viernes, 20 de julio de 2012

Capítulo 38



-Tengo que poner fin a todo esto.

-No.

-Pero...

-No.

-Maldita sea, ¿por qué no?

-Nos hemos esforzado mucho para protegerte. Dougie se ha hecho su propia cama. Ya tuve que ver una vez cómo te ibas con él, y luego no pudo hacer que lo nuestro funcionara. No vas a arriesgar tu vida para sacar a ese estúpido asno del lío en que se ha metido.

-Pero...

-¿Quieres volver con él?

Maldición. Sabía cómo acorralarla con sólo unas palabras.

-No.

Danny le lanzó una mirada con aquellos salvajes ojos azules que ella no pudo descifrar.

-¿Quieres estar con Harry y conmigo?

-No me gusta tener que ocultarme en medio de la nada y tener que estar lejos de mi padre.

-Responde a la pregunta.

¿Estaba Danny preguntándole si era feliz y quería quedarse con su hermano y con él? La respuesta parecía importante para él. Contuvo una sonrisa. La pregunta había sido casi... dulce. Había hecho que en el interior de Alex creciera la esperanza. Extendió el brazo hacia él y le puso una mano sobre el muslo.

-Sabes que sí.

El asintió con la cabeza como si con eso diera por finalizada la conversación.

-Entonces no vuelvas a mencionar a ese idiota jamás.

****

La semana siguiente transcurrió lentamente, a caballo entre los eufóricos encuentros en los brazos de Danny y Harry y el abatimiento por la falta de mejoría en la salud de su padre. La desaprobación de Hunter resonaba a través del teléfono cada vez que hablaba con él, empeorando su conflicto emocional.

Esa mañana, como si detectara su confusión y tristeza, Danny la había despertado con unos tiernos besos en el cuello y sus exigentes dedos dentro de su sexo. Harry había añadido su talentosa lengua en sus pezones y aquellas pinzas a las que parecía haber cogido tanto cariño.

Al cabo de unos minutos habían eliminado de su cabeza cualquier pensamiento que no fuera la necesidad de sentirlos en su interior. Como era natural, la habían complacido, llevándola de nuevo a unas alturas que ella apenas podía comprender. Ahora, después de que hubiera salido el sol, Harry le depositó un suave beso en la frente y salió de la cama en dirección a la ducha, dejándola sola con Danny. El enorme guerrero la estrechó contra su cuerpo; sus pieles húmedas se pegaron mientras respiraban al unísono.

Alex contuvo las ganas de llorar. No sabía si su padre mejoraría, ni si sus decisiones la distanciarían de su hermano mayor. Ni si alguna vez obtendría el amor de Danny. Allí en el pantano, parecía vivir en una burbuja. Nada era real. No existía ni el pasado ni el futuro, sólo el presente, hasta que algo ocurriera, hasta que su padre se recuperara o hasta que pillaran al idiota que había puesto la bomba.

-¿Alex? -Danny la acarició la espalda con la ancha palma de su mano. Era su manera de preguntar si estaba bien.

Ella a su vez, quería preguntarle si la amaba. Pero sabía que no debía. No estaba segura de querer saber la respuesta. Danny la deseaba. Tenía que conformarse por el momento. Los dos hombres la acariciaban a todas horas, la sentaban en sus regazos, la besaban. Se acostaban con ella tres o cuatro veces al día. Era un milagro que no se hubiera vuelto loca a base de orgasmos. Pero no se quejaba, a pesar de no saber qué sentía Danny por ella. Jamás había dicho una palabra, y ella seguía sin conocer aquel pasado que pesaba sobre él como una losa.

-Estoy bien -mintió. ¿Qué otra cosa podía decir?

Él cambió de postura y rodó de lado para mirarla a la cara. Dios, era muy guapo. No era perfecto, pero se acercaba. La pequeña curva de la nariz le decía que se la había roto alguna vez. Pero aquellos ojos, aquella piel, el corte de su cabellera sólo acentuaba los duros rasgos ingleses que gritaban ¡macho! ¿Qué haría si ella no era más que un buen polvo para él?

-Estás demasiado tensa para estar bien. -Le deslizó una mano por el vientre, hacia su sexo-. ¿Necesitas correrte de nuevo, gatita?

Alex le agarró de la muñeca para detenerla. Dios sabía que él podía llevarla el orgasmo de nuevo. Pero no hacía el amor con ella a solas. Y no le contaba nada sobre sus sentimientos, si es que tenía alguno. Harry insistía en que Danny la amaba, pero ¿quién podía asegurarlo?

-No sigas. -Se apartó de él y se dispuso a levantarse.

Danny le rodeó la cintura con uno de sus musculosos brazos y la atrajo hacia él de nuevo.

-¿Quieres volver a llamar a Logan para saber cómo está tu padre?

-Apenas son las seis de la mañana. Ni siquiera estarán aún en el hospital. Estoy preocupada por papá, pero no hay nada que pueda hacer por él en este momento.

-Entonces cuéntame por qué demonios pareces a punto de echarte a llorar.

«¿Es que no se daba cuenta?». Alex se retorció bajo él, pero era difícil liberarse. Él era tan fuerte como el hierro. Maldita sea, no estaba ocultando sus sentimientos demasiado bien. Y si no escapaba, iba a perder el control y hacer algo estúpido, como decirle a aquel hombre que lo amaba.

-¿No crees que tengo motivos para echarme a llorar?

-Sí. Pero no es lo habitual en ti. ¿Qué te pasa?

