Antes de comenzar a leer pueden ponerse en ambiente escuchando I need a woman... la voz de Danny, los gemidos de Danny *-* ok ya, disfruten el capítulo:
Abróchate el cinturón, cariño -murmuró Harry-, va
a ser un viaje muy movido.
Apenas había terminado la frase antes de que Danny
se inclinara, ahuecando uno de los pechos de Alex con una mano mientras lo
cubría con su boca. Harry siguió su ejemplo, lamiéndole con la lengua el otro
pezón. Deslizó los dedos suavemente por la curva de las caderas para
contrarrestar los duros y afilados tirones que ambos estaban dándole a los
turgentes pezones con los dientes.
Alex se arqueó hacia atrás jadeando. Se había
puesto de puntillas como si estuviera tratando de absorber las sensaciones o de
acercarse a sus bocas. Ella cerró la mano sobre el cabello de Harry para
atraerlo contra su pecho. Harry recibió con agrado el tirón en su cuero
cabelludo, y ella se aferró a él, indefensa ante la oleada de placer.
Las succiones y los voraces lametazos, junto con
los fuertes jadeos de Alex, llenaban el aire. Ella era perfecta. Con cada
lametazo, sus pezones se endurecían cada vez más contra sus lenguas...De
repente, Danny gruñó a su lado:
-Sigamos con el plan.
Ah, el plan, el que habían estado ideando mientras
Alex había permanecido recluida en la guarida preparando los exámenes. Todo ese
tiempo Danny se había estado paseando por la cocina de un lado a otro, como si
se lo comiera la impaciencia, mientras Harry cocinaba.
A regañadientes, Harry abandonó la almibarada
perfección del pezón de Alex. Ya tendría tiempo más tarde -toda una vida, si
las cosas salían como él quería- tan pronto como aplacara a la hambrienta
bestia que tenía a su lado. La verdad fuera dicha, pensar en lo que iba a ocurrir
esa noche, despertaba también a su propia bestia interior.
Sabiendo que era demasiado pronto para eso,
reprimió esos pensamientos. Ante la pérdida de sus caricias, Alex gimió
implorante. Harry se arriesgó a mirarle los pechos. Tuvo que tragar aire. Sus
pezones ya estaban de color granate, visiblemente hinchados y duros. La imagen
casi hizo que se olvidara de los planes y quisiera pasarse la noche prodigando
atenciones constantes a aquellos hermosos pechos.
-Ahora. -La impaciencia resonó en la orden de Danny.
«Tranquilo, chico, tranquilo». Harry le dirigió a su
primo una mirada de advertencia antes de volverse hacia Alex. Con cuidado la
ayudó a quitarse la minifalda y el tanga. Dios, era preciosa. Esbelta, pero con
curvas. Atlética, pero sin resultar masculina. Lo suficientemente alta para ser
grácil, pero no tanto como para parecer torpe. Era, simplemente, perfecta.
Harry sonrió ante sus propios pensamientos y la
tomó por los hombros.
-Cariño, la noche anterior queríamos que te
acostumbraras a aceptar las caricias de dos hombres.
A pesar de los ojos aturdidos y las pupilas
dilatadas, ella asintió con la cabeza.
-Lo sé.
-Bien. Muy bien. Esta noche aprenderás cuánto
placer puedes darnos tú. Y será todo un desafío puesto que quieres seguir
siendo virgen y aún no estás preparada para aceptarnos en ese dulce trasero.
Alex se quedó meditando, intentando descifrar sus
palabras.
-No sé nada de sexo oral.
Él le acarició los hombros, tranquilizándola.
-De eso nos ocuparemos todos juntos.
Mordisqueándose los labios, ella asintió con la
cabeza. Luego se pasó la lengua por el labio y la imagen golpeó a Harry con
otra oleada de pura lujuria. A su lado, Danny parecía a punto de perder la
paciencia... y el control. Harry apoyó las manos en los hombros de Alex y la
instó a ponerse de rodillas ante él. Ella se arrodilló lentamente, algo
indecisa pero sin apartar la mirada de Danny. Harry siguió la mirada de Alex y
la imagen le provocó otra oleada de lujuria. Suspiró. Suponía que eso zanjaba
la cuestión de quién disfrutaría primero de la sedosa boca de Alex.
