
Alex se acurrucó en la cama en posición fetal,
colocó la almohada bajo la cabeza e intentó dormir. No tuvo suerte, pero
tampoco la sorprendía. Esos días su vida se parecía mucho a una telenovela. «Un
triángulo amoroso, un embarazo no deseado, un posible acosador psicópata». En
realidad, sólo faltaba una buena pelea de gatas o alienígenas para rivalizar
con cualquier culebrón de sobremesa.
No, no le sorprendía la falta de sueño, aunque
llevaba cansada la mayor parte del día; era uno de los síntomas de embarazo,
según había oído. Suspiró. Pronto iría a ver al médico para que le confirmara
su estado, le diera una fecha aproximada del parto y le explicara qué ocurriría
en los siguientes nueve meses. Luego se lo diría a su familia. Alex se encogía
de miedo al pensar en cómo reaccionarían Logan y Hunter.
Incorporándose, le dio un puñetazo a la almohada y
la recolocó de nuevo. ¿Por qué no lograba encontrar una postura más cómoda...?
«Toc, toc, toc». Una pausa. «Toc».
«¿Qué diablos era eso?». Aquellos ruidos eran
extraños y parecían provenir de la salita. Sí, era su primera noche de vuelta
al apartamento, pero había vivido allí lo suficiente para conocer los sonidos
habituales. Y esos que estaba oyendo no lo eran.
En el piso de arriba vivía una familia con niños
que no hacían más que correr de un lado para otro hasta cerca de las once. Los
recién casados del piso de al lado mantenían relaciones sexuales todas las
noches -por lo menos una vez- y ella podía oír los rítmicos movimientos de la
cama contra la pared. Pero ese sonido...era muy sutil. Como si alguien
estuviera intentando no hacer ruido.
De hecho, sonaba como si alguien estuviera
forzando una de sus ventanas.
Saliendo de la cama, Alex se puso en pie. Agarró
con nerviosismo el móvil de la mesilla con una mano húmeda y se presionó el
estomago revuelto con la otra. Se aproximó al pasillo con intención de
investigar el ruido cuando oyó pasos sobre el suelo de madera. Era un ruido
suave, como si alguien estuviera avanzando lentamente. Aquel sonido era muy
claro y no dejaba lugar a equivocaciones.
Descalza, atravesó la habitación con rapidez, se
metió en el vestidor y cerró la puerta. Luego marcó el 911 y entre susurros le
dio su dirección a la telefonista. La operadora le pidió que se quedara donde
estaba y que esperara a la policía.
Los pasos sonaron cada vez más cerca, con lo que
quedó claro que esperar a la caballería no era una opción. Iba a tener que
defenderse ella sola.
En ese momento se sintió orgullosa de todas las
horas que había pasado practicando autodefensa y artes marciales con sus
hermanos, de cada minuto que había pasado siendo su sparring y todas las
pruebas de resistencia a las que se había visto sometida por ellos.
Oyó que los pasos entraban en el dormitorio, se
detenían, daban una vuelta por la habitación y luego, se encaminaban al
vestidor.
Al apretarse contra la pared interior del
vestidor, su mano chocó contra algo sólido, de madera. Sonrió, sintiéndose
sumamente agradecida de pertenecer al equipo femenino de softball de la
urbanización.
Aquel imbécil estaba a punto de llevarse una buena
sorpresa.
********
A Danny le habían sudado las palmas de las manos
desde que había salido de Londres. Casi veinticuatro horas después de que Alex
hubiera dejado caer la bomba, estaba preparado para hablar con ella. No, tenía
que hablar con ella. Así que había conducido a través de la oscura noche, con
las entrañas retorciéndose como si estuvieran conectadas a un cable de alta
tensión.
Harry le había dicho un montón de verdades. Doce
años antes, Danny había sido culpable de muchas cosas. De hacer el amor con una
chica emocionalmente inestable. De no pensar bien las cosas. De permitir que
las turbulentas emociones de Heather -y las de su familia- ahogaran por
completo su lógica.
Pero lo que no había hecho, tal y como su hermano
y Alex habían señalado, había sido obligar a Heather a tragarse las pastillas.
Era duro de aceptar, pero cierto. Había sido ella quien había escogido aquel
camino por razones que él jamás comprendería, pero que no tenían por qué estar
relacionadas con el embarazo.
Enfrentarse a su pena de nuevo había conducido a Danny
al origen de su culpa, y por fin estaba preparado para comprender en qué
momento lo había fastidiado todo con Heather. La había abandonado antes de
saber cómo podían haber ido las cosas entre ellos. Primero porque sólo tenía
diecisiete años y estaba aterrorizado por el embarazo, luego porque había
estado furioso con ella por haberse acostado con otro chico sólo para hacerle
daño. No se habían hablado en casi tres semanas. Y después, ella había puesto
fin a todo aquello de manera permanente, dejándole lleno de preguntas y
remordimientos.
