jueves, 26 de abril de 2012

Capítulo 12



-Quiero hablar contigo -le dijo Alex a Danny a la mañana siguiente mientras se sentaba ante la mesa de la cocina donde él estaba tomando un café. Le sentaban bien aquellos pantalones cortos de algodón y el top. Su mirada furiosa, sin embargo, era otra historia.

-Harry está dormido -continuó ella-. Así que no puede hacerse una «idea equivocada». Y no puedo esperar a decirte esto.

Danny se puso tenso. Estaba buscando pelea, pura y dura.

-No tengo ganas de hablar.

-Vale, entonces escucha.

El que Alex hablara con tanta dureza no presagiaba nada bueno. Pero esa mañana, había en su tono de voz un ligero temblor.

No era de sorprender, ya que el día anterior se había comportado con ella como un auténtico estúpido. Pero no guardaba las distancias o se la tiraba. Sabía que ella quería mantenerlo a distancia, no entre sus muslos. Chica lista. Él se podría pasar toda la vida follándola.

-Tienes tres minutos.

-No me hace falta tanto. -Ahora sonaba cabreada, lo que era todavía mejor. Así podría controlarse. Además, si estaba enfadada, es que estaba bien. Era la vulnerabilidad de Alex lo que no podía soportar.

Aquellas lágrimas la noche anterior... Dios, escucharla llorar en los brazos de Harry casi había acabado con él. Harry la había tranquilizado, susurrándole al oído. Pero esos suaves sollozos y jadeos temblorosos casi habían minado la determinación de Danny.

Quería ser él quien la consolara. Si la hubiera abrazado, si la hubiera acariciado la noche anterior, hubiera acabado haciendo el amor con ella. No la hubiera follado, no. Habría sido un suave y dulce acto de amor para tranquilizarla. Lo que hubiera creado un lazo afectivo entre ellos.

Había resistido por el bien de Alex y su propia cordura. Primero celos y ahora eso. ¿Qué demonios le pasaba?
Alex inspiró con fuerza.

-Después de lo que ocurrió ayer por la mañana y luego por la noche, no puedo quedarme. Tú no me quieres aquí, y no hace falta que me expliques por qué. Gracias por la ayuda. Recogeré mis cosas y me iré a las diez.

«¿Qué demon...? ¿Se iba a marchar?». Sus palabras deberían haber sido un alivio, pero Alex era una luchadora. ¿Por qué cedía de repente y se retiraba? ¿Y por qué el puro pensamiento de dejarla marchar era como una cuchillada en su corazón?

Alex le dio la espalda. Incluso así, no pudo evitar ver la expresión vulnerable de su rostro cuando se levantó y cruzó la cocina para regresar a la habitación. Podía dejar que se marchara, debería de dejar que se fuera...«¿Podía? ¿Debería?»
Danny se puso en pie y se apresuró a cortarle el paso.

-Así que sabes por qué no quiero que estés aquí. ¿Y qué es lo que crees saber?

Alex frunció el ceño con incredulidad.

-Sé lo que los hombres han dicho de mí desde que pasé por la pubertad. Es raro que me maquille y nunca me pongo vestidos. Odio el encaje y nunca creeré que los pantys sean un gran invento digan lo que digan. Jamás dominaré el arte de reír tontamente o pestañear. Me gusta pescar, odio cocinar y puedo beberme un pack de seis cervezas en menos de cuatro minutos si alguien me desafía a hacerlo. -Alzó la cabeza, luchando contra las lágrimas y Danny vio en su expresión cuánto le molestaba eso-. Soy muy poco femenina. Y sé que muchos hombres, entre los que te incluyo, piensan que soy un fenómeno de feria.

Estaba tan completamente equivocada que Danny apenas podía asimilar lo que decía.

-¿Piensas que no me siento atraído por ti?

La expresión de Alex le hubiera hecho reír si el tema no hubiera sido tan serio.

-Cuando aparecí por aquí con tacones y encajes, tú me deseabas. Pero luego me viste sin ropa, y, como en el instituto, pensaste lo mismo que los demás hombres. Se te quitaron las ganas, así que me dijiste que te dejara en paz a menos que estuviéramos en la cama. Que allí sí tenías intención de cumplir tu palabra. ¿Hacen falta más pruebas?

¿Estaba hablando en serio?

-Eso son idioteces, gatita.

Ella puso los brazos en jarras y le lanzó una mirada desafiante.

-Ya he oído antes esta historia. Y más de una vez. No tienes que ocultarme la verdad. Puedo aceptarla.

