardientes fluidos y él saboreó el momento previo a embestirla
y hacerla suya.
Dios, estaba
temblando. El deseo lo inundaba de una desesperada necesidad, atrapándolo en
las rudas demandas de su cuerpo y algo más... «Tómala. Reclámala».
-Danny -imploró
ella, para que la penetrara... o para que se detuviese.
«¿Detenerse? No,
¡ni hablar! ¿Por qué debería detenerse?» Porque no debería hacer eso. Por ella.
Por sí mismo. Las razones se le escapaban. Ella estaba dispuesta, húmeda,
tendida sobre la mesa como si fuera un festín para sus sentidos, con la mirada
brillante. Con lágrimas en los ojos.
«¿Lágrimas?». La
visión, la mera pregunta, le hizo salir de la neblina en la que lo había
envuelto la lujuria. Miró a su alrededor. A las ropas tiradas en el suelo. A
los rayos del sol que se filtraban por las ventanas abiertas y caían
oblicuamente sobre sus pechos. Estaba tumbada en la misma maldita mesa en la
que habían cenado. Era virgen.
Tragó aire,
sabiendo que debería desistir, que debería dejarla sola. En ese momento, estaba
a un envite de cambiar sus vidas para siempre. Tal vez... tal vez sería
diferente esa vez. Alex no era una adolescente. No tenía una familia
problemática. No era Heather.
Si la penetraba,
sería suya. «Suya». Por completo. Tanto en los días buenos como en los malos,
para compartir sonrisas y lágrimas, para compartir juegos y bromas, días y
noches de sexo. Pero también sería suya la responsabilidad si algo salía
terriblemente mal. Aquel pensamiento fue como una jarra de agua fría y la
lujuria comenzó a abandonar su cuerpo. Dio un paso atrás.
-¿Es que no
pensabas detenerme? -siseó. Por el amor de Dios, sonaba como si tuviese cien
años.
Alex vaciló.
-Sí.
Pero él no quedó
convencido.
-¿Cuándo?
-Bueno,
yo...quiero decir que intenté detenerte.
Danny se subió
los pantalones, acomodando su erección con una mueca de disgusto.
-¿De verdad estás
enamorada de esa estrella del pop?
Ella parpadeó y
apartó la mirada. Un enorme nudo de ansiedad contrajo el estómago de Danny.
¿Estaba nerviosa porque no amaba a Poynter o porque no quería sacar a relucir
sus sentimientos por la estrella del rock delante de él?
Alex se
incorporó, se rodeó las rodillas con los brazos, acercando las piernas al
pecho.
-¿Estaría aquí
tratando de aprender todo esto si no lo estuviera?
-Sólo tú sabes
por qué estás realmente aquí. Pero nena, estás jugando con fuego y lo sabes. La
próxima vez, di simplemente no. Si Harry hubiera estado aquí, puede que no me
hubiera detenido. La próxima vez, te follaré y... a la mierda con las consecuencias.
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Emmm no se que decir... xD más que ¡Danny follame! (ok ya hahahaha)
Entre más comentarios nos dejen y haya más de 15 likes en el capítulo, más rápido actualizamos.
Mrs. Poynter & Mrs. Jones. XX <3
PD: Si quieren que les avisemos cada que se actualice, dejen su user de twitter o avisenos a @MissLPoynter
Gracias por leer ;)
estaaa super intensaa esta novelaa... me gustaaa :D
ResponderEliminarEstaba a punto de follarla... Alex deja a Dougie y quédate con Danny! El es lo que quieres. Síganla lo mas pronto :) atte: Fer
ResponderEliminarI want I want and that's crazy...(8) okay........... *inserte risa nerviosa aquí.*
ResponderEliminarhahahahahahhahahahahahhaha, otra risa nerviosa por aqui :$
EliminarLalaal POR FIN COMENTOO!!
ResponderEliminarUhhh! Casi casi, Jones... Casi, casi! Que mina boluuuda! si te moris por Harry y Danny! No jodaaas!! Danny yo te doy permiso para que la hagas gozzzar(? Bueno, mejor me voy antes de que escriba cualquier cosa...
Estoy feliz feliz feliz de haber encontrado esta historia. Muchas gracias Señorita Poynter Jajaja
Danny sos un boludo, la hubieses "follado" ahí no más.... (?)
ResponderEliminarLargá la verdad Alex, no estas enamorada de Dougie (?)
GENIAL!!!!!!!!!!!!!!! DANNY ESTA ENAMORADOO, Y ALEX ME PARECE QUE TAMBIEN! Gracias chicas.. es increible.
ResponderEliminarJodidamente increíble *______*
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