¿Había amado a Heather? Quizá había sido demasiado
joven para saber lo que era el amor, pero no había estado preparado para que su
relación se terminara de aquella manera, en especial por el suicidio de ella.
Mirándolo retrospectivamente, sólo había sido culpable de ser demasiado
estúpido y estar demasiado asustado para luchar por lo que podría haber sido.
No volvería a cometer ese error con Alex, sobre
todo amándola como la amaba. Si finalmente ponía fin a la relación, sería por
elección de ella.
Por desgracia, Danny no se hacía ilusiones; se
había comportado como un imbécil después de que Alex hubiera anunciado su
embarazo. Como Harry había apuntado, la había tratado peor de lo que había
tratado a Heather. La revelación del secreto de su hermano tampoco había
contribuido a mejorar las cosas. Pero ahora ya había tenido tiempo para
procesar todas las emociones y de decirse a sí mismo que había llegado el momento
de hacer las cosas de manera diferente. O por lo menos de intentarlo.
Buscar la dirección de Alex en Internet había sido
muy fácil. Tendría que hablar con ella sobre cómo proteger mejor sus datos
personales. Pero eso sería más tarde.
Se metió en el aparcamiento del complejo de
apartamentos, tratando de encontrar el edificio de Alex en la oscuridad. No
estaba bien señalizado, maldita sea. Danny miró a su alrededor con el ceño
fruncido. Los edificios estaban distanciados unos de otros, y había zonas de
recreo entre ellos. Muchos árboles por todas partes. Muchas esquinas oscuras.
Ningún puesto de seguridad.
¿Por qué ninguna mujer -el sexo más
vulnerable-pensaba jamás en la seguridad antes de elegir un lugar para vivir?
Quizá tras esa noche, Alex dejaría aquel lugar y
se iría con él; entonces la falta de medidas de seguridad no sería un problema.
Él era un experto en eso. Demasiado. Pero antes tenía que descubrir si ella
quería tener algo que ver con él.
Encontró el edificio de Alex al final del
complejo, al lado de un solar vacío y rodeado de grandes árboles que arrojaban
sombras bajo la luz de la luna. Alex vivía en un apartamento de la planta baja.
Y cuando pasó por delante de él observó que una de las ventanas estaba abierta
de par en par.
Con una imprecación, aparcó el Hummer,
preguntándose por qué coño ella no había cerrado la ventana y conectado el aire
acondicionado. ¿Por qué Logan y Hunter habían permitido que viviera en un lugar
tan desprotegido? ¿Por qué no le habían advertido sus hermanos sobre el peligro
que suponía para una mujer que vivía sola dejar las ventanas abiertas a
expensas de cualquier pirado que consideraba la violación y la tortura puro
entretenimiento.
Tras cerrar el vehículo, Danny llamó a la puerta
de Alex, y esperó en el silencio de la noche apenas roto por el chirrido de los
grillos.
«Nada».
Frunció el ceño. Quizá estaba profundamente
dormida. O quizá ni siquiera estaba allí. «¿No se te había ocurrido pensar en
eso, imbécil?». Había escuchado en la radio que ella había sido vista en un
pequeño restaurante almorzando con el idiota de la voz de falsete. ¿Volvería Alex
a sentir algo por Dougie de nuevo? Danny no podría culparla después de la
manera en que la había tratado, pero Dios... sólo de pensarlo le hacía querer
golpearlo.
Sacó el móvil y la llamó. No hubo respuesta. Debía
de haber visto el identificador de llamadas y decidido ignorarlo. Tenía que ser
eso.
Danny quiso estrellar el teléfono contra la jodida
puerta. La frustración hervía en su interior, a punto de ebullición, como si
fuera algún tipo de experimento científico en un tubo de ensayo a punto de
explotar. Pero no pensaba darse por vencido. Hacía mucho calor esa noche, tal
vez incluso lloviera. Pero no le importaba. Pensaba quedarse esperando delante
de su puerta toda la noche -días, si fuera necesario-hasta que ella volviera a
la casa.
Danny hundió los hombros. No podía fingir que no
le dolía que ella no quisiera hablar con él. Y si no dejaba de recorrer
mentalmente aquel camino de nuevo, comenzaría a llorar como un bebé. Otra vez.
No quería perder la compostura cuando se enfrentara a ella, quería mirarla de
frente y prometerle que haría todo lo posible para ser el hombre que ella
necesitaba.