De repente, Danny quiso golpear a cada uno de los idiotas del instituto que la habían hecho sentir tan poco femenina. Aunque también era cierto que podía aprovecharlo en su favor. Sería fácil. Sólo tenía que dejar que esa mentira lo sacara del aprieto. Pero sería una auténtica cabronada. Y él no podía hacerle daño a propósito.

Suspiró, derrotado.

-¿Me has visto alguna vez hacer algo por obligación sólo para no herir tus sentimientos?

Alex vaciló.
-No.

-Exacto. No fingiría que me excitas si no lo hicieras. Y en cuanto a lo de que no eres lo suficientemente femenina, vaya tontería. No es el maquillaje o reírse tontamente lo que te hace mujer. Son tus impulsos, tus deseos y los fluidos sexuales que emanan de ti.

-¿Qué quieres decir?

Estirando el brazo, le cogió la mano y se la apretó.

-Que eres una mujer de bandera, gatita. Me gusta que seas franca. Que no te desquicie mi profesión. Tienes un extraordinario sentido del humor cuando no estás tensa. Si me comporto así es porque te deseo demasiado.

-¿Demasiado? -Una mirada de escepticismo asomó a los ojos color avellana-. ¿Me deseas demasiado?

Tirando con fuerza de la mano de Alex, la apoyó contra su bragueta, cubriendo la implacable erección que tenía cada vez que ella estaba a menos de dos metros.

-¿Te parece que estoy mintiendo?

Ella se sintió fascinada y le acarició el miembro a través de los pantalones, deslizando los ágiles dedos arriba y abajo por la rígida longitud.

-No.

Danny le agarró la muñeca para detenerla. Entre sus alocados deseos de abrazarla y la lujuria que ella incitaba con cada toque, estaban metiéndose en aguas peligrosas.

-No comiences algo que no puedas terminar.

Con la mano libre, ella agarró los pantalones cortos de Danny y comenzó a bajárselos.

-Puedo terminarlo. ¿Acaso no lo hice anoche?

Su boca. «Oh, mierda». Sí, por supuesto que lo había terminado. La húmeda boca de Alex había sido como un sedoso paraíso. Harry le había estado diciendo con exactitud cómo conducirle al éxtasis, y ella lo había hecho.

Despacio, duro, con pequeños mordiscos... y él había perdido el control. Pensar en que ella podría hacerlo de nuevo ahora, provocó que su miembro latiera bajo su mano. En respuesta, ella lo apretó con más fuerza. Con la mano libre y una última brizna de control que le quedaba, él le agarró los dedos que le bajaban los pantalones.

-No lo hagas.

Alex no se detuvo. Le apartó las manos.

-¿Me deseas pero no quieres que te toque? ¿Desde cuándo un hombre desea a una mujer pero no quiere que se la chupe?

-Si sigues con esto voy a querer mucho más de ti.

-¿Qué quieres decir? -espetó ella.

-Tu virginidad está vetada. No me excites, o te encontrarás desnuda y empalada en mi polla. Sólo puedo pensar en follarte. Y si te penetro, me quedaré dentro de ti... todo el maldito día, si me dejas. Y querré más por la noche. Y Harry también querrá.

Alex respiró hondo. Un rubor repentino le cubrió las mejillas, lo que se contradecía con su postura combativa.

-Oh.

-Apenas puedo contenerme, así que si yo fuera tú saldría de aquí pitando.

Pero Alex no se movió. Durante un largo momento, se quedó con la mirada clavada en él. Danny resistió el impulso de retorcerse con inquietud. Algo rondaba por aquella hermosa cabecita. Que Dios los ayudara si ella mostraba alguna indicación de que quería hacer el amor con él.

Acabaría con lo poco que le quedaba de autocontrol. La arrastraría de vuelta a la cama de Harry, despertaría a su primo, y haría algo que terminaría lamentando.

Un buen rato después, ella se acercó más a él, le colocó las manos en los hombros y se puso de puntillas para darle un beso en los labios. Fue un beso suave, casi casto.

-No querías admitir nada de eso, pero lo has hecho para no herir mis sentimientos.

Era una mujer muy perspicaz. Tenía que reconocerlo.

-Ha sido muy decente por tu parte. Podías haberme dejado creer que no era lo suficientemente femenina para ti, pero no has tomado el camino más fácil. -Una sonrisa de alivio apareció en la cara de Alex-. Gracias. Ha sido muy considerado de tu parte.

Danny se encogió de hombros. Se sentía estúpidamente a gusto por haberle arrancado esa sonrisa.

-Sólo he sido justo.

