Antes de que comiencen a leer el maratón, mil disculpas por no haber subido capítulos en más de un mes u_u La verdad es que entre la escuela, las horas que puedo pasar con mi novio, si chic@s, tengo novio desde hace casi 3 meses y estoy enamorada :3, ah si, y las tareas de la escuela, no he ni pensado en el fic. Este maratón es de 4 capítulos, y faltarian 4 más para que acabe la novela. ¡Disfrútenlo! :)

Alex partió a las ocho de la mañana en el coche de Harry con la misma
maleta diminuta con la que había llegado. Con la única diferencia de que ahora
tenía el corazón roto.
Se había
despertado alrededor de las cinco de la madrugada, sola. Había encontrado a Danny
dormido en el sofá de la guarida, Alex no pudo evitar leer entre líneas.
Después de todo, ella se había pasado la noche en su cama, que era lo
suficientemente grande para que los dos se acurrucaran juntos. Y, sin embargo,
él había elegido el sofá de piel del otro extremo de la casa.
Alex no necesitaba que se lo deletrearan; había captado el mensaje. Sorbió por la nariz mientras tomaba el desvío a la autopista y encendió la radio, resuelta a pensar en el futuro...sin tener que deshacerse en lágrimas de nuevo. Iba a tener un bebé. Iba a ser una buena madre, una buena enfermera y a vivir cerca de su familia. Sin duda, su padre y sus hermanos podrían el grito en el cielo cuando anunciara que iba a tener un hijo pero que no pensaba casarse. Eran muy anticuados. Pero lo superarían. Si insistían en que les revelara el nombre de quien le había dejado embarazada y no se había portado «bien con ella» para darle lo que se merecía, les diría que Harry le había propuesto matrimonio y que ella lo había rechazado. Tendrían que conformarse con eso. El que Danny fuera el padre del bebé no le incumbía a nadie.
Cuando estaba cerca de casa, llamó a Logan. No es que quisiera hablar con él, pero tenía que saber cómo estaba su padre y cuándo le darían el alta. Era mejor preguntarle a él que a Hunter que todavía se comportaba con la misma calidez de un glaciar.
Él respondió al primer timbrazo y le ladró:
-¿Alex?
Dios, le había aparecido su nombre en pantalla.
-Buenos días.
-¿Dónde estás?
-Estoy llegando a mi apartamento.
-¿De veras? ¿Por fin has recuperado la cordura y has abandonado a ese par?
No, había perdido la cordura del todo y arruinado la vida de dos hombres maravillosos, que jamás recuperaría.
-Se acabó. Yo le he puesto fin. Dejémoslo así.
Ya le hablaría más tarde sobre el bebé. Cuando se sintiera más fuerte. Cuando su padre estuviera mejor. No por teléfono. Ni desde luego, antes de encontrarse en condiciones de enfrentarse a ellos.
-Me alegra oírlo.
Su tono insinuaba que ella finalmente había hecho lo correcto, pero Alex no lo veía así. No. Se sentía fatal, y la actitud de Logan acabó con el poco control que le quedaba.
-¿Por qué? ¿Qué tenías contra ellos?
-Me tomas el pelo, ¿no? Tú, entre todas las personas, deberías de saber con exactitud por qué no querría que esos pervertidos bastardos estuvieran cerca de mi hermana. Me dan ganas de vomitar cada vez que pienso en las cosas que han podido hacerte... a la vez, sin duda. Las mismas que habrán hecho a docenas de...
-¿Pervertidas? -Oh, Logan siempre conocía la manera perfecta de inflamar su temperamento. Sabía que no debería de entrar a trapo, pero...-: Mira quién fue a hablar. Tú, que tienes que darle latigazos a una mujer y provocarle dolor para sentirte lo suficientemente hombre como para tener sexo con ella.
-Maldita sea -gruñó él-. Eso ha sido un golpe bajo. ¡Maldición! Y no tiene nada que ver con la reali... -aspiró profundamente-. Nos estamos desviando del tema. Lo importante es que los has dejado y no piensas volver con ellos.
Alex estaba más que dispuesta a seguir discutiendo, pero resolvió que aquel golpe a la vida sexual de su hermano había sido tan bajo como el de él. Y en ambos casos, innecesario. Su temperamento se aplacó. Tras el arrebato de cólera, se sentía cansada y desolada.