Pero ¿sería realmente ese hombre? Su inseguridad
en sí mismo lo azotó como un látigo cruel.
Apoyando la frente en la puerta, Danny luchó
contra sus demonios interiores que seguían empeñados en mermar sus esperanzas.
Cerró los puños contra la puerta, deseando que ella estuviera allí para poder
abrazarla. La amaba con todo su ser... Amaba su sensatez y su agudo ingenio.
Aquella vena traviesa que nunca dejaba de sorprenderle. La manera en que
afrontaba la vida. Todos aquellos sentimientos y emociones que había compartido
con él cuando estaba con ella...dentro de ella. Dios, ojalá volviera con él.
Un ruido -¿un gruñido?- lo arrancó de sus
pensamientos. Aunque débil, aquel sonido estaba completamente fuera de lugar.
Un gruñido masculino había salido del apartamento de Alex.
Danny frunció el ceño y se acercó a la ventana.
Oyó otro sonido que no conseguía ubicar. Un choque, como algo golpeando contra
la pared.
«¿Qué coño estaba pasando allí?». La ansiedad se
enroscó en su estómago. Era ella... ¿habría llevado a otro hombre -quizá a
Dougie- a su cama? No. No podía creerlo... no, no de Alex. Ella no era Heather.
Pero Danny todavía no sabía a qué se debían esos sonidos. Sólo sabía que
estaban fuera de lugar.
Colándose por la ventana, Danny sacó su SIG Sauer
por si las moscas. Rodeó el sofá, pasó por delante de la cocina y recorrió el
pasillo con el arma apuntando hacia delante. Contuvo el impulso de lanzarse a
la carga como un toro. Tenía que proceder con tiento hasta saber qué diablos
estaba pasando.
Un chillido agudo rasgó la noche, y un escalofrío
le recorrió la espalda. «¡Alex!».
Maldición.
Precipitándose por el pasillo hacia el origen del
sonido, llegó al dormitorio. Estaba oscuro y vacío, con la cama deshecha. Los
sonidos de una lucha en el cuarto de baño le hicieron girar la cabeza en esa
dirección. Venían de detrás de la puerta cerrada dentro del cuarto de baño.
¿Del vestidor? Si ese hijo de perra había dañado un solo pelo de la cabeza de Alex,
iba a comer durante el resto de su vida por una pajita después de que recibiera
el primer puñetazo. Si recibía otro más, aquel cabrón no necesitaría ni pajita
ni comida ni nada.
Acercándose sigilosamente hacia la puerta cerrada,
Danny intentó escuchar. No quería poner a Alex en peligro por precipitarse como
un idiota.
-Pon el bate de béisbol en el suelo -gruñía el
hombre-, no quiero hacerte daño.
A continuación se escuchó un golpe sordo y un
gruñido.
-¡Perra! Me has hecho daño.
Alex le había acorralado. Bien. Aquel bastardo no
era demasiado hábil y ella todavía estaba viva. Aquellas eran buenas noticias. Danny
no sabía si volvería a conquistarla, pero sí sabía que iba a salvarla.
De repente, Alex soltó un grito.
-Maldita sea, muere como una buena chica.
«¡No!». El grito de terror de Alex atravesó las
paredes y desgarró las entrañas de Danny.
Danny destapó la botella de sus emociones -miedo,
culpa, frustración, rabia- y las dejó volar mientras echaba abajo la puerta del
vestidor e irrumpía en el pequeño cuarto. Allí no había más que oscuridad, pero
vio el contorno del cuerpo de Alex en el suelo, y cómo se golpeaba su cabeza
contra la pared. La sangre resbalaba por su torso.
«Oh, no. ¡Demonios, no! Dios...».
Embargado por la furia, Danny se giró con rapidez,
agarró al extraño por el cuello y lo empujó contra la pared. Un destello
metálico llamó su atención. Esquivó el filo y cerró los dedos en torno a la
garganta del hombre. Con la otra mano, acercó el cañón de su arma a la frente
de aquel hijo de perra.
-Tira el cuchillo al suelo.
El extraño vaciló. Danny podía oír sus ásperas
boqueadas, podía oler su miedo, sentir sus temblores. No era suficiente. Quería
ver cómo aquel bastardo se desangraba, cómo se retorcía de dolor, cómo se
estremecía bajo sus manos mientras rogaba piedad.
Liberar a su salvaje interior.
Apartando aquéllos pensamientos a un lado, Danny
le dirigió al hombre una mirada letal.
-No necesito más razones para acabar contigo,
cabrón. Tira el cuchillo.