-Entonces yo también debería ser justa y admitir que te deseo. Harry y tú son dos hombres impactantes. Los dos me excitan, pero -soltó un tembloroso suspiro-, respondo a ti más de lo que debería. Cuando tú me tocas, me derrito de deseo. Jamás me había sentido de esta manera.

¿Le deseaba más a él que a Harry? ¿Más que a Dougie? La euforia y la lujuria le recorrieron las venas como la droga más potente. Ella sólo tenía que llamarlo con un dedo para que él estuviera perdido.

«Maldición». No debería hacerlo. Sabía que no podía...

«Demasiado tarde».

Danny ya la estaba agarrando, enterrando los dedos en su pelo, ahuecándole la cara, y bajando la cabeza para devorar su boca. Con un pequeño jadeo, Alex abrió los labios para él, buscando su beso posesivo.

Enredando la lengua con la de ella, Danny aspiró su calidez y se tragó su gemido. La estrechó con fuerza, y casi perdió el sentido. «Ahora, tenía que ser ahora». Tenía que saborearla, que estrecharla lo más cerca posible. Hundirse profundamente en su boca. Su sabor, su maravilloso sabor, lo embargó. Luego ella amoldó su cuerpo al de él, se arqueó y apretó esos dulces pechos contra su torso. «Tócalos». Tenía que hacerlo. «Libéralos».

Con una mano, le bajó una tira del top por el hombro, luego la otra. Se lo bajó lo suficiente para poder verle los pechos y recorrer con las palmas de las manos aquellos firmes montículos. No eran demasiado grandes, ni tampoco pequeños. Eran perfectos. Y esos pezones duros...siempre preparados para su boca. «Para él». «Pronto...».

Centrando la atención en deshacerse de las demás barreras, Danny tiró bruscamente del top y se lo bajó hasta la cintura, luego agarró la cinturilla de los pantalones cortos y las bragas, y se las bajó de un tirón por las caderas y las piernas. Estaba desnuda. «Perfecto». Ya la tenía como quería. Pasándole un par de dedos por los pliegues de su sexo, Danny confirmó sus sospechas. Alex estaba mojada. Muy mojada. Jadeando, con las pupilas dilatadas e implorantes, Alex se aferró a su camisa cerrando los puños con desesperación. Gracias a Dios, también estaba excitada. Igual que él.

Danny la levantó por la cintura, ignorando su grito ahogado, y la dejó sobre la mesa de la cocina. La había imaginado miles de veces echada sobre esa mesa, dispuesta para él como el manjar más exquisito, listo para su degustación. La realidad superaba con creces la ficción. El corazón se le aceleró. Su miembro palpitó.

Sacándose la camisa por la cabeza, la dejó caer a un lado. Luego, con el pecho subiendo y bajando, se bajó los pantalones cortos por las piernas hasta que Alex sólo pudo ver piel y deseo desnudos.

Con los ojos fijos en él, lo aceptó sin parpadear, inquebrantable. «Increíble». Agarrándola de los muslos, Danny le arrastró las caderas hasta el borde de la mesa y se recostó sobre ella, cubriéndola con su cuerpo. Caliente. El olor aterciopelado y almibarado de Alex lo conducía a la locura. Buscó la mirada de ella con la suya. La encontró dilatada, excitada, confiada. El deseo de ella le hacía hervir la sangre. Le quemaba.

«Tócala». Tenía que tocarla. Le besó el vientre plano, hundió la lengua en su ombligo. Alex contuvo el aliento. Danny se acercó más a su calidez. Ella abrió las piernas aún más, sin dejar de mirarle fijamente. Ofreciéndose silenciosamente a su deseos.

Alex tenía los pezones duros. Erguidos, erizados e hinchados. Irresistibles. Danny se inclinó con rapidez y atrapó con su boca uno de ellos. Lo devoró. Era como caramelo. Pero mucho mejor. Pasó la lengua por encima, mordiendo la sensible carne cuando se endureció todavía más. «Mmm, perfecto».

Alex comenzó a jadear, pequeños sonidos implorantes inundaron el aire cuando ella le ahuecó la cabeza con las manos, intentando introducir los dedos entre los cabellos cortados al uno para acercarlo más a ella.

-Danny.

Aquel tono implorante lo obligó a levantar la cabeza de nuevo. La mirada femenina lo hizo arder. «Reclama su boca». Fue un beso dulce, lleno de aceptación y pasión. Otra nueva oleada de lujuria lo atravesó. «Follala. Ya».