Arrodillándose detrás de ella, Harry se quitó
bruscamente la camisa, observando cómo Danny se quitaba también la suya y la
arrojaba al otro lado de la habitación, luego comenzó a desabrocharse uno a uno
los botones de los vaqueros. Harry se situó tras Alex, posó las manos en los
hombros femeninos y observó cómo ella clavaba la mirada en la porción de
musculoso abdomen lleno de pecas y el castaño vello púbico que Danny iba
dejando a la vista, luego su primo se bajó los vaqueros y su miembro saltó
libre en toda su longitud.
Danny se pasó la mano por la erección, como si no
pudiera estar ni un minuto más sin recibir estimulación. Detrás de Alex, Harry
se encontraba en un estado parecido e hizo una mueca mientras acomodaba su
propio miembro. Luego apoyó las manos en las caderas desnudas de Alex y le
acarició la suave piel.
-Tócalo -murmuró Harry.
-¿Cómo?
Harry no podía detener sus manos errantes, de las
caderas las deslizó al vientre y a los pechos. Con los pulgares le acarició los
pezones duros como guijarros. Se los apretó. Quería comprobar lo mojada que
estaba. Pronto...«Maldita sea, ten paciencia». En ese momento, no podía
distraerla.
-Toma el miembro de Danny en la mano y acaríciale,
justo como está haciendo él.
Tan lentamente que Harry empezó a sudar, Alex
estiró el brazo y tomo la dura carne de Danny en su mano. La deslizó hasta la
punta, y le pasó el pulgar por el glande. Danny gimió con tanta fuerza que el
sonido retumbó en su pecho.
-Muy bien -la elogió Harry -. Ahora sube la mano y
vuelve a bajarla.
Alex repitió el proceso un par de veces, cada vez
más rápido, coordinando cada vez más los movimientos.
-Apenas puedo cerrar la mano en torno a él.
Alex frunció el ceño con concentración y llevó la
otra mano al miembro de Danny, uniéndola a la primera, cerrando los elegantes
dedos alrededor de la erección. Ahora la abarcaba por completo, la acariciaba
con más vigor, observando la cara de Danny y cómo aquellos ojos, por los que
las mujeres babeaban, se cerraban al tiempo que echaba la cabeza hacia atrás,
invadido por un inconmensurable placer.
-Muy bien -masculló Harry -. Ahora humedécete los
labios. Sí, así. - Harry no pudo resistirse a besarle el cuello, a
mordisquearle el lóbulo de la oreja-. Inclínate, abre bien la boca y captúralo
con los labios.
La mirada ardiente que ella le lanzó por encima
del hombro estaba tan llena de curiosidad y de picara anticipación, que Harry
se sorprendió. Maldición, bajo aquella sencilla superficie se escondía una
chica juguetona. Una arpía. Hubiera apostado lo que fuera a que si le daban un
poco de rienda suelta en el dormitorio, los haría bailar al son de su música.
-¡Ahora! -exigió Danny.
-Pídelo por favor -ordenó ella.
Harry no pudo contener la risa. Al parecer, ella
ya sabía cuándo tenía a un hombre en la palma de su mano, y que con la promesa
de su boca madura en la febril mente masculina, lo tenía bajo su poder.
-¡Maldición!
-Palabra incorrecta. -Alex le dirigió una sonrisa
coqueta.
Danny tragó y cerró los puños mientras tomaba
aliento.
-Por favor.
La palabra sonó brusca y ronca, pero a Alex le
valió. Lanzándole a Danny una última mirada desafiante, se puso manos a la
obra, inclinándose hacia delante.
Inclinándose hacia un lado, Harry observó con
rugiente necesidad y envidia cómo el miembro de Danny entraba en la boca de Alex,
acunada por su lengua resbaladiza. Él la fue penetrando cada vez más hasta que
casi toda la longitud de su miembro desapareció en las profundidades de esa
boca virgen.
Dios, la sola imagen lo mataba. El largo gemido de
Danny resonó en el vientre de Harry, multiplicando su deseo. Sólo podía
imaginar lo fabuloso que sería sentir a Alex de esa manera. Cuando había tomado
todo lo que podía del miembro de Danny, ella se retiró y repitió el proceso,
albergando un par de centímetros más. Danny soltó otro gemido, aferrando las manos
con las que Alex lo sujetaba.
-Sí -jadeó Harry -. Succiónale. Con fuerza. Le
gusta así.
Las mejillas de Alex se ahuecaron cuando lo
introdujo de nuevo en su boca. Un instante después, Danny apretó los dientes.