-Exacto.
Alex aparcó el coche y recogió el correo del buzón.
-Lo siento -masculló finalmente Logan-. Sé que ya eres adulta. Y todo cometemos errores. Intentaré dejar de ser un plasta.
-Gracias. Yo también lo siento. ¿Cómo está papá? ¿Cuándo le dan el alta? -Lo preguntó mientras entraba en el apartamento. Olía a cerrado. A pesar de que esa mañana hacía bochorno, abrió algunas ventanas para ventilar las habitaciones.
-Al parecer, mañana. Hoy conoceremos el resto de los resultados y sabremos con exactitud cuál es su estado. -Logan se interrumpió-. Papá querrá verte.
-Ahora que el psicópata que puso la bomba está entre rejas, podré ir a verle sin problemas.
-No sé hasta cuándo podrán retener a ese loco. Su nombre es Ronald Fusco Jr.. Papá ayudó a encarcelarlo hace más de diez años. Ronny no hace más que decir que él no puso la bomba. No hay pruebas que lo relacionen con ella. Hay indicios de que amenazó a papá, pero nada más.
La alarma atravesó a Alex.
-¿Y la policía qué piensa? ¿Aún cree que él puso la bomba?
-Depende de con quien hables. Además, no importa lo que piensen, sólo lo que puedan probar. Ahora mismo, no tienen suficientes pruebas para acusarlo, así que mucho menos para llevarlo a juicio. Acabarán dejándolo en libertad.
-Maldición...¿y tú que opinas? ¿Fue él?
-Puede que sí, puede que no. Pero mi instinto me dice que no fue cosa suya.
-¿Así que aún puede haber un psicópata suelto por ahí detrás de papá?
-O de ti. Mientras estabas en el pantano recibimos un par de llamadas en la habitación de papá de un tipo que preguntaba dónde podía localizarte. Siempre utilizó números ocultos imposibles de rastrear y no hablaba demasiado tiempo. Nunca supe si se trataba de un periodista o de un criminal.
Alex frunció el ceño. Lo más probable era que Logan estuviera reaccionando de manera exagerada. Tenía que ser alguien de la prensa intentando obtener una primicia sobre su relación con Dougie, que ahora mismo parecía como cosa de otra vida. Había asumido que las llamadas perdidas y los mensajes anónimos a su móvil eran también de gente de la prensa.
-No tengo enemigos.
-Que tú sepas.
Cierto. Alex suspiró. Pero era algo improbable. Tenía que ser la maldita prensa que no sabía cuándo poner fin a una historia.
-¿Puedes acompañarme al hospital por si acaso?
-Sí. Dime a qué hora. Podría a las... -Logan vaciló-. ¿Te encuentras bien? Suenas como si estuvieras hecha una mierda.
Así era como se sentía.
-Estoy algo cansada. Los dos últimos días han sido muy difíciles. Necesito un poco de espacio y descansar. Me pondré bien. -O eso esperaba.
-De acuerdo. -Parecía como si Logan no la creyese en lo más mínimo, pero a Alex no le importó.
-Llámame más tarde.
-Lo haré.
Después de cortar la llamada, Alex hojeó el correo. Mucha publicidad, unas cuantas facturas sin pagar. Ese mismo día, llamaría al gerente del restaurante donde había trabajado de camarera durante el curso y le convencería de que le devolviera el empleo para poder pagar dichas facturas. Ahora mismo, no podía encarar el futuro.
Otro sobre llamó su atención. Era de la Universidad Estatal de Tejas. Los resultados de sus exámenes. Dios, ¿habría aprobado? Temblando, abrió el sobre y leyó la carta. Se sintió inundada de alivio. Había aprobado con nota alta. Exhaló un suspiro de alivio. Todos sus esfuerzos habían merecido la pena, y había una cosa menos de la que preocuparse. Ahora, su bebé y ella tenían el porvenir asegurado. Sin duda
Harry y su familia también querrían ayudarla. Pero ella preferiría no tener que depender de ellos, sobre todo después de la reacción de Danny, que suponía que haría como si ella no existiera. Sólo de pensarlo, sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas, pero se negó a derramarlas. Ya había llorado bastante. Hoy se dedicaría a arreglar el apartamento y a ver a su familia...y a dejar el pasado atrás.