Le envolvió las caderas con las manos, encantado por cómo sus palmas casi le abarcaban la cintura por completo, por la manera en que ella se abría para él, por poder ver la resbaladiza humedad acogedora de su sexo y sus pliegues hinchados. Cogiendo su erección, la situó contra la vagina de Alex. Húmeda y caliente. Alex le mojó el glande con sus ardientes fluidos y él saboreó el momento previo a embestirla y hacerla suya.

Dios, estaba temblando. El deseo lo inundaba de una desesperada necesidad, atrapándolo en las rudas demandas de su cuerpo y algo más... «Tómala. Reclámala».

-Danny -imploró ella, para que la penetrara... o para que se detuviese.

«¿Detenerse? No, ¡ni hablar! ¿Por qué debería detenerse?» Porque no debería hacer eso. Por ella. Por sí mismo. Las razones se le escapaban. Ella estaba dispuesta, húmeda, tendida sobre la mesa como si fuera un festín para sus sentidos, con la mirada brillante. Con lágrimas en los ojos.

«¿Lágrimas?». La visión, la mera pregunta, le hizo salir de la neblina en la que lo había envuelto la lujuria. Miró a su alrededor. A las ropas tiradas en el suelo. A los rayos del sol que se filtraban por las ventanas abiertas y caían oblicuamente sobre sus pechos. Estaba tumbada en la misma maldita mesa en la que habían cenado. Era virgen.

Tragó aire, sabiendo que debería desistir, que debería dejarla sola. En ese momento, estaba a un envite de cambiar sus vidas para siempre. Tal vez... tal vez sería diferente esa vez. Alex no era una adolescente. No tenía una familia problemática. No era Heather.

Si la penetraba, sería suya. «Suya». Por completo. Tanto en los días buenos como en los malos, para compartir sonrisas y lágrimas, para compartir juegos y bromas, días y noches de sexo. Pero también sería suya la responsabilidad si algo salía terriblemente mal. Aquel pensamiento fue como una jarra de agua fría y la lujuria comenzó a abandonar su cuerpo. Dio un paso atrás.

-¿Es que no pensabas detenerme? -siseó. Por el amor de Dios, sonaba como si tuviese cien años.

Alex vaciló.
-Sí.

Pero él no quedó convencido.
-¿Cuándo?

-Bueno, yo...quiero decir que intenté detenerte.

Danny se subió los pantalones, acomodando su erección con una mueca de disgusto.

-¿De verdad estás enamorada de esa estrella del pop?

Ella parpadeó y apartó la mirada. Un enorme nudo de ansiedad contrajo el estómago de Danny. ¿Estaba nerviosa porque no amaba a Poynter o porque no quería sacar a relucir sus sentimientos por la estrella del rock delante de él?

Alex se incorporó, se rodeó las rodillas con los brazos, acercando las piernas al pecho.

-¿Estaría aquí tratando de aprender todo esto si no lo estuviera?

-Sólo tú sabes por qué estás realmente aquí. Pero nena, estás jugando con fuego y lo sabes. La próxima vez, di simplemente no. Si Harry hubiera estado aquí, puede que no me hubiera detenido. La próxima vez, te follaré y... a la mierda con las consecuencias.
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Emmm no se que decir... xD más que ¡Danny follame! (ok ya hahahaha)

Entre más comentarios nos dejen y haya más de 15 likes en el capítulo, más rápido actualizamos. 


Mrs. Poynter & Mrs. Jones. XX <3

PD: 
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Gracias por leer ;) 

8 comentarios:

  1. estaaa super intensaa esta novelaa... me gustaaa :D

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  2. Estaba a punto de follarla... Alex deja a Dougie y quédate con Danny! El es lo que quieres. Síganla lo mas pronto :) atte: Fer

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  3. I want I want and that's crazy...(8) okay........... *inserte risa nerviosa aquí.*

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    1. hahahahahahhahahahahahhaha, otra risa nerviosa por aqui :$

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  4. Lalaal POR FIN COMENTOO!!
    Uhhh! Casi casi, Jones... Casi, casi! Que mina boluuuda! si te moris por Harry y Danny! No jodaaas!! Danny yo te doy permiso para que la hagas gozzzar(? Bueno, mejor me voy antes de que escriba cualquier cosa...
    Estoy feliz feliz feliz de haber encontrado esta historia. Muchas gracias Señorita Poynter Jajaja

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  5. Danny sos un boludo, la hubieses "follado" ahí no más.... (?)
    Largá la verdad Alex, no estas enamorada de Dougie (?)

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  6. GENIAL!!!!!!!!!!!!!!! DANNY ESTA ENAMORADOO, Y ALEX ME PARECE QUE TAMBIEN! Gracias chicas.. es increible.

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  7. Jodidamente increíble *______*

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