lunes, 24 de septiembre de 2012

Capítulo 51


Tres días más tarde, después de que su padre se hubiera instalado en casa de Logan y después de que se apaciguara un poco el fervor desatado por los medios de comunicación sobre el intento de asesinato de Cal, Danny llamó a la puerta de Alex a las ocho en punto de la noche, tal y como ella le había pedido. Llevaba un ramo de flores en una mano y con la otra intentaba aflojarse el nudo de la corbata que parecía estrangularle. Pero quería presentar su mejor aspecto.

Tratarla como era debido. Hacerlo lo mejor posible. Aquella noche iba a ser la prueba de fuego. Cuando se arreglarían o romperían las cosas entre ellos.

Alex abrió la puerta vestida con vestido negro corto con un gran escote, que parecía diseñado para que a él se le salieran los ojos de las órbitas. Maldición, si tenía que mirarla durante toda la cena llevando eso puesto, iba a sufrir una auténtica tortura.

-Hola. -Alex cogió las flores que le tendía, dio un paso atrás y lo invitó a entrar.

Intentando disimular lo mejor que pudo el estremecimiento que le provocaron esos pensamientos, Danny subió los escalones de la entrada y cerró la puerta. La mesa estaba dispuesta con velas, y en la sala sonaba una música sutilmente erótica. Olía muy bien. A comida italiana.

Pero cuando Alex se dio la vuelta para buscar un jarrón donde poner las flores, él vio que el vestido dejaba la espalda al aire y aquella necesidad de tocarla lo golpeó de lleno.

Incluso así, se sintió muy nervioso. ¿Y si no podía hacerlo con ella, él solo? Quería hacerlo, Dios lo sabía, pero...

Antes de que Danny pudiera continuar con aquellos destructivos pensamientos, agarró a Alex por los brazos y la estrechó contra su pecho, acariciándole las caderas. Sin duda, ella notaría al instante lo duro que le ponía.

-¿Te has puesto eso para volverme loco? Pues funciona.

Ella le brindó una mirada descarada por encima del hombro casi desnudo. Danny había pensado que no podría llegar a estar más duro. Alex le hizo darse cuenta de que no era así.

-Mmm, tengo que pedirte un favor.

-¿Un favor? ¿Cuál? -La expresión femenina no revelaba nada.

Alex dejó las flores sobre el aparador y alzó los brazos hasta su cuello, subiéndole la temperatura unos cuantos grados más. Oh, sí, el deseo de hacer el amor con ella, estaba allí. De eso no cabía duda. Sólo tenía que...seguir con ese pensamiento.

-Quiero saber de qué manera te gusta mantener relaciones sexuales -le acarició con la mano el abdomen, el pecho y el hombro-al estar solos tú y yo.

Danny tragó aire. Unas semanas atrás, cuando había acudido a su casa buscando su ayuda, le había dicho unas palabras muy parecidas. Él había pensado que era una locura, y ella había hablado como si su vida sexual fuera algo del otro mundo. Ahora lo era... por lo menos para él.

No había hecho el amor con una mujer él solo desde Heather.

Esa noche, tenía que intentarlo. Por el bien de ella. Por el bien de los dos.

-No estoy seguro de eso. -Aquella honestidad resultaba dolorosa, pero tenía que ser sincero.

-Lo resolveremos juntos. Primero cenamos o... -Alex dirigió la mirada al pasillo en penumbra.

La luz de las velas iluminaba la salita con un resplandor dorado. Y, demonios, Alex olía a algo categóricamente comestible. Pero aun así, vaciló. No tenía prisa en quedar en evidencia si al final fracasaba aquella noche. Pero cenar primero tampoco le iba a ayudar a mantener el miembro duro como una piedra si resurgían sus miedos.

Danny respiró hondo, intentado tranquilizarse.

-NO. Definitivamente no.

-Buena elección. Deja que apague el horno...

Alex desapareció unos momentos. La oyó en la cocina, ajustando los botones, abriendo el horno, cerrándolo de nuevo. Cuando volvió a aparecer, le ofreció una cerveza fría mientras sostenía una copa de vino en la otra mano.

Tomando la botella que le ofrecía, se tomó media de golpe. Alex se mordisqueó el labio inferior mientras lo observaba.

-Podríamos hablar antes.

-Nada que digamos va a cambiar el resultado de esta noche. -Él sólo tenía que meterse en la cabeza que Alex era exclusivamente suya y que tenía que actuar en consecuencia.

Decidido a que su primera vez juntos y solos resultara tan bien como fuera posible, Danny dejó la cerveza a un lado e hizo lo mismo con la copa de ella. Luego cogió a Alex en brazos y se encaminó al dormitorio.