Alex salió del apartamento a la húmeda mañana de julio. Mientras sacaba la maleta del coche de Harry e intentaba decidir cuál sería la mejor manera de devolver el vehículo, sonó el teléfono.
Miró el identificador de llamadas y soltó un gemido. Pero se suponía que ese día iba a dejar el pasado atrás, por lo que tendría que encargarse también de eso.
-Hola, Dougie -le saludó mientras hacía rodar su maleta por el asfalto caliente.
-¿Sólo hola? ¡Me has tenido muy preocupado! ¿Quién es el idiota que me amenazó y que te llamó «su mujer»? ¿Y qué quiso decir con eso?
No recordaba que ella había estado llorando histéricamente la noche anterior y estaba muy molesto por lo ocurrido. ¿Cómo había podido creerse enamorada de él alguna vez? Obviamente sólo habían sido estúpidas fantasías de jovencita sin experiencia con el otro sexo, embelleciendo sus recuerdos sobre él con pinceladas de color rosa.
Danny había tenido razón sobre eso.
-Sólo era alguien que no te molestará de nuevo.
-Sonó como un maldito bastardo. Yo sólo intentaba hablar contigo, y parecía como si fuera a meterse por el teléfono para estrangularme.
Eso, probablemente, era cierto, pero no había necesidad de meterle miedo a Dougie…
-¿Querías algo?
-He estado en Mánchester y Liverpool. Me invitaron a algunos programas de entrevistas...
-En las que seguiste afirmando que nos íbamos a casar. ¿En qué demonios estabas pensando?
-No te enfades, nena. Voy a estar en la ciudad unos días. ¿Podríamos quedar para almorzar? Es urgente. Tengo que hablar contigo. Por favor. Eres la única voz cuerda en mi alocada vida.
-Dougie, eres el único que tiene control sobre tu vida, yo no puedo hacer nada.
-Mira, no estoy tan seguro como tú de que eso sea cierto. Sólo quiero...,
Alex quiso negarse, y sabía que debería hacerlo, pero teniendo en cuenta la llamada de la noche anterior y la de ahora, no pensaba que fuera a conseguir nada hablando por teléfono.
Soltó un suspiro.
-A la una.
-Genial. ¡Gracias!
Quedaron en un pequeño restaurante con una enorme terraza. Haría calor, pero estarían a solas. Y podría, finalmente, cerrar ese capítulo de su vida.
Alex no necesitaba que se lo deletrearan; había captado el mensaje. Sorbió por la nariz mientras tomaba el desvío a la autopista y encendió la radio, resuelta a pensar en el futuro...sin tener que deshacerse en lágrimas de nuevo. Iba a tener un bebé. Iba a ser una buena madre, una buena enfermera y a vivir cerca de su familia. Sin duda, su padre y sus hermanos podrían el grito en el cielo cuando anunciara que iba a tener un hijo pero que no pensaba casarse. Eran muy anticuados. Pero lo superarían. Si insistían en que les revelara el nombre de quien le había dejado embarazada y no se había portado «bien con ella» para darle lo que se merecía, les diría que Harry le había propuesto matrimonio y que ella lo había rechazado. Tendrían que conformarse con eso. El que Danny fuera el padre del bebé no le incumbía a nadie.
Cuando estaba cerca de casa, llamó a Logan. No es que quisiera hablar con él, pero tenía que saber cómo estaba su padre y cuándo le darían el alta. Era mejor preguntarle a él que a Hunter que todavía se comportaba con la misma calidez de un glaciar.
Él respondió al primer timbrazo y le ladró:
-¿Alex?
Dios, le había aparecido su nombre en pantalla.
-Buenos días.
-¿Dónde estás?
-Estoy llegando a mi apartamento.
-¿De veras? ¿Por fin has recuperado la cordura y has abandonado a ese par?
No, había perdido la cordura del todo y arruinado la vida de dos hombres maravillosos, que jamás recuperaría.
-Se acabó. Yo le he puesto fin. Dejémoslo así.