El extraño vaciló indeciso. Danny apretó el arma,
y presionó la palma de la mano contra la tráquea del hombre. Aun así éste no
cooperó.
Y Danny no tenía ni idea de si la vida de Alex
estaba escurriéndosele entre los dedos en ese momento.
-Voy a acabar contigo. -El dedo de Danny comenzó a
apretar el gatillo.
El extraño debió sospechar que Danny hablaba en
serio y soltó el cuchillo. Cayó sobre la bota izquierda de Danny.
Pisándolo para que no pudiera cogerlo de nuevo, Danny
contuvo las ganas de agredir al hombre, pero Alex necesitaba su ayuda ahora.
Danny señaló la esquina más alejada del vestidor.
-Siéntate ahí con las manos donde pueda verlas. No
te muevas. Si se te ocurre mover un solo dedo, mi buena amiga SIG Sauer y tú
van a llegar a conocerse muy bien, ¿me has entendido?
Bajo la palma de la mano, Danny sintió que el
hombre tragaba aire. Luego asintió con la cabeza.
Resistiendo el impulso de aplastarle la tráquea por
puro placer, Danny retrocedió, apuntó con el arma al asaltante, y observó cómo
su sombra se acercaba a la pared y se hundía en el suelo.
Sin apartar la mirada, Danny guardó el cuchillo y
encendió una luz.
El intruso llevaba una careta. Como en un programa
de televisión.
Pero fue lo único que pasó por su cabeza antes de
dejarse caer de rodillas al lado de Alex, buscando el origen de la sangre con
una mano mientras sostenía el arma que apuntaba al hombre en la otra.
«Oh, maldita sea. Oh, Dios...deja que viva».
Se sintió invadido por el pánico de nuevo, pero lo
apartó bruscamente a un lado. «Piensa. Contrólate, razona».
Danny la examinó con rapidez. Alex había perdido
el conocimiento, pero su corazón palpitaba con un ritmo constante. Respiraba. Tenía
un corte profundo en el antebrazo. Tendrían que darle unos puntos en cuanto
fuera posible. Danny cogió una camisa de una percha y presionó la herida con
ella. Lo más probable es que hubiera sido causada por el cuchillo del extraño
al levantar el brazo para defenderse de él. No quería ni imaginar el terror que
debía de haber sentido al ver venir el cuchillo hacia ella...
Le dirigió al hombre una fría mirada de furia.
-Como se muera, te mato. ¿Has entendido?
La cabeza bajo la careta asintió temblorosa.
No encontró ninguna otra herida, pero el pánico
creció en él. ¿Por qué demonios seguía inconsciente? Se había golpeado la
cabeza al caer. ¿Habría sido grave?
Danny abrió el móvil y llamó al 911. Les dio la
dirección de Alex.
-Ya hay varias unidades de policía en camino,
señor. Llegarán en dos minutos.
Así que Alex había llamado ya. Una chica lista, su
gatita. «Resiste, nena».
-Necesito que envíen una ambulancia también. Está
inconsciente. -Luego colgó.
-¿La has drogado?
-No -dijo una voz rota.
-¿Violado?
-No.
-Pero querías matarla, maldito idiota -gruñó Danny-.
Quítate la careta.
El hombre vaciló y Danny levantó la SIG.
-¡Ahora!
El hombre se la quitó y Danny se lo quedó mirando
fijamente.
-¿Qué diab...? Tienes al menos cincuenta y cinco
años. -¿No era un poco mayor para dedicarse a asaltar casas?
El extraño se aclaró la garganta.
-Tengo sesenta y dos.
-¿Te gusta acosar a las mujeres, abuelito? -aquel
pensamiento le hizo querer estrangular a aquel vil hijo de perra.
-No. No es nada personal. No quería hacerle daño.
Sólo quería que se mantuviera lejos.
Danny apretó el arma.
-¿Lejos de qué?
Silencio
-¡Será mejor que me des una respuesta! -gritó Danny-.
Se me está acabando la paciencia.
-De la carrera de Dougie Poynter. Ella ha
intentado acabar con ella unas cuantas veces y a él ni siquiera le importa. Dougie
está cargando contra la prensa... se está autodestruyendo. Explotando. Va a
destruir su carrera y a todos los que le rodean, por culpa de esta mujer.
Un abuelete obsesionado con la carrera de Dougie.
Por lo que Alex les había contado a Harry y a él sobre Dougie, aquel era su
agente. ¿Cómo se llamaba...? ¿Cal?
-Ya soy demasiado viejo para empezar de nuevo. -La
voz del hombre era temblorosa.