Había velas por todas partes, iluminando la estancia con suaves tonos crema, verde salvia y canela. Era muy hermoso. Como ella.

Y estaban solos.

Danny apartó de sus pensamientos todo excepto a Alex, mientras la dejaba sobre la cama. Las manos femeninas revolotearon con nerviosismo, aterrizando en el estómago de ella, atrayendo la atención hacia los puntos del antebrazo. Al verlos se le ensombreció el ánimo.

Alex había pasado por muchas cosas: había sido compartida cuando no era lo que ella deseaba, por un atentado contra su vida, un embarazo que había resultado falso y que había dado lugar a sus revelaciones sobre Heather y aquella terrible discusión. Pero, a pesar de todo eso, seguía siendo asombrosamente fuerte. Lo que podría haber ocurrido con Cal sirvió para recordarle que la vida era demasiado corta y que debía aferrarse a la mujer que deseaba y amaba.

Todo lo que tenía que hacer era acariciarla, tomarla y nunca dejarla ir.

En cuestión de segundos, la desnudó, dejándola sólo con una sonrisa. Las ropas de Danny desaparecieron a continuación. Pero en cuanto colocó las manos sobre la piel desnuda de Alex, comenzó a pensar de nuevo. ¿Y si al final todo resultaba un absoluto fracaso?

Soltando un suspiro de preocupación, Danny le cubrió el cuerpo con el suyo y la besó febrilmente, hundiéndose con dureza en su boca, reclamándola. Fracasar no era una opción. La verdad era que no quería estar en ningún otro lugar. Jamás querría que hubiera nadie con ellos o cerca de ella. Iba a tener que conseguir que aquello funcionara. Alex era suya. Aquella tentadora piel cremosa, era de él.

Los hermosos pezones duros como bayas, también. El adictivo sabor del néctar de Alex en su lengua o los gritos de deleite cuando ella se aferraba a las sábanas mientras él la saboreaba con placer, sólo podían ser suyos. Alex era suya. Sólo suya.

Volviendo a subir por el cuerpo femenino, Danny suspiró sobre las curvas delicadas, luego gimió cuando la mano de Alex se cerró sobre su erección. Demonios, no necesitaba excitarle más. Se sentía lo suficientemente duro como para taladrar el cemento.

Pero quería acariciarla, celebrar que la tenía entre sus brazos. Protegerla, abrazarla. Amarla. También quería follarla... de todas las maneras posibles. Aquello era una buena señal. El temor luchaba contra el deseo... pero no era el temor habitual. No era pánico a un embarazo inesperado. Era miedo a defraudarla. Aunque cada célula de su cuerpo estaba centrada en la hirviente necesidad de estar dentro de ella y en la ardiente determinación de hacerlo realidad.

Acomodándose entre los muslos de Alex, rozó sus labios sobre los de ella, luego se hundió en su boca, saboreando el deseo y la esperanza en su lengua. Se recreó en la boca femenina una y otra vez. Y otra más. Maldición, no parecía tener suficiente. No podía creer la suerte que tenía tras una década de no considerarse digno de una mujer, y mucho menos de una tan maravillosa como ella.

Todo lo que tenía que hacer ahora era reclamarla...

-Quiero... quiero hacer el amor contigo esta noche. Todas las noches, gatita. Me alegro de que seas mía. Me siento muy afortunado.

-Yo soy la afortunada. Cuando me miras así, me siento amada.

-Lo eres. -Danny le besó tiernamente la boca-. Eres amada.

-¿Y no quieres demostrármelo? -arqueó las caderas hacia él en una descarada invitación.

-Dios mío, sí.

Alex le mordisqueó el hombro y trazó un sendero de besos por su cuello.

-Todavía estoy tomando la pildora, pero por si acaso, los condones están en la mesilla de noche.

Iban a hacerlo realmente, sólo ellos dos. Danny vaciló, esperando la involuntaria reacción de pánico. Pero no llegó.

-Pase lo que pase, lo resolveremos juntos, ¿de acuerdo?

-Sí.

El tono tranquilo de Alex reverberó en su corazón, lo único jodidamente blando. El resto de su cuerpo estaba... tenso, rígido. Desde los hombros a las puntas de los dedos. Por los nervios, por la anticipación. Jamás había necesitado ni temido tanto algo.

-Durante tres días, no he podido pensar en otra cosa que no fuera en sentirte dentro de mí.

