-Tengo que poner fin a todo esto.
-No.
-Pero...
-No.
-Maldita sea, ¿por qué no?
-Nos hemos esforzado mucho para protegerte. Dougie
se ha hecho su propia cama. Ya tuve que ver una vez cómo te ibas con él, y
luego no pudo hacer que lo nuestro funcionara. No vas a arriesgar tu vida para
sacar a ese estúpido asno del lío en que se ha metido.
-Pero...
-¿Quieres volver con él?
Maldición. Sabía cómo acorralarla con sólo unas
palabras.
-No.
Danny le lanzó una mirada con aquellos salvajes
ojos azules que ella no pudo descifrar.
-¿Quieres estar con Harry y conmigo?
-No me gusta tener que ocultarme en medio de la
nada y tener que estar lejos de mi padre.
-Responde a la pregunta.
¿Estaba Danny preguntándole si era feliz y quería
quedarse con su hermano y con él? La respuesta parecía importante para él.
Contuvo una sonrisa. La pregunta había sido casi... dulce. Había hecho que en
el interior de Alex creciera la esperanza. Extendió el brazo hacia él y le puso
una mano sobre el muslo.
-Sabes que sí.
El asintió con la cabeza como si con eso diera por
finalizada la conversación.
-Entonces no vuelvas a mencionar a ese idiota
jamás.
****
La semana siguiente transcurrió lentamente, a
caballo entre los eufóricos encuentros en los brazos de Danny y Harry y el
abatimiento por la falta de mejoría en la salud de su padre. La desaprobación
de Hunter resonaba a través del teléfono cada vez que hablaba con él,
empeorando su conflicto emocional.
Esa mañana, como si detectara su confusión y
tristeza, Danny la había despertado con unos tiernos besos en el cuello y sus
exigentes dedos dentro de su sexo. Harry había añadido su talentosa lengua en
sus pezones y aquellas pinzas a las que parecía haber cogido tanto cariño.
Al cabo de unos minutos habían eliminado de su
cabeza cualquier pensamiento que no fuera la necesidad de sentirlos en su
interior. Como era natural, la habían complacido, llevándola de nuevo a unas
alturas que ella apenas podía comprender. Ahora, después de que hubiera salido
el sol, Harry le depositó un suave beso en la frente y salió de la cama en
dirección a la ducha, dejándola sola con Danny. El enorme guerrero la estrechó
contra su cuerpo; sus pieles húmedas se pegaron mientras respiraban al unísono.
Alex contuvo las ganas de llorar. No sabía si su
padre mejoraría, ni si sus decisiones la distanciarían de su hermano mayor. Ni
si alguna vez obtendría el amor de Danny. Allí en el pantano, parecía vivir en
una burbuja. Nada era real. No existía ni el pasado ni el futuro, sólo el
presente, hasta que algo ocurriera, hasta que su padre se recuperara o hasta
que pillaran al idiota que había puesto la bomba.
-¿Alex? -Danny la acarició la espalda con la ancha
palma de su mano. Era su manera de preguntar si estaba bien.
Ella a su vez, quería preguntarle si la amaba.
Pero sabía que no debía. No estaba segura de querer saber la respuesta. Danny
la deseaba. Tenía que conformarse por el momento. Los dos hombres la
acariciaban a todas horas, la sentaban en sus regazos, la besaban. Se acostaban
con ella tres o cuatro veces al día. Era un milagro que no se hubiera vuelto
loca a base de orgasmos. Pero no se quejaba, a pesar de no saber qué sentía Danny
por ella. Jamás había dicho una palabra, y ella seguía sin conocer aquel pasado
que pesaba sobre él como una losa.
-Estoy bien -mintió. ¿Qué otra cosa podía decir?
Él cambió de postura y rodó de lado para mirarla a
la cara. Dios, era muy guapo. No era perfecto, pero se acercaba. La pequeña
curva de la nariz le decía que se la había roto alguna vez. Pero aquellos ojos,
aquella piel, el corte de su cabellera sólo acentuaba los duros rasgos ingleses
que gritaban ¡macho! ¿Qué haría si ella no era más que un buen polvo para él?
-Estás demasiado tensa para estar bien. -Le deslizó
una mano por el vientre, hacia su sexo-. ¿Necesitas correrte de nuevo, gatita?
Alex le agarró de la muñeca para detenerla. Dios
sabía que él podía llevarla el orgasmo de nuevo. Pero no hacía el amor con ella
a solas. Y no le contaba nada sobre sus sentimientos, si es que tenía alguno. Harry
insistía en que Danny la amaba, pero ¿quién podía asegurarlo?
-No sigas. -Se apartó de él y se dispuso a
levantarse.
Danny le rodeó la cintura con uno de sus
musculosos brazos y la atrajo hacia él de nuevo.
-¿Quieres volver a llamar a Logan para saber cómo
está tu padre?
-Apenas son las seis de la mañana. Ni siquiera
estarán aún en el hospital. Estoy preocupada por papá, pero no hay nada que
pueda hacer por él en este momento.
-Entonces cuéntame por qué demonios pareces a
punto de echarte a llorar.
«¿Es que no se daba cuenta?». Alex se retorció
bajo él, pero era difícil liberarse. Él era tan fuerte como el hierro. Maldita
sea, no estaba ocultando sus sentimientos demasiado bien. Y si no escapaba, iba
a perder el control y hacer algo estúpido, como decirle a aquel hombre que lo
amaba.
-¿No crees que tengo motivos para echarme a
llorar?
-Sí. Pero no es lo habitual en ti. ¿Qué te pasa?
Desesperada, Alex intentó liberarse. Él la sujetó
como un campeón de pesos pesados. Ella apenas pudo contener un grito de
frustración.