Aquel hombre estaba derrotado. Había sido una
estupidez pensar que aniquilando a Alex se resolverían sus problemas. Si la
policía no aparecía pronto, Danny no sabía si podría controlar su furia y sus
deseos de venganza lo suficiente para que quedara algo de él cuando finalmente
lo detuvieran. Pero tenía que contenerse. Aquel cretino acabaría en una celda.
-Continúa -le dijo al hombre-. Cal, ¿no?
-Sí -dijo el agente con cautela.
-¿A qué te referías con empezar de nuevo?
Él vaciló.
-Creo que no volveré a abrir la boca sin mis
abogados delante.
A los tres minutos, se desató la locura en el
apartamento de Alex. Varias unidades de policía irrumpieron en el lugar. Danny
cogió al sospechoso por la nuca y le instó a caminar apuntándole con el arma.
Después de que la policía verificara las credenciales de Danny, él centró la
atención en los paramédicos que atendían a Alex.
Les indicó el corte del brazo.
-¿Por qué está todavía inconsciente?
-¿Es usted familiar?
«Oh, maldita sea».
-Es mi...-¿Amiga? ¿Novia? ¿Soy el padre de su
hijo?-. Es mía.
-¿Su esposa?
-Aún...no.
-Lo siento. No podemos dar información a nadie que
no sea de la familia. -Le contestó uno de los paramédicos mientras la subían a
una camilla.
Danny no pudo resistir acariciar la cara y el
hombro de Alex cuando pasaron por delante de él. Los siguió a la ambulancia.
-Déjenme ir con ella.
-Lo siento, señor. Sólo familiares.
«¡Sólo jodidos familiares!».
-¿Dónde la llevan? Y no vuelva a repetirme lo
mismo. Voy a avisar a su familia ahora.
El paramédico le dio el nombre de un hospital. Danny
no lo conocía, pero lo encontraría.
-Voy a seguirles.
-Puede intentarlo.
Danny contuvo el deseo de responderle con un
bufido. Andaría a gatas sobre cristales para asegurarse que Alex estaba bien.
Seguir a una ambulancia sería un juego de niños.
Observó cómo metían a Alex en la ambulancia. A
través de las ventanillas de las puertas traseras, pudo ver cómo la
estabilizaban. Alex había perdido mucha sangre. Y aún no había recobrado el
conocimiento.
Alguien puso en marcha la ambulancia, y Danny se
dirigió al Hummer, subió de un salto y condujo como un loco por el aparcamiento
para seguir a la ambulancia por la calle solitaria hacia el hospital...con un
mal presentimiento.
Puede que no se hubiera tomado un bote de
pastillas como Heather, pero si a Alex le pasaba algo también...
Sujetando el volante con fuerza, Danny apartó
aquellos pensamientos de su cabeza. «No. ¡Maldita sea, no!». Amaba a Alex. La
necesitaba a su lado. Siempre. Con bebé o sin él. Con muchos más niños si ella
quería. Intentaría ser el mejor para ella. Lo intentaría todo. Todo. Durante
toda su vida.
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Capítulo 4 de 4 :D
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Con amor:
Mrs. L. Poynter & Mrs. Y. Jones
¡ME ENCANTÓ! Creo que jamás había llorado tanto.. Pobre Alex, Danny la necesita, tiene que mejorarse, omg.
ResponderEliminarEspero el siguiente capítulo <3
Amo tu fic, te sube por completo la adrenalina de la tensión que existe ! Subid pronto please !! Escriben genial :D
ResponderEliminarOh dios mio flipando me quedo. Jo con el maraton. Me ha encantado, es lo primero que he leido al despertarme y tengo la sensacion de que he empezado bien el dia :) por cierto enorabuena a la escritora con novio, quien sabe igual algun dia quieres compartir tu historia de amor en un fic que seguro leere :) besos preciosas
ResponderEliminarPor favor que no se muera! me muero con ella, sdjkhsgjhdgsj GRACIAS POR EL MARATOOOOOON! me estaba empezando a preocupar por que no subian, pero ahora todo tiene explicacion (: Me encantaaaaaa, ojala que nunca termineee, por favor, que no se muera Alex, encerioooooo
ResponderEliminarME ENCANTA y mas por ue cueriosamente me llamo Alexa y a veces me dicen Alex y pues con esto es como si me pasara ami:') akhsbatya
ResponderEliminar@Leirecorn
ResponderEliminarMe encanta tu fic. Sube pronto porfa q tengo ganas de saber como acaba ;)
ResponderEliminarBesos desde España.xx
Alba (@alba_315)
Me encanta tu fic. Sube pronto porfa q tengo ganas de saber como acaba ;)
ResponderEliminarBesos desde España.xx
Alba (@alba_315)