Luego, Alex le rodeó las caderas con las piernas. Maldición, su sexo se apretaba contra su polla. Y estaba mojado. «Oh, demonios». Danny comenzó a sudar. Su corazón latía a la misma velocidad que un avión supersónico. También él había pensado en ella. De forma obsesiva.

¿Cómo sería finalmente poseerla a solas? ¿Reclamarla como suya?

Alex le mordisqueó el lóbulo de la oreja, provocándole un nuevo estremecimiento.

-Va a ser genial. Te he echado de menos. Te miro y me duele.

Bueno, él sabía exactamente a qué se refería. Danny se sentía igual.
Reaccionaba de la misma manera. Estaba tan condenadamente duro y rígido que hubiera jurado que toda la sangre de su cuerpo se había concentrado en su erección. Hizo una mueca, luego tanteó hasta que el glande se alojó contra la entrada de la vagina.

«Maldición». Ahora estaba cubierto de sudor. Danny tragó aire. Alex tenía que sentir el pesado resonar de su corazón contra los pechos, y el rudo agarre de sus dedos en las caderas. Tenía intención de ser tierno, gentil. Pero cada músculo de su cuerpo estaba tenso.

-No puedo esperar a tener todo tu duro miembro dentro de mí, poseyéndome, llevándome a la locura.

¿Acaso Alex no sabía que aquellas palabras sólo lo excitaban más? Iba a perder las últimas briznas de control si seguía hablando de esa manera.

-Necesito sentirte dentro de mí -gimió ella-. Lo necesito.

Y todo lo que él pudo hacer fue gemir con ella. Sí, lo recordaba. ¿Cómo podría haberse olvidado de lo perfecta que se sentía en torno a él? «No en esta vida».

Ella se arqueó hacia él de nuevo, y el glande penetró en ella.

«Oh, Dios. ¡Oh, maldición!».

-Penétrame hasta el fondo, o gritaré. Siempre me vuelves loca.

Como si aquellas palabras de Alex no lo estuvieran volviendo loco, destruyendo sus reservas, sus vacilaciones, estremeciéndolo de deseo.

Con la mente invadida por su esencia, por sus susurrantes insinuaciones y la sensación de sú sexo intentando tragarse su miembro, él no podía retrasarlo más. Dios, no podía contenerse. No podía esperar.

Danny la agarró de las caderas y se deslizó en ella con un envite delicioso e interminable, sellando su unión. Hasta el fondo, apretándose contra su cervix tanto como pudo.

Inspiró trémulamente ante la salvaje sensación que lo embargó. Apretada, mojada, caliente, sedosa, perfecta; Alex era todo eso y más. Y él ya no sentía pánico o preocupación por todo lo que podía ocurrir después. Cuando ella gritó debajo de él, Danny se dio cuenta de que quería ser el único responsable de ella. Más que cualquier otra cosa en el mundo.

Ese pensamiento lo hizo sentir casi tan bien como hacer el amor con ella.

Se retiró y luego se hundió en ella otra vez con dureza. Alex gimió de nuevo. Se cerró en torno a él.

«Estaba en casa. Era suya».

-Cállate, y haré que te corras ya -le murmuró, ahuecándole las nalgas con las manos y alzándola más contra su cuerpo.

Luego asaltó su boca, besándola en el mismo momento que la llenaba con su sexo. Lentamente. Con largos y profundos envites. «¡Oh, demonios, sí!». Le encantaba aquel tipo de fricción. Era lo mejor del mundo, de hecho. Cada roce de su carne contra la de ella era como una descarga eléctrica a través de su cuerpo.

Todas aquellas sensaciones estallaron dentro de él, haciendo desaparecer cualquier pensamiento que pudiera haber tenido. Sólo podía sentir. La presión de la vagina de Alex a su alrededor, sus uñas en la espalda, sus caderas arqueadas bajo las de él, sus gemidos suplicantes en el oído. La manera en que su propio corazón palpitaba. La emoción de saber que la amaba.

Unos momentos más tarde ella gritó su... nombre. Comparándolo con Dios. Sus palabras eran una letanía, una súplica. Y él sintió las palpitaciones de Alex bajo él, ordeñándole, envolviéndole. Danny perdió el control, y se sintió propulsado a las alturas.

Danny se aferró a ella, la rodeó estrechamente con sus brazos, como si fuera un salvavidas. De hecho, Alex era su salvavidas.

Maldición, se sentía como un volcán. La presión que notaba en los testículos lo dejó sin aliento. Aquel increíble placer lo aturdió. Tras años de sexo compartido, tener a Alex para él solo era como una revelación asombrosa. Casi esperaba que los cielos se abrieran y comenzara a sonar la música o algo así.