Ya le hablaría más tarde sobre el bebé. Cuando se sintiera más fuerte. Cuando su padre estuviera mejor. No por teléfono. Ni desde luego, antes de encontrarse en condiciones de enfrentarse a ellos.
-Me alegra oírlo.
Su tono insinuaba que ella finalmente había hecho lo correcto, pero Alex no lo veía así. No. Se sentía fatal, y la actitud de Logan acabó con el poco control que le quedaba.
-¿Por qué? ¿Qué tenías contra ellos?
-Me tomas el pelo, ¿no? Tú, entre todas las personas, deberías de saber con exactitud por qué no querría que esos pervertidos bastardos estuvieran cerca de mi hermana. Me dan ganas de vomitar cada vez que pienso en las cosas que han podido hacerte... a la vez, sin duda. Las mismas que habrán hecho a docenas de...
-¿Pervertidas? -Oh, Logan siempre conocía la manera perfecta de inflamar su temperamento. Sabía que no debería de entrar a trapo, pero...-: Mira quién fue a hablar. Tú, que tienes que darle latigazos a una mujer y provocarle dolor para sentirte lo suficientemente hombre como para tener sexo con ella.
-Maldita sea -gruñó él-. Eso ha sido un golpe bajo. ¡Maldición! Y no tiene nada que ver con la reali... -aspiró profundamente-. Nos estamos desviando del tema. Lo importante es que los has dejado y no piensas volver con ellos.
Alex estaba más que dispuesta a seguir discutiendo, pero resolvió que aquel golpe a la vida sexual de su hermano había sido tan bajo como el de él. Y en ambos casos, innecesario. Su temperamento se aplacó. Tras el arrebato de cólera, se sentía cansada y desolada.
-Exacto.
Alex aparcó el coche y recogió el correo del buzón.
-Lo siento -masculló finalmente Logan-. Sé que ya eres adulta. Y todo cometemos errores. Intentaré dejar de ser un plasta.
-Gracias. Yo también lo siento. ¿Cómo está papá? ¿Cuándo le dan el alta? -Lo preguntó mientras entraba en el apartamento. Olía a cerrado. A pesar de que esa mañana hacía bochorno, abrió algunas ventanas para ventilar las habitaciones.
-Al parecer, mañana. Hoy conoceremos el resto de los resultados y sabremos con exactitud cuál es su estado. -Logan se interrumpió-. Papá querrá verte.
-Ahora que el psicópata que puso la bomba está entre rejas, podré ir a verle sin problemas.
-No sé hasta cuándo podrán retener a ese loco. Su nombre es Ronald Fusco Jr.. Papá ayudó a encarcelarlo hace más de diez años. Ronny no hace más que decir que él no puso la bomba. No hay pruebas que lo relacionen con ella. Hay indicios de que amenazó a papá, pero nada más.
La alarma atravesó a Alex.
-¿Y la policía qué piensa? ¿Aún cree que él puso la bomba?
-Depende de con quien hables. Además, no importa lo que piensen, sólo lo que puedan probar. Ahora mismo, no tienen suficientes pruebas para acusarlo, así que mucho menos para llevarlo a juicio. Acabarán dejándolo en libertad.
-Maldición...¿y tú que opinas? ¿Fue él?
-Puede que sí, puede que no. Pero mi instinto me dice que no fue cosa suya.
-¿Así que aún puede haber un psicópata suelto por ahí detrás de papá?
-O de ti. Mientras estabas en el pantano recibimos un par de llamadas en la habitación de papá de un tipo que preguntaba dónde podía localizarte. Siempre utilizó números ocultos imposibles de rastrear y no hablaba demasiado tiempo. Nunca supe si se trataba de un periodista o de un criminal.
Alex frunció el ceño. Lo más probable era que Logan estuviera reaccionando de manera exagerada. Tenía que ser alguien de la prensa intentando obtener una primicia sobre su relación con Dougie, que ahora mismo parecía como cosa de otra vida. Había asumido que las llamadas perdidas y los mensajes anónimos a su móvil eran también de gente de la prensa.
-No tengo enemigos.
-Que tú sepas.
Cierto. Alex suspiró. Pero era algo improbable. Tenía que ser la maldita prensa que no sabía cuándo poner fin a una historia.