-¿Estás a punto de explotar? -le preguntó Harry.
-Sí, maldita sea.
Danny apenas logró articular las palabras. Alex lo
estaba llevando al orgasmo con mucha rapidez. Harry jamás había visto nada
igual. Por lo general, su primo podía hundirse en la boca de una mujer durante
más de veinte minutos y seguir impertérrito. Siempre había sido así, salvo
cuando Alex le tocaba. Cuando Danny se tensó y el rubor le cubrió las mejillas,
Harry supo lo cerca que estaba su primo de perder el control.
«Ha llegado el momento de rematarlo».
-Muy bien -murmuró Harry en el oído de Alex.
Observó la cadencia de la cabeza femenina y le ordenó-: Ahora un poco más
lento. Hazle sufrir. Bien. Ahuécale los testículos con una mano.
Alex hizo exactamente lo que le decía, acariciando
la masa testicular de Danny, que se alzaba hacia su propio cuerpo con cada
dulce succión de su boca. Incluso observarlo agitaba la respiración de Harry,
por no mencionar lo que le provocaba en su miembro.
Estirando el puño a ciegas, Danny agarró a Alex
por el pelo. Harry casi detuvo a su primo para romper el contacto, pero ella
gimió...y no de dolor.
Ah, así que a Alex le gustaba un poco de dolor. Harry
sonrió. Definitivamente podría proporcionarle un poco, pero era Danny el que
estaba especialmente dotado para dárselo.
En cuanto Alex lograra que Danny se corriese.
-Sigue así, cariño. Succiónale. Con lentitud y
dureza. Harás que se corra -susurró Harry -. No podrá contenerse ante la dulce
tentación de tu boca. Lámele el glande con la lengua. Perfecto.
-Sí. -
Danny gimió, como si quisiera corroborar las
afirmaciones de Harry. Tensó los muslos y apretó el puño con el que tiraba del
pelo de Alex.
-Santo cielo...no puedo contenerme.
Harry sonrió.
-Buena chica. Ahora, pásale la punta de los
dientes por el glande.
-No -protestó Danny.
-Hazlo -ordenó Harry -. Luego succiónale de nuevo.
Se correrá.
Sujetando el grueso tallo de Danny con una mano, Alex
aflojó el agarre y pasó los dientes por el glande. La imagen hizo gemir a los
dos hombres.
-Maldita sea... ¡Alex!
-Ahora succiónale profundamente, y se correrá
-murmuró Harry.
Ella lo hizo, y Danny rugió echando la cabeza
hacia atrás y gritando su éxtasis que resonó en la habitación. Alex se quedó
paralizada, agrandando los ojos con incertidumbre y pánico.
-Trágalo, cariño. Está bien.
Ella lo hizo, y Harry observó cómo su garganta y
su boca se movía mientras lo hacía. El deseo y la envidia lo atravesaron como
un relámpago. Dios, era asombrosa. Y, gracias a Dios, ahora sería él quien
sentiría su boca.
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Ahora si Danny puede cantar “You’re all I
want, you’re all I need, this bed is burning up 99 degrees…”
No pudimos resistir más, es domingo, les dejamos un regalo para que comience bien su semana ;)
Con amor
Con amor
Mrs. Poynter & Mrs. Jones xxx
PD: Si quieren ser avisadas dejen su user de twitter o dígannos por twitter a @MissLPoynter.
No se olviden de darle like y comentar, así actualizaremos más rápido. ;)
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El mejor regalo, ahora como mierda me voy a concentrar para estudiar? (: JAJA
ResponderEliminar>.< intentalo!!
EliminarJAJAJA me encantó la recomendación. (?)
ResponderEliminarGracias por el regalo chicas, son unas genias!
Espero y si hayas hecho caso a la recomendación, enserio que si se disfruta más así xD
EliminarUse la recomendacion y pues....me quede sin palabras. No nos hagan sufrir y siganla lo mas pronto que puedan C:
ResponderEliminarkjhggfdsxcgvbjmmkbhvg las adoro!!! me encanta la adaptación! siganla! siganla! <3
ResponderEliminarPor cierto, después de esto me retiro a bañarme con agua fría... XD
ResponderEliminarDiooooooooos!!!!!!!!!1 me morí, reviví y me volví a morir (? xDD sigan! es el mejor fic que he leído *w*
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