Desesperada, Alex intentó liberarse. Él la sujetó como un campeón de pesos pesados. Ella apenas pudo contener un grito de frustración.

-¿Qué demonios quieres de mí? ¿Qué te abra mi corazón? No veo que tú estés ansioso de hacer lo mismo conmigo.

-Vayamos por partes, gatita. Habla conmigo.

-Bien, pues allá voy: no sé si esto significa algo para ti -dijo ella señalando la cama-. Y cada día, yo te abro mi corazón y mi cuerpo, esperando que te des cuenta de que ¡te amo!

En cuanto soltó las palabras, se puso las manos en la boca, deseando no haberlas dicho. Encima de ella, él se puso rígido y entornó los ojos.

-Hace sólo unas semanas, amabas a Dougie Poynter.

-Hace unas semanas pensaba que lo que sentía por él era amor, ahora conozco la diferencia. Pero no te preocupes, sé que tienes un horrible pasado que te mantiene alejado de mí. Que me protegerás y...

-Yo también te amo.

La sorpresa atravesó su cuerpo como el voltaje de un cable eléctrico, seguida de un estallido de alegría. ¿Había oído bien?

-¿Qué?

Él suspiró, le retiró el pelo de la cara, se inclinó hacia delante y la besó suavemente. Alex estaba a punto de echarse a llorar.

-Te amo. Ojalá fuera... un hombre mejor para ti. Pero mi vida personal y mi mente... están jodidas. Algunas veces -Danny hizo una pausa y tragó saliva-, odio tener que compartirte.

Awwww, era la primera -y sorprendente- noticia que tenía al respecto. Alex parpadeó. Luego se lo quedó mirando. Él había deseado que Harry no estuviera en la cama con ellos. En secreto, ella había tenido el mismo deseo. Sentía muchísimo cariño por Harry, pero no amor.

-Entonces no lo hagas. Me encantaría estar sola contigo, sólo nosotros dos. Por favor.

Danny soltó un largo suspiro tembloroso.

-No puedo. Ésta es la única forma en que puedo estar contigo.

«Pero ¿por qué?». Alex se mordió el interior de la mejilla. Quizá... si ella trataba el tema con cautela, él se decidiera a revelarle su secreto. Y por fin sabría qué era lo que le impedía estar a solas con ella.

-Si pudieras decirme por qué...

-Eso no cambiaría nada.

-Puede que te equivoques. Los dos estamos aceptando esta situación por una razón que no entiendo. Es posible que si habláramos de ello...

-Es complicado, y jugar a los psiquiatras no va a cambiar las cosas. Por el momento... no tengo otra opción. -El se encogió de hombros como si no tuviera importancia, pero la angustia que se reflejaba en su ceño, le decía que le importaba y mucho-. Tómalo o déjalo. Es elección tuya.

Así que ésas teníamos. O lo tomaba o lo dejaba. No iba abrirse a ella. Su pasado no era un tema a debatir. Danny la dejaba fuera.

Alex le dio la espalda, tras rodar sobre sí misma. Resistió el impulso de hacerse un ovillo y echarse a llorar. Tocar el cielo para luego bajar al infierno. Danny la amaba, pero no confiaba en ella. No podía -o no quería-dejar de compartirla con su hermano. Ninguno de los dos se movió, ella podía sentir la mirada de él clavada en su espalda. Fue un momento doloroso. Alex no tenía ni idea de qué decir o qué hacer. El sonido estridente del teléfono rompió el tenso silencio entre ellos. Sin embargo, siguieron sin moverse.

-¿Por qué no responde nadie? -Harry sonó molesto cuando cruzó el suelo de la cocina con los pies húmedos y una toalla alrededor de su cintura-. ¿Diga?

Hizo una pausa, escuchó y asintió. Mientras, Alex observaba sus húmedos mechones de su pelo y fuerte anchura de sus hombros. Finalmente Harry se giró. Alex se incorporó y lo miró por encima de Danny.

-Es para ti, cariño. Es Logan.

Asintiendo con la cabeza, ella decidió levantarse de la cama completamente desnuda mientras ambos la miraban. Si Danny tenía intención de seguir compartiéndola, entonces ella no tenía nada que ocultar. Ya habían visto, acariciado y saboreado todo lo que había. Por el rabillo del ojo, vio cómo Danny se inclinaba y recogía la corta bata blanca. Se la lanzó al vuelo. Con una mirada acusadora, Alex dejó que se cayera a sus pies.

-¿Para qué molestarse?

Danny torció el gesto. Alex no sintió ni el más leve triunfo. No sentía más que desesperación cuando agarró el teléfono.

-Dime, Logan.

-Hola. Tengo buenas noticias, hermanita. ¡Papá está consciente! Y en perfecto estado.

Otra oleada de júbilo la recorrió. Pero ésta era mejor. La llevaba de vuelta al cielo. Algo debió de reflejarse en su rostro porque Harry corrió a su lado y le cogió la mano. Danny se acercó lentamente, y se cernió sobre ella.

-¿Cuándo? -preguntó ella.

-Hace unos veinte minutos. Hoy van a hacerle más pruebas. Pero si todo va bien, pueden darle el alta en unos días.

-Oh, Dios mío...eso es genial. -Alex apenas podía contener las lágrimas de alegría-Es asombroso Estoy tan...Dios, gracias por llamarme. ¿Puedo hablar con él?

-Acaban de bajarlo para hacerle un TAC, pero en unas horas estará aquí. Te volveremos a llamar entonces.

-No puedo esperar. Me siento tan emocionada...-sollozó en el teléfono.

-Espera, hermanita. No llores. Hay más.
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