-¿Puedes acompañarme al hospital por si acaso?
-Sí. Dime a qué hora. Podría a las... -Logan vaciló-. ¿Te encuentras bien? Suenas como si estuvieras hecha una mierda.
Así era como se sentía.
-Estoy algo cansada. Los dos últimos días han sido muy difíciles. Necesito un poco de espacio y descansar. Me pondré bien. -O eso esperaba.
-De acuerdo. -Parecía como si Logan no la creyese en lo más mínimo, pero a Alex no le importó.
-Llámame más tarde.
-Lo haré.
Después de cortar la llamada, Alex hojeó el correo. Mucha publicidad, unas cuantas facturas sin pagar. Ese mismo día, llamaría al gerente del restaurante donde había trabajado de camarera durante el curso y le convencería de que le devolviera el empleo para poder pagar dichas facturas. Ahora mismo, no podía encarar el futuro.
Otro sobre llamó su atención. Era de la Universidad Estatal de Tejas. Los resultados de sus exámenes. Dios, ¿habría aprobado? Temblando, abrió el sobre y leyó la carta. Se sintió inundada de alivio. Había aprobado con nota alta. Exhaló un suspiro de alivio. Todos sus esfuerzos habían merecido la pena, y había una cosa menos de la que preocuparse. Ahora, su bebé y ella tenían el porvenir asegurado. Sin duda
Harry y su familia también querrían ayudarla. Pero ella preferiría no tener que depender de ellos, sobre todo después de la reacción de Danny, que suponía que haría como si ella no existiera. Sólo de pensarlo, sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas, pero se negó a derramarlas. Ya había llorado bastante. Hoy se dedicaría a arreglar el apartamento y a ver a su familia...y a dejar el pasado atrás.
Alex salió del apartamento a la húmeda mañana de julio. Mientras sacaba la maleta del coche de Harry e intentaba decidir cuál sería la mejor manera de devolver el vehículo, sonó el teléfono.
Miró el identificador de llamadas y soltó un gemido. Pero se suponía que ese día iba a dejar el pasado atrás, por lo que tendría que encargarse también de eso.
-Hola, Dougie -le saludó mientras hacía rodar su maleta por el asfalto caliente.
-¿Sólo hola? ¡Me has tenido muy preocupado! ¿Quién es el idiota que me amenazó y que te llamó «su mujer»? ¿Y qué quiso decir con eso?
No recordaba que ella había estado llorando histéricamente la noche anterior y estaba muy molesto por lo ocurrido. ¿Cómo había podido creerse enamorada de él alguna vez? Obviamente sólo habían sido estúpidas fantasías de jovencita sin experiencia con el otro sexo, embelleciendo sus recuerdos sobre él con pinceladas de color rosa.
Danny había tenido razón sobre eso.
-Sólo era alguien que no te molestará de nuevo.
-Sonó como un maldito bastardo. Yo sólo intentaba hablar contigo, y parecía como si fuera a meterse por el teléfono para estrangularme.
Eso, probablemente, era cierto, pero no había necesidad de meterle miedo a Dougie…
-¿Querías algo?
-He estado en Mánchester y Liverpool. Me invitaron a algunos programas de entrevistas...
-En las que seguiste afirmando que nos íbamos a casar. ¿En qué demonios estabas pensando?
-No te enfades, nena. Voy a estar en la ciudad unos días. ¿Podríamos quedar para almorzar? Es urgente. Tengo que hablar contigo. Por favor. Eres la única voz cuerda en mi alocada vida.
-Dougie, eres el único que tiene control sobre tu vida, yo no puedo hacer nada.
-Mira, no estoy tan seguro como tú de que eso sea cierto. Sólo quiero...,
Alex quiso negarse, y sabía que debería hacerlo, pero teniendo en cuenta la llamada de la noche anterior y la de ahora, no pensaba que fuera a conseguir nada hablando por teléfono.
Soltó un suspiro.
-A la una.
-Genial. ¡Gracias!
Quedaron en un pequeño restaurante con una enorme terraza. Haría calor, pero estarían a solas. Y podría, finalmente, cerrar ese capítulo de su vida.
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Capítulo 1 de 4
Diosssssssssssssss ha estado genial ! Gracias por subir ! :D
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