-¿Qué demonios quieres de mí? ¿Qué te abra mi
corazón? No veo que tú estés ansioso de hacer lo mismo conmigo.
-Vayamos por partes, gatita. Habla conmigo.
-Bien, pues allá voy: no sé si esto significa algo
para ti -dijo ella señalando la cama-. Y cada día, yo te abro mi corazón y mi
cuerpo, esperando que te des cuenta de que ¡te amo!
En cuanto soltó las palabras, se puso las manos en
la boca, deseando no haberlas dicho. Encima de ella, él se puso rígido y
entornó los ojos.
-Hace sólo unas semanas, amabas a Dougie Poynter.
-Hace unas semanas pensaba que lo que sentía por
él era amor, ahora conozco la diferencia. Pero no te preocupes, sé que tienes
un horrible pasado que te mantiene alejado de mí. Que me protegerás y...
-Yo también te amo.
La sorpresa atravesó su cuerpo como el voltaje de
un cable eléctrico, seguida de un estallido de alegría. ¿Había oído bien?
-¿Qué?
Él suspiró, le retiró el pelo de la cara, se
inclinó hacia delante y la besó suavemente. Alex estaba a punto de echarse a
llorar.
-Te amo. Ojalá fuera... un hombre mejor para ti.
Pero mi vida personal y mi mente... están jodidas. Algunas veces -Danny hizo
una pausa y tragó saliva-, odio tener que compartirte.
Awwww, era la primera -y sorprendente- noticia que
tenía al respecto. Alex parpadeó. Luego se lo quedó mirando. Él había deseado
que Harry no estuviera en la cama con ellos. En secreto, ella había tenido el
mismo deseo. Sentía muchísimo cariño por Harry, pero no amor.
-Entonces no lo hagas. Me encantaría estar sola
contigo, sólo nosotros dos. Por favor.
Danny soltó un largo suspiro tembloroso.
-No puedo. Ésta es la única forma en que puedo
estar contigo.
«Pero ¿por qué?». Alex se mordió el interior de la
mejilla. Quizá... si ella trataba el tema con cautela, él se decidiera a
revelarle su secreto. Y por fin sabría qué era lo que le impedía estar a solas
con ella.
-Si pudieras decirme por qué...
-Eso no cambiaría nada.
-Puede que te equivoques. Los dos estamos aceptando
esta situación por una razón que no entiendo. Es posible que si habláramos de
ello...
-Es complicado, y jugar a los psiquiatras no va a
cambiar las cosas. Por el momento... no tengo otra opción. -El se encogió de
hombros como si no tuviera importancia, pero la angustia que se reflejaba en su
ceño, le decía que le importaba y mucho-. Tómalo o déjalo. Es elección tuya.
Así que ésas teníamos. O lo tomaba o lo dejaba. No
iba abrirse a ella. Su pasado no era un tema a debatir. Danny la dejaba fuera.
Alex le dio la espalda, tras rodar sobre sí misma.
Resistió el impulso de hacerse un ovillo y echarse a llorar. Tocar el cielo
para luego bajar al infierno. Danny la amaba, pero no confiaba en ella. No
podía -o no quería-dejar de compartirla con su hermano. Ninguno de los dos se
movió, ella podía sentir la mirada de él clavada en su espalda. Fue un momento
doloroso. Alex no tenía ni idea de qué decir o qué hacer. El sonido estridente
del teléfono rompió el tenso silencio entre ellos. Sin embargo, siguieron sin
moverse.
-¿Por qué no responde nadie? -Harry sonó molesto
cuando cruzó el suelo de la cocina con los pies húmedos y una toalla alrededor
de su cintura-. ¿Diga?
Hizo una pausa, escuchó y asintió. Mientras, Alex observaba
sus húmedos mechones de su pelo y fuerte anchura de sus hombros. Finalmente Harry
se giró. Alex se incorporó y lo miró por encima de Danny.
-Es para ti, cariño. Es Logan.
Asintiendo con la cabeza, ella decidió levantarse
de la cama completamente desnuda mientras ambos la miraban. Si Danny tenía
intención de seguir compartiéndola, entonces ella no tenía nada que ocultar. Ya
habían visto, acariciado y saboreado todo lo que había. Por el rabillo del ojo,
vio cómo Danny se inclinaba y recogía la corta bata blanca. Se la lanzó al
vuelo. Con una mirada acusadora, Alex dejó que se cayera a sus pies.
-¿Para qué molestarse?
Danny torció el gesto. Alex no sintió ni el más
leve triunfo. No sentía más que desesperación cuando agarró el teléfono.
-Dime, Logan.
-Hola. Tengo buenas noticias, hermanita. ¡Papá
está consciente! Y en perfecto estado.
Otra oleada de júbilo la recorrió. Pero ésta era
mejor. La llevaba de vuelta al cielo. Algo debió de reflejarse en su rostro
porque Harry corrió a su lado y le cogió la mano. Danny se acercó lentamente, y
se cernió sobre ella.
-¿Cuándo? -preguntó ella.
-Hace unos veinte minutos. Hoy van a hacerle más
pruebas. Pero si todo va bien, pueden darle el alta en unos días.
-Oh, Dios mío...eso es genial. -Alex apenas podía
contener las lágrimas de alegría-Es asombroso Estoy tan...Dios, gracias por llamarme.
¿Puedo hablar con él?
-Acaban de bajarlo para hacerle un TAC, pero en
unas horas estará aquí. Te volveremos a llamar entonces.
-No puedo esperar. Me siento tan
emocionada...-sollozó en el teléfono.
-Espera, hermanita. No llores. Hay más.
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1 de 4 :)
MARATÓN!!!! Guay! :)
ResponderEliminarME encanta <33
kjubgñiuyvlgcoytcvtuy ya nos tenian abandonadas :S
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