Pero sólo sintió el éxtasis, que lo atravesó con tal fuerza que llegó a pensar que su cuerpo estallaría en un millón de pedazos. La abrazó con fuerza, la poseyó, se vació en su interior en una serie de espasmos que lo dejaron devastado. Que lo cambiaron. Para siempre.

Bajo la dura protección del cuerpo de Danny, Alex lo estrechó con fuerza. El ya había poseído su cuerpo esa noche. No cabía duda de que también poseía su corazón. Las lágrimas le anegaron los ojos. Jadeando, él alzó la cabeza. El sudor le resbalaba por las sienes, por el cuello. Las venas sobresalían en sus músculos tensos. Danny parecía enorme e invencible. Salvo cuando abrió los ojos y bajó la mirada hacia ella. Cada una de sus vulnerabilidades quedaba al descubierto en aquellos ojos y el corazón de Alex se derritió aún más por él.

-Hola -murmuró ella.

-Hola.

-Ha sido...hermoso. Me has conmovido.

Danny soltó un gruñido.

-Bueno, lo cierto es que yo estoy intentando no echarme a llorar como un bebé.

Alex no pudo evitar reírse mientras su corazón se iluminaba. ¿Había sido alguna vez más feliz?

-Y sólo nosotros dos. ¿Ha sido difícil?

-No tanto como pensé que sería. En cuanto me convencí de que eras tú y me centré en cómo me sentía contigo, todo fue bien.

-Fue perfecto -le corrigió ella mientras le acariciaba la mejilla con la punta de los dedos.

-Sin duda alguna.

-Sabes, cuando acudí a ti para que me ayudaras, era una chica estúpida persiguiendo un sueño tonto que no existía. Tú me diste algo real. Me trataste como una mujer, me enseñarse todo sobre el sexo, me enseñaste lo que era el amor. Gracias.

-Gracias a ti. Te hice pasar por un infierno y me odio por eso. Pero aun así me curaste y te preocupaste por mí. No perdiste las esperanzas conmigo. Te amo, gatita. Siempre lo haré. ¿Te casarás conmigo algún día?

Fue obvio que la pregunta la sorprendió...de una manera muy agradable.

-¿Me lo pedirás algún día?

-Sí. -Le apartó un rizo castaño rojizo de las ruborizadas mejillas.

Alex le dio un beso suave en los labios y bromeó:

-No sé. La primera vez que te pedí que me enseñaras lo que era el sexo, me dijiste que no habría lazos afectivos.

Danny bufó.

-Fui un idiota. Necesito ese vínculo entre nosotros. Es tan vital como respirar, gatita. - Le dio un beso en los labios-. Espero...que todavía quieras tener bebés conmigo algún día.

Ella asintió con la cabeza.

-Me alegro de que podamos. De que jamás llegaras a...hum.

-¿A hacerme una vasectomía? Lo pensé varias veces, pero me resultaba difícil. Harry tenía razón; no lo hice porque en el fondo tenía la esperanza de llegar a convertirme en padre algún día. En alguna parte de mi mente, no quería que el pasado tuviera poder sobre mí durante el resto de mi vida.

-Has dado un paso enorme esta noche para dejar atrás el pasado. ¿Te extrañaría si te dijera que me siento orgullosa de ti?

Un destello de lágrimas iluminó aquellos ojos azules. Danny parpadeó para hacerlas desaparecer.

-No. Demonios, yo también me siento orgulloso de mí mismo -bromeó-. Y ahora eres mía. Toda mía. Sólo mía.

Bajo él, Alex sonrió.

-Soy tuya. Para siempre.


FIN

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Muchas gracias haber leido esta adaptación y por sus comentarios 

Las quieren: 


Mrs. L. Poynter & Mrs. Y. Jones

PD: si, es una adaptación, no escribimos la novela, la autora original es Shaila Black :)

4 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah♥ mori de amor.. aww esta fic fue muy djfhkdjfhsdkfjlhasdkfhsdlkjf perfecta enserio.. escriben espectacularmente bn enserio.. porfa hagan mas fics y avisen =D

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  2. J-O-D-E-R. Increíble en serio. Es de los mejores que he leido en mi vida.
    Seguid escribiendo porque es genial.
    Jo, Danny tan tierno al final *.*
    Ha sido de lo mejor asdfghjkllñ
    besos y seguid escribiendo e.e

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  3. ¡Me encantó, me encantó, me encantóooooo! Es hermoso, me dió ganas de llorar.(?)

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  4. Nos encanto!!!!*0*
    http://mdeunalectora.blogspot.com.es/

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